domingo, 29 de julio de 2007

XIV PRUEBA DE FONDO "LAS GABIAS"

De Las Gabias sabemos dos cosas básicas: que es una ciudad emergente gracias a su cercanía con la capital granadina; y que posee un torreón de la época nazarí granadina, tal y como se puede contemplar en la foto adjunta. Asimismo, siempre ha sido un municipio que ha cuidado el deporte y uno de los primeros en acometer la instalación de césped artificial en su estadio y en poseer un campo de golf, alejado de tintes elitistas. No obstante, ayer -ver post justo debajo de éste-, no estuvo a la altura en la organización de la XIV prueba de fondo del Circuito de Diputación de Granada.
La prueba de Las Gabias estaba destinada a ser una de las pocas pruebas que no pensaba correr por varios motivos, siendo el principal la falta de días de entrenamiento por estas fechas y las vacaciones que siempre te alejan de hábitos de entrenamiento, principalmente, si estas en otros lugares, alejado de la rutina de correr. Creo que tan sólo en una ocasión opté por dejar unas zapatillas en el coche por si me era posible correr estando visitando otros lugares; y en un par de ocasiones corrí, las cuales recuerdo perfectamente: la primera de ellas fue por un misterioso paraje boscoso, por una vereda serpenteante que acababa justo y abruptamente en el Mar Cantábrico, en el Concello de Villaviciosa, en la comunidad asturiana; la segunda, un día ventoso y oscuro, muy cerca de Santillana del Mar, en Ubiarco, muy cerca, igualmente, del Mar Cantábrico. Pero fue un viaje largo y merecía la penar correr, al menos, un par de días. Desde entonces nunca he portado las zapatillas en ocasión alguna. Por tanto, hay que concluir que cuando viajas relajadamente sueles cambiar los hábitos: comes más, bebes más, si fumas (nunca ha sido mi caso), lo haces con mayor insistencia...en definitiva te alejas dialmetralmente del mundo correril, aunque tan sólo sea unos días. Además, sabía que llegaría a Granada apenas unas horas antes de la prueba y no estaría para demasiados envites, sobre todo si tenemos en cuenta que esta carrera se suele correr en torno a los 36 grados, por un circuito que no es típicamente llano.
Balance, recién adquirida y unos calcetines técnicos No obstante, existía la posibilidad de correr, así que la duda se despejó cuando estando en Madrid, practicamente ya saliendo por la M-40 para buscar la A-4 que nos condujera hacia Andalucía, llamó Emilio y hablamos casualmente de la prueba de Las Gabías. "Si te animas a debutar, llamamos a Paco y la corremos los tres al ritmo que marquéis vosotros", le dije, condicionándola a correr únicamente si optábamos por esa vía. Para mi sorpresa vi a Emilio receptivo, por lo que me convencí que en sus días de vacaciones algunos los ha dedicado a correr, algo que se confirmó cuando al verlo apareció con su pantaloneta técnica New Balance y los calcetines técnicos Reebok. Por tanto, el sábado por la mañana llamé a Paco y quedamos en correr.
Ir a correr sin la referencia de mis amigos no me apetecía por un motivo: no tendría referencias sosegadas; y sin esas referencias lo más probable es que intentara hacer una carrera más competitiva, algo que me llevaría a sufrir de lo lindo porque mi mente y mi cuerpo no estaban para tamaña aventura.
Así que solucionado el pequeño enigma, allí nos presentamos Paco, Emilio y yo, dispuestos a disfrutar la carrera, pero cada uno de los tres con distintas visiones de la misma: Emilio debutaba y por tanto denotaba tensión; Paco debería de asumir sus pocas sesiones de entrenamiento y lo mal que lo pasó -también a nivel psicológico- en la carrera de Dílar; por mi parte, la idea era más que otra cosa correr sin más y, de camino, acompañarlos. Sin embargo, siempre hay que afirmar que a pesar de que en tu fuero interno no te plantees "competir", siempre acabas dando más de lo que te proponías dar, porque correr en competición siempre es otra historia.
Comenzamos corriendo a ritmo bastante suave, algo obligado en esta carrera ante la aglomeración de corredores -algo menos de 400-, embutidos en unas calles demasiado estrechas, serpenteantes y en cuesta, hasta salir a la larga avenida que nos guiará a las afueras de la población, a través de lo que aún queda de Vega, pero que se va tornando poco a poco en urbanizaciones. Los primeros tres o cuatro kilómetros -no era fácil saberlo ya que no hubo ni una sóla indicación kilométrica- fuimos juntos Paco, Emilio y quien esto suscribe, pero Paco decidió ir más cómodo -el año pasado anduvo mejor que éste-, así que seguimos Emilio y yo a un ritmo suave. Sé por experiencia propia que correr por primera vez una carrera de competición te ofrece una perspectiva de sufrimiento y otra de euforia y creo que Emilio vivió ambas, a la que habría que añadir otro sentimiento de decepción al ver cómo en esta carrera no habían dispuesto camisetas, algo que a un debutante siempre le ilusiona.
En la salida ya me había comunicado Alberto Soria, preciso y exacto como siempre, que los metros serían 9.850 y que habían suprimido la dura cuesta de la parte final, por lo que el circuito a pesar de que aún es algo duro, se ablanda sensiblemente con relación al de 2006, si bien el termómetro es siempre el verdadero protagonista.
Voy muy cómodo acompañando a Emilio, si bien la media kilométrica final, en torno a 4m y 38s el kilómetro demostraría que el ritmo era bastante vivo. Pero ocurre que la tenue línea entre ir cómodo y no ir cómodo, en ocasiones, está en ir por encima o por debajo de 10 a 15 s, el kilómetro, los cuales suelen ser decisivos para acabar agotado o no.
Percibo que en ocasiones me siento más cómodo buscando un ritmo algo superior que cuando voy más lento por lo que en algunos momentos subo algo el ritmo, si bien no de manera importante para que Emilio y yo podamos ir juntos hasta la meta que era lo previsto. Sé sobremanera que comenzar a correr en competición necesita su tiempo; además soy "responsable" del debút de ese buen corredor que será en muy poco tiempo si persiste en el entrenamiento. Miro atrás pero Paco me hace gestos con la mano para que sigamos a nuestro ritmo; por tanto, decidimos seguir y que él vaya acomodándose a su ritmo propio. En una carrera ese acto individual es lo más importante; además no hay que olvidar que estamos a final de julio y con 36 grados de temperatura, en la Vega granadina, muy calurosa durante el día, si bien fresca en las horas nocturnas.
Observo que los corredores que nos rodean sufren de manera ostensible, ya que con independencia del estado de forma de cada uno, la sensación térmica para todos es poco llevadera y existe un fuerte revés psicológico provocado por el calor. No obstante, este tipo de carreras son cortas y cuando el sufrimiento comienza a aparecer a medida que van sumándose kilómetros, ya apenas queda nada para acabar, algo que había que ir calculando intuitiva en función de los tiempos individuales marcados, ante la apatía organizativa que no se digno ofrecer ni una sóla referencia kilométrica. Por tanto, la meta aparece pronto, sobre todo si se va cómodo. La larga avenida central de la población permite ver el arco de Cruzcampo y apetece un sprint. Animo a Emilio a entrar rápido, algo que él intenta y va consiguiendo, a pesar de que sus gestos son de bastante cansancio, si bien ha debutado con una magnífica nota, porque no es fácil correr la primera carrera a una media tan baja y en unas condiciones atmosféricas tan adversas, algo que ya consiguió Paco el año anterior. Éste llega poco después consciente de que debe de entrenar más, tal y como observo Paco Jr.
No hablaremos aquí más de otros aspectos que ya están sufucientemente tratados en el post que sigue a éste, pero siempre es agradable referirse a los amigos con los que hablamos y saludamos, que como siempre es una larga lista: del club: Manu, Fernando, José Antonio, notándose bastantes ausencias, algo normal en esta época. Además pudimos saludir a Victor, a Rafa Bootello, a Juan Carlos de Construcciones Otero, a Eduardo con el que compartimos un buen rato en la zona de refresco, a Mario y a sus inseparables amigos de carreras. No pude ver a Francis Tovar y Jose no acudió a esta carrera.
La próxima cita será en Motril, el 2 de septiembre. Nos esperarán los 21 kilómetros y 97 metros de una excelente media maratón, la cual será dura, si bien no por su terreno, pero sí por la humedad y el calor. Esperamos poder entrenar bien en agosto y poder participar con la mejor forma posible en una de las pruebas de las que más disfruté en la edición pasada, tanto por la organización como por la puesta en escena.

LA CARRERA DEL DESPROPÓSITO

Para hablar de la carrera de fondo de Las Gabias haré dos cosas: la primera cosa será ésta, es decir, destacar al margen de la crónica, que siempre elaboro, el despropósito de esta carrera en determinados aspectos organizativos, algo que está siendo habitual lamentameblemente en el Circuito de Diputación; la segunda cosa que haré, será la habitual: hacer la crónica, a partir de mañana, que ilustraré con alguna fotografía de consumo interno si me llega a tiempo y es posible subirlas. No obstante, para la reseña de hoy que tiene vocación de urgencia no habrá ni foto, ni dibujo alguno porque no lo merecería.
El primer despropósito -por comenzar por alguno- es la nula sensibilidad de "cobrar" dos miseros euros para poder correr, algo que muchos corredores de la guisa de la que van, lógicamente, no llevan y alguno que otro no ha podido correr con dórsal, o sencillamente, ha optado por no correr por no llegar esa calderilla judasiana. De hecho, para poder participar (me refiero a gente que no está inscrito en el circuito, no ha corrido nunca o corre ocasionalmente) era "imprescindible" pasar por caja, algo que ha retrasado mayúsculamente la salida. En mi caso particular, venían conmigo dos amigos que nos están inscritos en el circuito; uno de ellos -Paco- corre ocasionalmente y otro -Emilio- debutaba hoy con mala estrella por lo que se ve, y a punto estuvieron de no poder participar a no ser porque Paco Jr., tuvo que ir a buen ritmo a mi coche a por cuatro euros. Le hice la observación a Paco Sánchez Vargas, respondiéndome que los pueblos tienen que cobrar; y lo que ocurre es que algunos no cobran (bien por esos pueblos, entonces), además de que estaba anunciado en la página web, que como todos sabemos la consulta todo el mundo que no corre habitualmente, a diario.
Pero no veo mal que se abone algún dinero, a pesar de que ese criterio es contrario a la promoción de un deporte popular. Lo más ingrato y sorprendente es que, a la finalización, no exista el mínimo detalle de regalar alguna camiseta conmemorativa. En mi caso, y en el de otros corredores habituales, nos da más o menos igual - a no ser que sea técnica -, pero en el caso de gente que no corre habitualmente ese regalo se convierte en ilusionante, sobre todo para testificar que estuvieron corriendo allí esa tarde y con ese calor, y precisamente por su inhabitualidad en participar la camiseta se convierte en fiel testigo de su hazaña. Por tanto, la pregunta es por qué cobran 2 €?.
Las Gabias está en fiestas y el gasto debe ser alto en estas fechas y lo sé por experiencia, pero no me cabe duda que los fondos llegaran para cuestiones menos prosaicas; se abonarán sumas importantes a cantantes de moda y a orquestas jaleosas y animosas, pero no llegará para organizar correctamente una carrera de un Circuito que poco a poco -reconoscámoslo- va feneciendo si el nuevo Diputado de Deportes no insufla nueva sabia y nuevas perspectivas, además de un sistema de penalización que aleje del Circuito a los pueblos más apáticos y menos organizados, para intentar dar entrada a nuevos pueblos que, seguramente, llegarán con nuevos bríos, como probablemente ocurra con el caso de Santa Fé, que tras organizar con acierto y energía una carrera al margen del Circuito, este año ocupa la plaza que lamentablemente deja la Media Maratón de Granada. En mi bitácora particular yo ya amonestaría a tres pueblos o mancomunidades: Baza -por un trazar un recorrido nada atractivo y no ofrecer nada de alimento a la finalización de 21 duros kilómetros-, a la Mancomunidad del Río Dílar -particularmente a la población de Otura por su caos de tráfico que puso en peligro a algún corredor, como denuncié- y a Las Gabías - por lo que aquí estamos relatando-.
En el signo positivo destacaría a todos los demás, que hasta ahora están comportándose con responsabilidad y dedicación, poniendo como ejemplos, lógicamente aleatorios, el muy loable el esfuerzo que hizo -por ejemplo- Órgiva al cortar la carretera que le une con Lanjarón, que no olvidemos es una ruta turística de enorme envergadura; o el caso de Motril por su enorme dedicación y fastuosa bolsa ; o bien,la Mancomunidad de Municipios del Río Monachil -Gojar, La Zubia, Huetor Vega y Monachil- que organizan la carrera de La Amistad por su saber estar, saber hacer y su excelente bolsa, sin olvidar -como ya decía- al resto de los pueblos (Armilla, Albolote, Loja, Alhama, Mancomunidad de municipios del Valle de Lecrín, Huetor Tajar Almuñecar, y Guadix), que con luces y sombras, hasta ahora, están actuando con corrección, si bien - como en todo - no sabemos qué ocurrirá en las próximas carreras.
Por tanto, amigos y amigas corredores exijamos respeto y expresémonos con contundencia, al menos, en el cuestionario que nos suelen pasar a la finalización del circuito.
Mañana relataré la carrera netamente, sin entrar ya en valoraciones que han merecido, lamentablemente, un capítulo aparte por primera vez desde que escribo aquí.

lunes, 23 de julio de 2007

LITERATURA Y VIDA

"Hola:

Te saludo y te felicito por tu blog. Y de paso te mando un enlace al mío por si quieres ojearlo."

Este era el comentario que encontraba esta mañana en mi correo electrónico, dejado en el post dedicado a los circuitos para correr con historia, hecho por un amigo ¿corredor?. Como suelo hacer siempre que me envían una dirección de blog o página web, inmediatamente visito esa dirección electrónica. En esta ocasión, como ya ha ocurrido en otras, daba por sentado que se trataba de un blog de otro amigo corredor, de los muchos que habitamos en el espacio virtual. Pero mi sorpresa fue encontrar un blog totalmente literario, con reseñas hechas del libro publicado por este amigo bloguero, algo que obviamente evidencia que a veces mis textos ofrecen una estética literaria (algo que suele ocurrir cuando tengo la "vena" más literaria).

Pero no es nada extraño en alguien que adora correr y adora la literatura a partes iguales, hasta el punto que existe cierta fusión, o al menos es en lo que pensaba, y experimentaba, la tarde del sábado, cuando la luz vespertina ya ennegrecía y no existía apenas rastro estival, en este raro julio que padecemos, y este corredor corría a un ritmo bastante vivo por algún lugar indeterminado de la Vega, entre Valderrubio y Pinos Puente. La situación podría pasar por ser bastante literaria: las choperas mostraban una imagen más invernal que estival y una ligera brisa que ya iba tornándose ventosa no dejaba de mecer las frondosas hojas de esos imponentes y pacientes árboles que descuellan en la Vega. Ya había pasado el gran álamo negro -al menos Paco sostiene que es un álamo- que es posible contemplar, incluso, desde Geoogle Earth y este corredor se encontraba totalmente fusionado con el terreno, sus piernas, su corazón, su mente, mientras la música de Halloween que aportan una rara poesía metálica hacían el resto. Y todo eso es también literatura porque describe, al mismo tiempo que hace sensibles, los días, las horas y los minutos vividos. Quizá sea por ese tipo de apreciación literaria por lo que siempre me aporte mucho la literatura diseccionadora de Mann o de Böll, o sea tan descarnada la visión de la vida de los personajes de la excelente película "Las Horas", basada en el libro de Michael Cunnighan, que hace una excelente adaptación de la obra de Virginia Wolf, Mrs. Dalloway, con un Ed Harris inmenso en el papel de poeta maldito. Y será por todo eso por lo que esas horas vividas en clave literaria son, curiosamente, tan importantes para los que corremos habitualmente. De hecho, dedicar muchas horas de nuestra vida a correr sólo es comprensible si al hecho puramente físico se le adhieren otros tipos de elementos sensibles, siendo para mí uno de ellos el hálito literario, porque literatura es todo lo vivido aderezado siempre de excelentes sensaciones vitales. Algo muy similar a lo que ofrece la lectura de un buen libro.

jueves, 19 de julio de 2007

HABLEMOS HOY DE FÚTBOL

Aunque no es común en este blog, dedicado a nuestro mundo de corredores concienzudos -si bien hay que apostar por la heterogeneídad e introducirse en otras cosas-, hoy hablaré de fútbol, es decir, no tanto del deporte en sí como del fútbol-negocio, que es el tejemaneje lucrativo y mediático por el que se está caracterizando en los últimos años el deporte rey.
Para quienes habitáis en Granada y provincia conoceréis por los medios de comunicación todo ese contencioso con vocación de serpiente veraniega que se está montando en torno a la compra del Ciudad de Murcia, de segunda división por parte de Carlos Marsá, personaje muy conocido en Granada y dueño y señor del Granada 74, uno de los clubes de la ciudad, que en honor a la verdad más ha hecho - y está haciendo - por el fútbol de base.
Resulta que este señor ha pagado sobre 21 millones de euros -plusvalías generadas, al parecer, por la venta de parte de sus instalaciones deportivas en la zona norte de Granada, área de expansión urbanística muy importante en Granada- por la plaza de este equipo de la división de plata, con el fin de traer a Granada fútbol de calidad, algo de lo que adolece esta ciudad desde hace muchos años. Hay ciudad, hay historia futbolera, hay un gran estadio, hay un club - el Granada C. de F., que no levanta cabeza y que está en manos de los empresarios deportivos, urbanísticos y un largo etcétera, Sanz -; sin embargo, no es el equipo de la ciudad el que estará en segunda división sino "otro" de los club de la ciudad, con casi 34 años de historia. Pero el problema es que el equipo de gobierno del Consistorio granadino, con su alcalde a la cabeza -un alcalde que hasta ahora ha mostrado sentido común en bastantes cosas-, no quiere cederle el Campo Municipal de "Los Carmenes", lugar donde juega el Granada; donde también juega el otro equipo de la ciudad de tercera división, el Granada Atlético, propiedad de otro conocido promotor inmobiliario, y donde también ha jugado en tercera división el Granada 74. Sostiene el Alcalde que un acuerdo de pleno decidió que el campo no se cediera y el contencioso está ahora más que recrudecido, trascendiendo incluso la esfera deportiva. En Granada, de pocas cosas se habla ahora más que de este asunto -pasado el aluvión mediático de la Alhambra -, a tan sólo unas cuantas semanas para que comience la liga.
Como muchos sabéis, colaboro en prensa - muy particular en Ideal - y decidí avivar un poco más la llama en este asunto (ya que a quienes escribimos nos suele interesar casi todo lo que sea sustancioso y polémico) , dedicándole un artículo a Marsá, que ha sido publicado hoy en Ideal. Por tanto, para que podáis profundizar algo más en este asunto, os pongo el enlace, sobre todo, si no habitáis en Granada y no es posible que tengáis acceso al periódico Ideal en papel, medio en el que siempre se saborea más lo escrito.
Podéis pinchar aquí: MARSÁ

lunes, 16 de julio de 2007

RUTAS PARA CORRER, CON HISTORIA.

Cuando en los albores del invierno pasado, hace ahora casi nueve meses, cambié de domicilio, dentro de la propia capital granadina, una de las cosas que más me inquietaban era la incertidumbre acerca de qué rutas encontrar en la nueva zona. Era consciente que abandonaba una de las zonas predilectas por los corredores granadinos, situada en la zona sur de la capital, el Camino de la Fuente de la Bicha, que siguiendo el cauce del Genil se agota en la frondosa y fresca localidad de Pinos Genil, ya en la vertiente sur de Sierra Nevada.
No obstante, en los comentarios previos y posteriores a las carreras, algunos compañeros del club Esquí Atletismo Caja Rural, me comentaron que por la nueva zona en la que iba a residir se encontraba una buena ruta que surge desde Granada y se pierde en los confines de la Vega, hasta llegar directamente a la localidad de Atarfe. Así que un día, tras titubear por algunos caminos sin salida, localicé esta ruta, sintiendo verdadera emoción al comprobar que los pueblos que se iban acercando a mi vista era muy conocidos: Albolote, Atarfe, y al otro lado de Sierra Elvira, Pinos Puente, mi lugar de nacimiento. Así que ese día, he de decir que llegué a casa hartamente satisfecho y relajado al comprobar que la magnífica ruta de La Bicha tenía su "after ego" particular. Y así ha sido hasta ahora, recorriendo esos caminos con lluvia, frío y calor.(PINCHAD EN LA FOTO DE GOOGLE EARTH PARA VER MÁS AGRANDADA)
No obstante, mi nueva dirección contaba con la ventaja de estar aún más cerca de lugares para correr muy entrañables, a apenas 15 minutos en coche: la Vega de Pinos Puente y demás pueblos vecinos, tales como Fuente Vaqueros, Zujaira, Ánzola, Valderrubío...; sin olvidar la siempre dura ruta entre Pinos Puente y Caparacena, y la menos frecuentada entre Pinos Puente y Búcor y Cortijo de Enmedio, adentrándose en los Montes Orientales. Sin embargo, era muy importante contar con una ruta que pudiera hacerse sin coger el coche, es decir, partiendo y volviendo desde el mismo domicilio.
Y, curiosamente, no fue hasta hace unos días cuando descubrí que aquella extraña construcción que parecía ser un gran parque o una gran plaza, rodeada de las sempiternas y cotidianas construcciones de unifamiliares, tan habituales en la grandilocuente población de Atarfe, siempre en constante transformación, donde acababa mi ruta, para volver de nuevo a Granada, no era otra cosa que un espacio, además de esparcimiento ciudadano, dedicado a un suceso histórico sucedido en el siglo XV de nuestra era. El periódico Ideal rezaba así, con motivo de la inauguración de ese espacio con el que me topaba siempre que llegaba a la población atarfeña:
"Más de dos mil personas asistieron anoche a la ceremonia inaugural del Parque de la Higueruela de Atarfe, que el Ayuntamiento de la localidad ha levantado en el mismo sitio donde, según las crónicas de los historiadores, tuvo lugar la célebre Batalla de la Higueruela, el 1 de julio de 1431 y en la que las tropas cristianas del rey Juan II de Castilla derrotaron a las musulmanas que habitaban el reino nazarí de Granada. En esta batalla también murió el poeta juglar conocido como El Doncel de Sigüenza."

Conocía datos históricos de la batalla, celebrada en 1431 (contemplar el magnífico mural pintado por Nicolás Granello, en el S.XV, donde parecen vislumbrarse los primeros accidentes orográficos de Sierra Elvira), pero ignoraba que hubiera tenido lugar en aquel lugar en el que ponía fin a mi ruta y que supuso un punto de inflexión muy importante que catapultó el poder cristiano frente al musulmán, que sucumbió 61 años después ante el poderoso ejército de Isabel y Fernando.
Así que movido por la curiosidad y por contemplar aquel lugar con otros ojos, el domingo, con las piernas muy cansadas, volví a correr esa ruta que cuenta con unos 14 kilómetros -ida y vuelta- y que, además, de suponer un hito importantísimo en la historia de Al-andalus, ofrece un sabroso paisaje a los ojos del corredor, a pesar de lo, a veces, accidentado del camino.

viernes, 13 de julio de 2007

NARCISO Y GOLDMUNDO

Diversas tareas onerosas han hecho que la semana haya sido poco pródiga para este corredor. No ha sido posible dar un paso desde la calurosa y dura carrera de Fondo de la Mancomunidad del Río Dílar, tan accidentada en cuanto a organización. No obstante, más abajo de este post hablaremos algo de cómo encarará este corredor estos meses de exilio voluntario - es decir, negación total a buscar grandes aglomeraciones en playas y lugares turísticos, porque ya llegará septiembre con sus hojas casi caducas -.
Pero antes hablaremos de libros (como suelo decir a algunos de vosotros sufridos lectores, si no hablo demasiado de correr, siempre hablaré de libros, de cine, de música...). Y en esta ocasión vamos a hablar de un libro de juventud: Narciso y Goldmundo, del alemán Herman Hesse, Premio Nobel de Literatura en 1946 y autor de obras ya míticas tales como: Siddhartha, Demian o el Lobo estepario, tres de sus obras más conocidas. Sin embargo, siempre tuve especial inclinación por ésta que ahora parafraseamos, que no siendo de las más conocidas de este prolífico autor, versado en filosofía y religión oriental, sí que resulta una de las más estimulantes. Y referirme a esta obra viene a cuento por el comentario que el otro día me hacía Paco acerca del interés que mostró Paco Jr., por la obra de la que hablaba hace unos días: Opiniones de un payaso, del también germano Heinrich Böll, obra de título muy atractivo y sugestivo pero nada adecuada para un adolescente, dado que es una obra de madurez, de ambiente muy interior y diseccionadora del alma humana hasta límites casi nocivos y, por tanto, encuadrada más como una obra que hay que leer en la edad más adulta. Pero sí aconsejé la lectura de ésta de la fotografía, obra profunda y totalmente aderezada de gran literatura pero muy pensada para el publico joven que comienza a leer.
Narciso y Goldmundo son el eros y la intelectualidad; el alma y la mente. A través de estos dos amigos de la infancia el autor alemán hace todo un recorrido por las dos opciones de nuestra mismidad: el sentir y el pensar. Por todo eso, y por la forma en que se narra la vida de estos dos seres tan queridos entre ellos y a la vez tan distintos, es por lo que es grande esta obra que, además, ofrece una calidad literaria muy adecuada para alguien que comience a sumergirse en el mundo de la buena literatura. Pues nada, ahí queda, Paco Jr., esa reseña. No dudes en buscarla en las librerías porque su lectura más las horas dedicadas a correr tus seis kilómetros por la Vega te ofrecerán un excelente verano.

Pero ahora hablaremos de correr. Hablaremos de las excelentes sensaciones que dejaron el otro día en este corredor los kilómetros (más de 14) de la prueba de Gójar. Sensaciones que muestran un estado de forma que va saliendo del bache del maratón y que auguran unos buenos meses de entrenamiento más profundo y concienzudo del hecho hasta ahora, de cara a llegar en buena forma a las importantes citas de otoño y de invierno, comenzando por la aún estival Media Maratón de Motril.
En ese sentido, me pareció muy adecuado el plan que comentó Paco Montoro, alternando semanalmente cuestas con series o fartlek y días de tiradas más o menos largas -en función de la carrera a preparar-. Todo ese entrenamiento de calidad más las sesiones de estiramientos, abdominales y, si es posible algún deporte alternativo como nada o montar en bicicleta, seguramente provocarán en el corredor constante una mejora espectacular. No soy amigo de estrictas disciplinas -no lo fui con la preparación del maratón y no creo que lo sea jamás-, pero que duda cabe que la mejora siempre viene por la vía del entrenamiento de calidad. Tal y como me comentó Faucón, ya tienes el entrenamiento aeróbico hecho, ahora tienes que meter calidad. Y así será si las lesiones u otras cuestiones mayores no lo impiden. Iremos hablando de todo eso en los próximos días.

domingo, 8 de julio de 2007

XIX PRUEBA DE FONDO "RIO DILAR" (8/07/2007)

Este frondoso pueblo que se observa en la fotografía, ubicado en el Parque Natural de Sierra Nevada, con una altitud de 795 metros sobre el nivel del mar, 3673 habitantes (muchos de ellos foráneos) y a tan sólo 8 kilómetros de Granada, ha acogido hoy una de las pruebas más estivales del Circuito de Fondo de Diputación de Granada que, a pesar del periodo vacacional en el que nos encontramos casi todos, ha obtenido una respuesta numerosa de atletas, deseosos de sufrir por las aceradas cuestas que, en una proporción importante, han conformado el circuito que ha transcurrido por los municipios de Gójar, Ogíjares, Otura, y Dílar.
Pero hay que comenzar esta crónica con crítica para situar a ésta en el lugar que se merece y no aleatoriamente disuelta en todo este texto que, como bien saber el lector habitual, suele ser largo. Y la crítica debe ser rotunda, particularmente, en lo que respecta al paso por Otura, tanto a la entrada, por la población y a la salida, ya que no es admisible bajo ningún concepto que el corredor, ese "raris avis", que muestra una de las imágenes más sanas de una sociedad que no apuesta demasiado por los hábitos saludables, se vea envuelto en una peligrosa vorágine de coches domingueros dominicales, hasta el punto de vernos obligados a llevar a cabo un peligroso zig-zag- por la empinada carretera que une Otura con Dílar, sin que ninguna autoridad haga nada por evitarlo, al margen del siempre aplaudido trabajo de los voluntariosos miembros de Protección Civil y abnegación de voluntarios y Policía Local, a quienes nada les podemos objetar porque obedecen a un mandato superior.
El paso de la carrera por Otura daba a entender a los corredores que aquello estaba totalmente abandonado a la suerte de éstos, experimentando pocas veces este corredor esa sensación de caos organizativo. Probablemente en este pueblo del área metropolitana exista un desmesurado interés por construir sin límite y no queden fuerzas ni ganas para volcarse una vez al año, un domingo al año, por una carrera que da vértigo pensar que algún día comience en esta población. Por tanto, lo que tendría que hacer el Concejal o la Concejala de Deportes -si lo hubiera- no es otra cosa que dimitir, ya que su interés por el deporte no parece demasiado clara.
La lista de despropósitos ha sido má amplia: malas señalizaciones, caos en la entrega de la bolsa del corredor, entre otras cosas más o menos importantes. Capítulo aparte ha merecido de nuevo la incomprensible imprecisión en la medición de la prueba, con el agravante de que en ésta el último kilómetro y medio que faltaba pasaba, quizá, por ser el trazo más duro (la subida de Dílar a Gójar). No obstante, sí observé dedicación y atención en la parte de la organización correspondiente a Gójar, población a la que tal vez no se le puede pedir mucho más, dada la modestia presupuestaria - si bien no en lo referente a ese amplio elenco de sólidas urbanizaciones y casas de alto nivel económico -. Por cierto, ha sido acertado el disponer el campo de fútbol como aparcamiento, algo que no podría ser si este campo algún día dispusiera de césped, vorágine en la que están entrando ya la mayoría de las poblaciones.

Pero mi vorágine particular comenzó de nuevo en mi exacerbada confianza en no encontrar con dificultad los lugares de salida de las carreras, a pesar del efímero tiempo con el que salgo de mi domicilio. Confiado siempre en que llego a tiempo, algún día, sencillamente, no llegaré y veré al grupo de corredores desde la ventanilla del coche. Algo que ha estado a punto de ocurrir en esta calurosa mañana de domingo. De hecho, ya daba por fallida mi salida cuando me encontré casi de bruces con un coche del mismo color del mío; un Seat León que comenzaba su matrícula con la letra C y que hospedaba a un individuo mucho más despistado que un servidor buscando la salida por las enjutas calles de Gójar, sin escudriñar en lo más mínimo a corredor alguno calentando por los alrededores, símbolo ineludible en todas carreras, pero que en ésta brillaba por su ausencia. Conclusión: el atleta del coche descrito y servidor pocas opciones tendrían hoy de correr. ¿Pero quién era el atleta que mostraba un despiste similar al propio? No era otro que Paco, mi amigo de Pinos Puente que se presentó en la prueba para mi sorpresa, ya que no habíamos quedado previamente como en otras ocasiones. Al vernos ambos de esa guisa no pudimos evitar troncharnos de risa y de nuestra situación esperpéntica, faltando apenas 15 minutos y perdidos en un pueblo de menos de 4000 habitantes, buscando el lugar de salida de la prueba. Si grave fue mi situación, la suya lo era mucho más, toda vez que en su particular odisea, poco menos que venía del Valle de Lecrín buscando esa población denominada Gójar y que "me sonaba que estaba por la carretera de la Costa". De modo que entre saludos y mucho cachondeo tuve un atisbo de brillantez, a modo de última oportunidad posible: llamaría a José, a ver si a estas horas aún llevaba el móvil. "José, ¿ de dónde salimos ?. Me he perdido." Mi amigo del club Deportes Olimpo, me indicó que siguiera en dirección campo de fútbol y cementerio, en la parte alta de la población. A los pocos minutos, tras preguntar a algún que otro ciudadano ajeno a carrera alguna, una amable anciana nos indicó que siguiéramos "to parriba". En fin, parece ser que algunas opciones quedaban de correr, a pesar que faltaban apenas siete un ocho minutos para que diera comienzo la prueba. Por eso celebraba antes que el aparcamiento fuera tan amplio y tan cercano. De lo contrario, adiós carrera. Como bien me decía Francis Tovar al final de la carrera, al que Jose le había comentado mi situación: José Antonio, ¿por qué apuras tanto¡ Y efectivamente, Francis, campeón actual de España en Maratón, dentro de su categoría, puso el dedo en la llaga: mi problema es que apuro mucho las salidas. Ya me ocurrió en Almería y me ha ocurrido en alguna ocasión más. Sin embargo, he de reconocer que hoy acudí a esta prueba con la relajación del que apenas entrena, viviendo aún de las rentas del prolongado descanso tras la maratón de Madrid. Sin embargo, mis sensaciones de esta mañana no eran fáciles de explicar: tenía ganas de correr, pero no las tenía de competir, pudiendo ser ese el motivo que hiciera que a las nueve y veinte de la mañana aún no hubiera cogido el coche para salir para Gójar, a pesar de nulo tráfico, propio de una mañana de domingo, por la sufrida circunvalación granadina.

LA CARRERA

Pero por imposible que pudiera parecer, haciéndolo todo (cambio de ropa, inscripción, entrega de chips) con gran confusión y desorden, allí estábamos Paco y yo en el cogollo del grupo prestos a salir, como si nada hubiera pasado. Fue entonces cuando llegó Jose con una clara mueca de ironía en su cara. "Lo sé José, no tengo remedio, pero gracias a ti vamos a poder a correr. De hecho mi amigo Paco se lo merece porque casi viene de Motril buscando Gójar".
Salimos juntos Eduardo, Paco y yo y lo decidí sin fisuras: iría con Paco todo el camino. Ambos nos lo habíamos merecido tras el agobio media hora antes." Al poco el grupo se incrementó con la presencia de Fernando Medina, compañero del Club Caja Rural.
Los primeros kilómetros son altamente suaves. Un descenso agradable y fácil hasta la vía de servicio de la autovía, pasando antes por el campo de fútbol de Ogíjares. Agotada la autovía comienza la dificultad en dirección a Otura. No se trata de una subida impresionante ni mucho menos, pero es bastante picada, en carretera abierta y dando el sol ya de manera ostensible. Voy con Paco - Eduardo se había quedado un poco atrás- y Fernando a un ritmo muy cómodo para mí, en torno a los cinco minutos el kilómetro. Evidentemente cuando estás acostumbrado a correr a 4,35 o 4,40, hacerlo quince o veinte segundos por encima, se convierte en un trote bastante agradable, en la linea de las tiradas superlargas preparatorias para el maratón. Voy animando a Paco, quien me dice que intenta buscar buenas sensaciones, pero que no llegan. Y efectivamente, una de las grandes cruces de Paco - y de muchos corredores - son las cuestas. Y aquí las hay. Observo que Fernando se va un poco hacía adelante, pero sigo con Paco. Ya hemos rebasado la población de Otura, no dando crédito a lo ya dicho acerca de la irrepestuosidad de los coches y el desdén organizativo (como bien comentaba luego Francis Tovar, en pocos lugares tratan tan mal al corredor como ocurre en Granada -con las lógicas excepciones, que las hay-). Paco me insiste en que avance, "vas frenao", me comenta. "Tranquilo, hoy venido a entrenar más que a otra cosa", le tranquilizo.
Superada la población de Otura, comenzamos a ascender en dirección a Dílar y el terreno, junto el calor, ya se cobra sus primeras víctimas. Es en ese momento cuando alguien dice que de 13 kilómetros ni hablar. Hay más de 14. Eso cae como una losa en el ánimo de mi amigo.
La subida es persistente y las sombras escasas. No tengo apenas cansancio y mis piernas pugnan con mi mente para avanzar algo más. "Vas demasiado cómodo, amiga", parecen decir las piernas a la cómoda mente, siempre buscando optar por el mínimo esfuerzo. Es entonces cuando Paco me dice con rotundidad que me vaya. "Tengo flato". Entonces me preocupa sospechar que probablemente el flato se debiera a que venía a un ritmo más alto que al acostumbrado por mor de correr juntos. Esa sospecha me la confirma luego mi amigo. Miro para atrás y veo que Paco, efectivamente, se queda, pero yo ya no sé qué hacer: tirar más o ir a ese cómodo ritmo. Aprecio que casi involuntariamente tiro algo y me uno a un grupo de corredores, entre los que está Fernando Medina, que suben las duras rampas de entrada a Dílar. Escuchó por atrás el nombre de este blog. Me estaba saludando el administrador de la excelente página web de las fotos del Gran Premio de Fondo, que viste la indumentaria del club de Albolote. Hablamos un poco y me sugiere que siga porque "te veo más entero subiendo". Luego nuestro amigo me alcanzará y rebasará bajando al Río Dílar, en dirección de nuevo a Gójar, volviendo a alcanzarle en las rampas de llegada a Gójar.
A pesar de que observo que incremento el ritmo, sigo con las sensaciones buenas con las que comencé la carrera. Tenía ganas de correr pero no de competir, así que disfruto de ese ritmo, que estaba ya algo por debajo de los cinco minutos el kilómetros, hasta el punto que la llegada de las cuestas no me producía ningún trauma de consecuencias irreparables. Además el calor - que aún no es atosigante a las 11 de la mañana - no parece afectarme lo más mínimo. Vivo de las rentas de los kilómetros iniciales.
Cuando apenas faltan quinientos o seiscientos metros para llegar a Gójar, un Policía Local nos señala que hay que desviarse a la derecha, por una suerte de urbanización incipiente, totalmente picada para arriba y sin un atisbo de sombra. Llegamos a las primeras calles y un crío tímidamente nos indica que ya estamos llegando. Le doy las gracias, esperando que la imagen que atesore su retina de aquellos voluntariosos corredores le sirva en el futuro a él para iniciarse en este fastuoso mundo, aún sabiendo que de llegar lejos jamás ganará la fortuna que ganan los futbolistas. Tras callejear brevemente, casi siempre en subida ya aparecen los torreones de iluminación que anuncian el campo de fútbol. Llego muy cómodo, sin esprintar, dejándome llevar plácidamente. Decir que no se llega cansado sería mentir, pero he de reconocer que esta carrera ha resultado ser de las más disfrutadas de las que recuerdo, algo evidente si comprobamos que el tiempo empleado, una hora y trece minutos y algo es directamente proporcional a la relajación puesta en práctica. Ni que decir tiene que siempre buscaré algunas pruebas en las que pueda disfrutar como en ésta, ya que la experiencia ha sido agradable. De hecho, ya llegarán las carreras en las que la competición con uno mismo estén a flor de piel, caso de Motril o Granada.
Sobre el circuito decir que ha sido interesante, como son todas las carreras que circulan en los alrededores del Parque Natural de Sierra Nevada, en los que existe la oportunidad de contemplar vegetación y naturaleza por doquier. Sin embargo, ese circuito en manos organizadoras más atentas, siempre ganaría.
Ya sólo añadir que la bolsa del corredor ha sido de lo más pobres recibidas en todas las carreras en las que he participado. El corredor al que gusta correr por correr, no suele acudir a ninguna carrera buscando una bolsa de corredor más o menos dotada, pero he de decir que es algo que se valora positivamente. Sin embargo, la presencia de una bolsa pobre vuelve a ratificar el desden organizativo. El Circuito de Diputación es una excelente idea, pero las ideas con excelencia también se marchitan si no se fomentan.
En el capítulo de saludos a los cada vez más conocidas, hoy la lista ha sido interminable y alguna caerá de ella, sin duda. Además de los ya mencionados, Francis Tovar (cuarto hoy) me presentó a Torices. segundo en la prueba de hoy; me saludó Santiago de Los Trotanoches de Guadix, que algún mensaje ha enviado a este foro abierto; además, vinieron a saludarme Victor, farmacéutico de Pinos Puente, con el que he quedado para correr algún día; Juan Antonio de Albolote que "aguanta" a diario a mi amigo Fernando Reyes en un conocido hotel de la capital granadina; además, a los habituales compañeros del club; a Rafa Bootello, indignado por la barrabasada cometida en la Fuente de la Bicha, a Faucón, pletórico y sin saber dónde poner trofeos en su casa de Baza, a pilar que sufrió en la media de Baza pero que ya está recuperada, a Mario que no se pierde ninguna prueba aunque viva en Madrid. Es decir, una gran familia.
No redundaré más en los asuntos organizativos, pero espero que lo aquí denunciado pudiera servir para que en el futuro las cosas vayan a mejor en este sin par mundo de las carreras populares.

viernes, 6 de julio de 2007

SIMBOLOS DEL CORREDOR

Hasta no hace mucho tiempo los anaqueles de mi librería no contenían otra cosa que libros. Libros pugnando unos con otros por ocupar el lugar más relevante y vistoso; libros leídos y no leídos; favoritos y no tanto; libros técnicos de texto y mucha literatura y mucha historia, además de un buen número de ensayos y memorias políticas. Si acaso pugnaban con su espacio, humildemente, algún que otro motivo conmemorativo de distintas etapas de la existencia.
Pero comenzaron a introducirse en las baldas otros elementos menos prosaicos, que fueron buscando su espacio, cada vez más dilatado. Esos elementos u objetos obedecen a distintas geometrías: unos son circulares, otros rectangulares, otros amorfos, e incluso otros rivalizan directamente con esos libros que atosigan los anaqueles ya que son diplomas o documentos acreditativos, pero todos tienen algo en comun: contienen una leyenda concreta: Media Maratón de Córdoba; Media Maratón de Motril; Carrera de la Noche de San Antón; Maratón Internacional de Madrid, entre otros. Ninguno de estos elementos acreditan victoria alguna como pudiera pensar algún amigo despistado que visita mi domicilio, aunque bien pensado, sí que acreditan una gran victoria: la culminación de esas pruebas y todo el trasfondo que conlleva el acudir y acabar las carreras a las que solemos asistir como populares entusiastas. Detrás de cada motivo conmemorativo, existen horas de entrenamiento, horas arrebatadas a familia, a amigos, a obligaciones...; horas de trabajo solitario bajo el sol inmisericorde de julio y agosto; o bajo el correctivo horrendo de las heladas invernales; o bien bajo una lluvia persistente y cansina; e incluso, en ocasiones, bajo una más que furtiva capa de nieve. Detrás de esos objetos que van atosigando el poco espacio que dejan los libros, hay toda una mística y una ilusión, un encuentro a diario con tu mismidad; una visión fugaz de la musculatura de tus piernas antes de ponerte a trotar y posteriormente en los estiramientos; toda una parafernalia de camisetas de colores y formas variadas; pantalones de todas las marcas y estilos; varios pares de zapatillas -algunas con Oda incluida-; diversas gafas que rivalizan en colores y forma; ungüentos tales como la vaselina y las cremas protectoras entre otras; pañuelos para la frente y la cabeza, Ipod o MP3 para las grandes tiradas y toda esa enorme intendencia de objetos que se acumulan en los maleteros de nuestros coches.
Todas esas cosas son las victorias cosechadas y, probablemente, esos objetos conmemorativos como los que se muestran en la fotografía no sean más que símbolos y que como todo lo que es simbólico representan grandes trazos de nuestra vida.

miércoles, 4 de julio de 2007

MUJERES CORREDORAS

Esta mañana, cuando acudía a hacer una gestión administrativa a una oficina pública, recibí una agradable sorpresa cuando saludé a una persona. Al principio, nos costó reconocernos porque nuestra morfología, tras varios años sin saludarnos, había cambiado por mor de nuestra afición a correr. Se trata de una antigua compañera de Facultad, María, pareja de uno mis mejores colegas de estudios -al tiempo que amigos-, Pablo. Ambos abogados con despacho abierto en Granada. Eso lo sabía porque no hace muchos años acudí a su boda, pero no sabía que María era una gran corredora. No lo sabía hasta hoy porque tanto ella como su aspecto me lo han comunicado, sin que quepa lugar a duda alguna. También ella reconoció en mi a un corredor, si bien ya sabía por Pablo que el José Antonio que conocieron en la Facultad de Derecho, que no corría, ahora había dejado lastre y "parecía otra persona". En fin, tras un buen y agradable rato hablando (¿por qué será que a los corredores nos gusta tanto hablar con otros corredores de nuestro mundo?), María me va descubriendo su pasión y sus impresionantes progresos. Comenzó a correr como terapia opositora "para no volverme loca", según sus propias palabras, así como para acompañar a su hermana que quería dejar el tabaco. Su hermana alcanzó un nivel impresionante y ella también lo ha alcanzado. Corrió en un club de Granada, pero fue llamada por uno de los clubes más emblemáticos de España el Chapín Puma de Jérez, lugar en el que la tratan muy bien y con el ha conseguido cosas importantes en pista y cross. También participó mi amiga en el Circuito de Diputación Provincial de Granada años atrás, ganándolo. Asimismo, me contó sus entrenamientos que ocupan "siete días a la semana y trescientos sesenta días al año". Sus niveles y dedicación están más cerca de la élite que del atletismo popular, sin duda. Asimismo, me pregunta sobre mis distancias preferidas y considera que el tiempo de Madrid está bastante bien.
Actualmente está entrenando para saltar al 1.500, distancia en la que aún no tiene marca acreditada, pero seguro que pronto la obtendrá. Le pregunto cómo lleva el entrenamiento trabajando en un despacho de abogados en Granada y viviendo en un pueblo del área metropolitana de Granada "¿cuando entrenas?". "Entreno casi siempre de noche, José Antonio", me comenta, con una fortaleza y reverberación en sus palabras que me asombra.
Me comenta y aconseja que haga series, algo que no suelo hacer. "Con tu entrenamiento para maratón tienes fondo más que suficiente, por lo que te vendrían muy bien series largas para mejorar". "Estoy en ello, pero no consigo buscar el momento adecuado" le comento.
También hablamos sobre la relación de las mujeres con el correr y lo mucho que queda por avanzar en este aspecto. Realmente no son muchas las mujeres que corren en nuestro ámbito territorial, pero me consta porque las veo, que las que lo hacen lo hacen muy bien y con mucha dedicación y se "curran" las carreras a base de intenso de entrenamiento y dedicación, rompiendo el tópico de que la mujer prefiere emplear su tiempo en otras cosas mucho más prosaicas.
Nos despedimos, tras un buen rato de charla, sorprendidos ambos que tras cinco años de carrera jamás hayamos hablado una palabra de correr algo que es muy fácil de entender: ninguno de los dos corríamos. "De hecho, yo no quería ni subir escaleras", me dice.
Por tanto, una excelente y agradable sorpresa la obtenida esta mañana sobre este mundo nuestro del correr. Una de esas noticias que te deja muy buen sabor de boca.