miércoles, 30 de mayo de 2007

NUEVOS RETOS YA EN MARCHA

Nuevos retos se vislumbran en el horizonte.
En esto del correr siempre somos novatos por muchos kilómetros que atesoren nuestras piernas y a pesar de que sean muchas las carreras que podamos contar a nuestros amigos y familiares.
Vengo de correr un maratón, de los denominados duros por los expertos y trás un mes de poca movilidad y una última semana de inamovilidad total, observo que me cuesta mover las piernas. El plan que relataba en el post anterior se cumple satisfactoriamente, pero resulta sorprendente comprobar cómo el hábito se pierde fácilmente, si bien se consigue renovar la ilusión y el placer de correr. Es ese el parecer que ayer y hoy mismo he experimentado cuando hacía mi ruta de no más de 10 kilómetros.

EL REENCUENTRO CON EL CORRER

Gráficamente experimentaba ese reencuentro de manera ilusionante. A pesar de que comprobaba que me costaba algo mover las piernas, al mismo tiempo observaba que éstas buscaban el terreno con ansía y efusivas ganas. Sabía que el ritmo tendría que ser suave, así que estos dos días he dejado hacer a las piernas para que sean las que marquen el ritmo, intentando que la mente asumiera un papel mínimo de intervención. Y ha funcionado a la perfección esa sensación buscada. Esas buenas sensaciones como me decía Jose esta mañana.
Hoy salí más tarde a correr, pero ayer ya estaba trotando a las 6 de la tarde con más de 30 grados, por un terreno de Vega similar al que se ilustra en la fotografía de arriba. Y ese calor, ese sudor que resbalaba entre el cristal de las gafas y los párpados resultaba placentero porque el cuerpo evolucionaba como un todo, intentando devorar los kilómetros, que costaban menos a medida que pasaban.
Al llegar y estirar pensaba en lo poco que nos exige la actividad de correr y lo mucho que nos ofrece. En realidad, en los tiempos actuales no es común tanta gratitud y parece una actividad que fuera más de otro tiempo pasado que del actual, tan cargado de prisas, de objetivos crematísticos y del consiguiente estrés.
Sé que en Órgiva correrá un José Antonio con un perfil más bajo que al acostumbrado e intentaré convencer a Paco para que haga sus primeros 18 kilómetros seguidos y hacerle ver qu íremos al mismo ritmo desde el principio hasta el final. Pero incluso esa perspectiva de una carrera tranquila y sosegada también me parece ilusionante.

lunes, 28 de mayo de 2007

EN EL CAMINO DE NUEVO


Una semana para el descanso. Una semana para asuntos electorales. Una posibilidad de correr ayer domingo -con el atuendo de corredor en el coche, en espera-, pero que al final no prosperó. Mal día para correr: día de elecciones municipales. Pero ya estamos de nuevo en el camino después de ese voluntario exilio. ¿Fue determinante lo ocurrido en Huétor Tajar para haberme otorgado este descanso? Es probable. Pero es cierto que tenía que descansar adecuadamente.
Ahora habrá que "ir empezando" de nuevo, porque en nuestro mundo de corredor siempre, continuamente, se está empezando, pero no porque la forma caíga de manera desastrosa en una semana ni en dos sino porque el hábito busca simpre excusas escaparatorias y cuesta volver a poner en marcha al cuerpo, pero sobre todo, a la mente. Pero no habrá problema en ir comenzando poco a poco.
Serán cuatro las salidas previstas antes de la carrera de Orgiva del próximo domingo y esta carrera la disfrutaré como pocas, haciendo abstracción de fuerte sufrimiento que siempre suponen 18 kilómetros, la mitad de ellos en ascensión. Pero iré a disfrutarla decía porque será la prolongación exacta de un entrenamiento rutinario de trote sostenido, sin progresión. En definitiva será la quinta salida que lleve a cabo en la semana, que no estará nada mal si llegara a cumplirlas como pretendo. En total la "summa" kilométrica para esta semana que, deportivamente, comenzará mañana será la siguiente:

Martes: salida suave de 10 kilómetros máximo.
Miércoles: salida suave de no más de 8 kilómetros y dos rectas.
Viernes: salida suave de 13 kilómetros.
Sábado. salida suave de 6 kilómetros.
Domingo: prueba de fondo de Órgiva-Lanjarón-Órgiva, con un total de 18,5 kilómetros.

En total los kilómetros llevados a cabo estarán en torno a los 55 kilómetros, que no estarán nada mal para este "reencuentro" con los caminos y las carreteras.
¿ Y vosotros?, amigos corredores ¿ Qué planes tenéis entre manos?

jueves, 24 de mayo de 2007

REFLEXIÓN TRAS LA PÁJARA

Me telefonea Jose - Oliver -, y me dice jocoso: "Te hacía en alguna isla virgen después de leer tu crónica de la carrera". "Ya sabes Jose lo exagerados que somos a veces los corredores". Y es cierto, en ocasiones exageramos, movidos por el momento emocional que dictan las buenas o malas sensaciones tras una carrera. Cuando llegué a meta comenté a Alberto Soria -que vá camino de correr su primer maratón-, la posibilidad de no correr en Orgiva porque era lo que en ese momento - a pocos minutos de atravesar la meta en Huétor Tajr- sentía. No me encontraba con fuerzas suficientes para afrontar más de 18 duros kilómetros. Pero te duchas, descansas y al poco sabes que vas a correr. Lo decía Ángel Luis en un comentario aquí: "no puedes fallarnos en Orgiva", y lleva mucha razón ya que, en ocasiones, los corredores entramos en dinámicas que nada tienen que ver con el disfrute del correr por el correr.


Si el año pasado lamenté profundamente no poder correr en Orgiva debido a mi intervención, este año sería más bien gratuito no ir por el mero hecho de encontrarme mal en Huétor Tajar. Es cierto lo que muchos de vosotros me habéis comentado -tanto aquí como en persona-: el corredor a veces atraviesa un estado de forma no demasiado idóneo, pero hay que acarrerar con eso. Además, las circunstancias de Huétor Tajar fueron bastantes objetivas: cansancio tras correr MAPOMA, falta de recuperación y descanso, temperatura muy alta,en fín, una serie de elementos que unidos forman esa mezcla explosiva que, juntos, conducen casi siempre a una pájara, que suele ser mas psicológica que física.
Así que descanso esta semana -aunque no sea en una isla virgen- hasta el sábado, día éste en el que entrenaré alrededor de 13 kilómetros para ir aumentando el volumen progresivamente hasta llegar a mitad de semana alrededor de 15 o 16, de manera que el domingo 3 de junio la prueba de Orgiva será planteada con tranqullidad, y como bien dice Jose (qué consecuentes y sensatos son los orredores que me rodean), procede comenzar la prueba tranquilo coincidiendo con la subida y "si luego puedes tirar, pues tiras". Dicho queda.

domingo, 20 de mayo de 2007

X CARRERA DE FONDO DEL ESPARRAGO HUETOR TAJAR (19/05/2007)


Este símbolo de la izquierda da nombre a una de las pocas carreras vespertinas de este extenso y dinámico Circuito de Fondo de la Diputación de Granada. No en vano es el símbolo de la localidad de Huétor Tajar, población escorada al Poniente granadino, próspera y bastante autosuficiente económicamente gracias a su rica Vega y, en parte, a este fruto de la tierra, compartido también con otras poblaciones del mismo área territorial. También es el símbolo de lo que fue uno de los festivales alternativos más importantes de la piel de toro, el afamado "Espárrago Rock", que tuvo su alumbramiento en esta población y que fue creciendo en fama y presupuesto para acabar en Granada y Jérez de la Frontera. Pero la nostalgia es la nostalgia y el dinero es el dinero (y no por ese orden necesariamente), por lo que ha vuelto a sus orígenes, con un perfil mucho más etéreo.
Y en ese lugar y con esa microhistoria corrimos ayer unos 400 esforzados y esforzadas atletas, con más de treinta grados y una calina (más que calor) que se señoreaba por la Vega hueteña sin piedad. Y claro, los corredores se resintieron de ello.
No nos engañemos, aunque parezca lo contrario, la carrera de Huétor Tajar no es una carrera fácil. Podría pasar por presumir de llana, pero no lo es en absoluto, ya que entre el kilómetro 4 y 5 existe una continua subida que, si bien, no es el tipo de subida que pudieras encontrarte en la carrera de La Amistad o en la de Alhama, sí que es algo más que un kilómetro de carretera picada con una inclinación necesaria para alcanzar la cota de la A-92, conforme se sube desde la localidad, justo a la altura del polígono industrial de la localidad. Es algo, como digo, que notan las piernas.
Y tentado estaba, antes de comenzar a escribir esta crónica. de no hablar nada de cómo se encontró este corredor en la carrera del sábado 19 de mayo y sí, por el contrario, narrar la carrera desde la opción más objetiva posible. Pero no sería justo: si en otras ocasiones he contado las buenas sensaciones, los hipotéticos buenos tiempos personales, las grandezas de la ruta, en esta ocasión sería poco menos que deshonesto no contar las nefastas sensaciones sufridas en esta carrera, la debilidad muscular y mental, la pájara - de la que fue testigo Alberto Soria- sufrida un poco más adelante de la culminación de la cuesta, a pesar de lo benéfico del terreno. Hay que decirlo claramente: MAPOMA había enviado una factura, aún no abonada y que ayer fue totalmente satisfecha sin posibilidad de recurrir a cómodos plazos. Nunca - o casi nunca - había considerado la posibilidad de detenerme y, si bien, esa nociva idea tampoco permaneció demasiado tiempo en mi mente, sí he de afirmar que no lo hice porque convení con la mente y con las piernas bajar sensiblemente el ritmo, intentando hacer caso omiso de la reata de corredores que me enseñaron la espalda a falta de unas pocos kilómetros para la meta. Sin embargo, he de decir que viví algo de las rentas, o tal vez, de la mayor rapidez imprimida a las piernas en el primer tercio de la carrera, ya que al cruzar la linea de meta comprobé algo sorprendido que el tiempo no fue tan desastroso como ya vaticinaba, empleando en los 11 kilómetros algo menos que 51 minutos. Ya digo, gracias a la renta conseguida en el primer tercio.
La carrera de Huétor Tajar cuenta con la particularidad de ser vespertina, algo que cambia bastantes los bioritmos del corredor, acostumbrado a competir los domingos por la mañana. No obstante, es algo que se supera con cierta facilidad cuando te introduces en el ambiente preliminar de la carrera, muy similar al de cualquier carrera dominical.
Llegar a Huétor Tajar es fácil se venga desde donde se venga gracias a su privilegiada ubicación, justo al lado de la A-92. no de lejos de la ciudad de Loja. La población cuenta con dos estructuras muy distintas -muy habitual en municipios en permanente desarrollo-: por un lado dormita la población originaria, con su plaza, con su iglesia, con los mayores apostados junto a los bancos de la plaza o en la puerta del bar, con los ruidosos ciclomotores, etc., etc.; por otro lado se extienden la expansión de la ciudad, en la zona deportiva. Justo desde allí se encontraba la linea de salida y muy cerca la linea de llegada de esta carrera.
Muy pronto, un poco después de recoger el chip, comencé a ver amigos y conocidos. Pronto vi a Mario, ya bastante recuperado del Maratón de Madrid. Y al poco mi amigo Paco, de Pinos Puente, que apareció acompañado de su familia, Hubiera querido comenzar la carrera con Paco, pero sé que tenía la intención de acompañar a dos conocidas -una de ellas, compañera de trabajo-, por lo que en los primeros metros decidí avanzar hasta coger mi ritmo, el cual se demostró muy distinto a lo largo de la prueba, como decía. Quizá mi mayor pecado fue subir bastante el ritmo en los primeros kilómetros sin detenerme a valorar mi estado de forma general. De hecho, si hubiera atendido a las sensaciones de la tarde anterior - en la que hizo tan sólo 6 kilómetros-, tal vez hubiera captado perfectamente las malas sensaciones que me inspiraba mi mente y mi físico. Ya me lo dijo después Mario: ¿Por qué ibas tan rápido? Y la verdad: no lo sé, no había motivo objetivo.
"Al mes de correr un maratón hay un bajón", vino a decirme Francis Tovar tras la carrera de La Amistad, y esas palabras resonaron con fuerza, principalmente en los últimos kilómetros de la carrera, sobre todo cuando culminada la cuesta, entre el kilómetro 4 y 5, no con demasiadas dificultades. Pero la calina, las piernas, la mente e incluso, -y para colmo* el mosquito que penetró de lleno en el ojo derecho, hicieron todo posible para que casi la segunda mitad de la prueba fuera un suplicio, sólo superable por haber optado por bajar sensiblemente la velocidad. Luego comprobé que otros muchos corredores también pagaron los rigores de la temperatura, pero en mi caso fue algo más que eso: la sombra del desgaste del maratón pululaba a sus anchas. Y es ahora, en esta carrera, casi al mes de terminación de la prueba de Madrid cuando más abierto se me presentaba ese desgaste. Ya había anunciado que en los entrenamientos carecía de ese "puch", pero no había sido tan dramática la caída de forma como en esta prueba, ni tan siquiera en la carrera de hace dos semanas el bajón había sido tan tremendo, si bien allí la cabeza fue mucho más cauta y el esfuerzo fue menos intenso.
El caso es que en torno al kilómetro siete ya estaba haciendo las cuentas para ver cuánto tiempo me quedaba de agonía, algo que normalmente no suelo hacer en carrera alguna. Sabía que el ritmo tendría que ir disminuyendo a medida que pasaran los kilómetros y ya esperaba llegar a la población, a sus calles, donde se suelen ver las cosas algo distintas, pero éstas no llegaban aunque ya eran anunciadas por algún espectador: "ya casi llegáis al pueblo", dijo uno; "ya se ve el pueblo", dijo otro. Ambos comentarios hechos con buena fe pero carentes de respuesta ya que el pueblo no llegaba y la agonía se prolongaba. Sabía que el ritmo iba decreciendo de manera considerable, pero no podía permitir bajar a trote excesivamente lento ya que tampoco ese ritmo me iba a venir bien, así que la única opción era continuar de la manera que fuera posible.
¿Estaba atravesando una pájara? Diría que, tajantemente, sí: estaba atravesando la temida pájara, debida más que nada a desgaste y falta de descanso como bien me confirmó el veterano compañero del club Antonio Castilla. "Ganas en fondo, pero pierdes en velocidad", me confirmaba Antonio Faucón, el buen corredor de Baza. Y efectivamente, todos ellos llevaban razón.
La próxima carrera será en Orgiva y la idea de este corredor es - considerando la distancia y la dificultad- no correr, a no ser que la mentalización consista en hacerla con total tranquilidad y siempre en función de cómo vaya recuperando en estas dos semanas que quedan hasta el 3 de junio.

En relación con la organización de esta prueba, he de decir que me ha parecido bastante seria y consecuente, existiendo buena presencia de personal -tanto fuerzas de seguridad como protección, personal municipal y voluntarios-, que han sabido en todo momento cortar cruces y calles. El recinto deportivo, modesto pero idóneo para una carrera de estas características y la bolsa del corredor, suficiente, con manojo de espárragos incluido, si bien hay que criticar que no es adecuado entregar aleatoriamente una camiseta en la que no reza el nombre de la prueba, simultáneamente con otra en que sí reza. En definitiva, a unos corredores le tocó en suerte una y a otros otra, algo que siempre produce algún malestar.
Finalmente decir que hubo un nutrido grupo de miembros del club en la prueba, entre los que se encontraban, entre otros, Luis, Manu, Fernando, Bernardo, Antonio y Jorge, además de los mencionados amigos.

Estas dos próximas semanas serán de descanso, predominando los ejercicios de estiramiento, abdominales y procurando algo de musculación, además de alguna sesión de quiromasajista y procurando hacer salidas más de mantenimiento que de volumen. Está claro que estaba siguiendo el procedimiento menos adecuado tras una dura maratón, por lo que habrá que desandar un poco lo andado y buscar más descanso. En función de cómo vaya abordando el día a día, habrá que ir configurando las siguientes carreras, procurando en todo momento cumplir con la agenda prevista.

viernes, 18 de mayo de 2007

LA CATEDRAL DEL MAR ( Y UN MAR DE CARRERAS)

Aunque los entrenamientos están siendo para este corredor muy tranquilos y sosegados, no perdemos la perspectiva de la agenda de carreras -ya recordada en el post anterior-, a la cual probablemente podamos sumar alguna más, en función de fechas e idoneidad. En ese sentido sugería Paco Montoro la Media Maratón Sevilla-Los Palacios carrera con buena fama entre los corredores, a pesar de no poseer demasiado circuito urbano. Es más, recuerdo que leí de esta prueba que es muy codiciada su estatuilla pero, ¡ojo!, creo que está al alcance de corredores que estén por debajo de 1 hora y 30 minutos (por favor, rectificarme si esa noticia no es correcta), algo que nos debería de estimular a quienes estamos cerca de esa marca, sobre todo tratándose de una carrera llana. Esta carrera está programada para diciembre y para quienes optemos por correr el Maratón de Sevilla, correr esta media podría ser un buen recurso por dos motivos: la cercanía de ambas carreras tanto en el tiempo como en la distancia. Por tanto, -incluso aunque no tuviera opciones de estatuilla-, habrá que considerarla como muy factible.
Mientras tanto seguimos nuestro régimen "in crescendo" de entrenamiento, principalmente en el sentido de acumular más volumen kilométrico, sin olvidar la interpolación de entrenamientos de calidad. De hecho, el pasado martes lo que iba a ser, en teoría, una salida corta de 10 kilómetros a ritmo suave de entre 15 y 20 segundos el kilómetro por encima del ritmo de competición, se convirtió en un progresivo con una media muy cercana al ritmo de competición, algo que si bien no estaba previsto, como decía, opté por dejar que fueran las piernas y la mente las que dispusieran, algo que evidencia que poco a poco se va cogiendo ese "puch" perdido por mor de un entrenamiento basado principalmente en volumen y en la resistencia para correr el Maratón de Madrid.
Y aunque plácido el tiempo del correr y pocas intensas o frecuentes las sesiones, no olvidamos que mañana sábado tenemos una carrera vespertina en la localidad de Huétor Tajar, población de unos 12.000 habitantes situada a pocos kilómetros de Loja, justo en el margen derecho de la autovía que conduce a Málaga y/o Sevilla. Carrera inédita para este corredor, pero con buenas referencias, principalmente por ser de tipo llano, correrse por la tarde -algo que nunca me ha disgustado- y por el hecho anecdótico de salir de allí con el producto típico de la zona por excelencia: un buen manojo de espárragos. Por tanto, animaros amigos corredores y considerad que no existe mejor opción que comenzar la tarde del sábado dándose un buen regalo de 11 kilómetros.

Y no olvido el por qué del título del post y la imagen. Como ya habéis podido comprobar se trata de la fotografía de la portada del libro que arrasó en 2006 y sigue arrasando en 2007: La Catedral del mar. Nunca he sido amigo de best-seller, pero éste cayó en mis manos y lo consideré interesante por algunos motivos concretos: está escrito por un abogado ajeno al mundo editorial y, por tanto, escritor no profesional (algo que ya habrá cambiado dadas las ventas de la novela); y porque está dedicado a una Catedral gótica, la denominada como Santa María de la Mar de la ciudad condal, la cual no conozco pero basta con conocer algunas de origen similar -León, Vitoria, entre otras-, para convencerse que esos templos cristianos -al margen del oscuro papel que jugó la Iglesia en esos tenebrosos años medievales- tuvieron una importancia decisiva en la configuración cotidiana de la época. Muchas personas alcanzaron la gloria y otras muchas claudicaron ante la construcción e influencia de estos templos que, en su altura, solemnidad y ornato, pugnaban con emular a Dios, a su Dios.
Por tanto, como decía, opté por sumergirme en la obra de Ildefonso Falcones de Sierra el cual, al menos, en sus páginas iniciales ha sabido crear un ambiente medieval, con los suficientes alicientes e historias que provoquen en el lector un natural deseo de seguir leyendo algo que recuerda bastante el trazado narrativo esgrimido por Ken Follet, en los Pilares de la Tierra.
Esperamos que la fuerza narrativa también vaya acompañada de calidad literaria para que podamos contar aquí que es una obra que, a pesar, de ser masivamente comprada, se trata asimismo de una buena novela, tal y como ocurrió con La Sombra del Viento del también catalán Carlos Ruiz-Zafón.

lunes, 14 de mayo de 2007

MUCHO QUE CORRER


Recapitulemos. Veamos que nos exige el futuro próximo. Veamos el número de carreras por hacer, tiempos por realizar, entrenamientos que acoplar...
Pronto estaremos en el ecuador del año y muy avanzada la temporada de carreras, que apenas ha tenido tregua desde la Media Maratón de Motril de 2006, con el lógico descanso navideño. Han sido muchas las pruebas realizadas, entre carrreras cortas, medias y largas. Han sido muchos los kilómetros recorridos y diversos los entrenamientos llevados a cabo. Pero no hay tregua.
Tras un mayo de poca intensidad, tanto en entrenamientos como en carreras, pronto estará aquí junio que será más exigente en consonancia con las pruebas que quedan por hacer desde ahora hasta noviembre próximo. Por tanto, es hora de ir planificando qué carreras hacer y qué tipo de entrenamientos llevar a cabo.
De la preparación para el MAPOMA, partícular querencia me han dejando las tiradas largas, de más de dos horas, de manera que aunque sé que por ahora no tengo necesidad de llevarlas a cabo -al menos hasta comenzar la prepración para el Maratón de Sevilla, en febrero de 2008-, es muy posible que siga haciendo esas tiradas, al menos cada dos semanas, conocidos ya los circuitos que se adaptan a ese tipo de entrenamiento. Pero también hay que ir dedicándole tiempo a los entrenamientos de calidad para llevar a cabo fartlek o series, si bien éstas para mí son muy agresivas y casi siempre acabo arrastrando algún problema múscular cuando las llevo a cabo. Otra asignatura que habrá que ir aprobando poco a poco serán las cuestas.
Tras el entrenamiento de ayer entre Caparacena y Pinos Puente, incluyendo un mayor número de cuestas, fue palpable el desgaste tras la realización del maratón: las piernas se perciben más débiles y cansadas, la cuestas son la metáfora del miedo, la mente quiere tirar pero no puede. En fín, los claros síntomas de desgaste como ya me indicaba Francís Tovar tras la carrera de La Amistad. Crees que estás perfectamente pero la realidad de la carretera o el camino evidencia claramente que no estás fino. Parecidos síntomas experimenté en el entrenamiento vespertino del sábado por un terreno mucho más asequible, el de la Vega; la ruta de 13 kilómetros fue a ritmo bastante vivo, pero percibiendo una exigencia de mayor esfuerzo que un mes antes. Por tanto, no hay más opción que ir introduciendo volumen poco a poco así como entrenamiento de calidad, para intentar estar en plenitud de forma a principios de septiembre, coíncidiendo con la nueva edición de la Maratón de Motril.
Así que veamos las pruebas que tiene programadas este corredor desde ahora hasta final de año:

- Prueba de fondo de Huétor Tájar, el próximo 19 de mayo a las 19,30 horas. Por los kilómetros -11- y el terreno -casi llano-, habrá que deducir que será un carrera rápida que deberá de servirme para coger el ritmo necesario para la próxima, mucho más exigente, pero sé que no estaré para mucho.
-Prueba de fondo de Orgiva, el próximo 3 de junio. Prueba que no conozco pero que denota dureza por poseer alrededor del 50% de la misma, en subida. A ello habrá unirle la previsible alta temperatura y sus 18 kilómetros y medio. También en este mes de junio - el 17- se programa la Prueba de fondo del Valle de Lecrín. La recuerdo como dura en algunos tramos, pero principalmente como bastante calurosa. En total se recorren unos 15 kilómetros.
-En julio
hay dos carreras programadas: Prueba de fondo de Dílar. En esta carrera no es fácil conocer el número de kilómetros a realizar, pero estarán entre 12 y 13 kilómetros. No se trata de una prueba excesivamente dura, pero habrá que contar con el calor. Asimismo se celebra la prueba de fondo de Las Gabias, el sábado 28, no excesivamente llana como pudiera parecer y que, cuenta con el hándicap siempre temible del fuerte calor, a pesar de que comienza pasadas las 7 de la tarde.
-En septiembre, nos esperan grandes retos, siendo el más importante el Medio Maratón de Motril, prueba que destaca por su acierto organizativo y generosidad hacia el corredor, pero principalmente por la presencia de la alta humedad, toda vez que su recorrido es básicamente junto a la costa mediterránea.También en este mes de septiembre nos citaremos en Guadix para correr su prueba del melocotón, con poco menos menos que la distancia fijada en medio maratón. Es una prueba exigente, y al parecer, este año se celebrará en domingo por la mañana en vez de celebrarse, como hasta ahora, el sábado por la tarde.
-En octubre tampoco hay mucha tregua: Contamos con la prueba de fondo de Almuñecar, con sus 15 kilómetros junto a la costa,por lo que habrá que pensar que podría haber presencia de humedad si las temperaturas son altas. También será el mes del Medio Maratón de Granada, a mediados de este mes. Será la primera vez que esta prueba esté al margen del Circuito de Diputación, algo que a todos nos sorprendió y contrarió sobremanera. El recorrido probablemente no sufra demasiadas modificaciones por lo que habrá que considerar ese terreno "picado", entre el kilómetro 11 y 14, aproximádamente.
-En noviembre fenece el Circuito con la inclusión "ex-novo" de la prueba de fondo de Santa Fé, que será un trasunto de lo que fue la prueba celebrada el año pasado. Constará 10 kilómetros totalmente llanos y será un buen broche para poner sobre el terreno la fineza de piernas que, se supone, ya nos habrán otorgado ese alto volumen de carreras y entrenamientos. Es una prueba muy rápida.
Acabado el Circuito, muchos corredores nos centramos en distintas posibilidades que se programan cerca de nuestros domicilios. En ese sentido, será muy bien venida -porque resultó brillante y bien organizada-, la prueba nocturna de Atarfe, también en el mes de noviembre. Este mismo mes está programada para el 25, la fastuosa Media Maratón de Córdoba, que este corredor hizo por vez primera la edición anterior. No obstante, este año se me plantea la duda de volver a correrla, o bien, acudir a la Media Maratón de Benidorm, el mismo día, prueba de la cuál me han hablado bien propios y extraños. Está por ver. Y será por esas fechas cuando esté de lleno sumergido en la preparación del Maratón de Sevilla, por lo que no sería nada extraño que buscara alguna media maratón en diciembre, amén de la de Almería en enero, que tan buen sabor de boca me dejó el año pasado, a pesar del factor tiempo (el meteorológico y el planificado).
Como podéis comprobar el total de todas estas pruebas y sus respectivos entrenamientos hacen una suma muy considerable de kilómetros, los cuáles los iremos acogiendo con motivación e ilusión y espero que exentos de inoportunas lesiones que siempre nos acechan a los corredores.

miércoles, 9 de mayo de 2007

TIEMPO DE RELAJACIÓN, TIEMPO DE LITERATURA


Son momentos de calma y relajación. Trás el desgaste que produce un maratón es aconsejable siempre realizar una parada en la rutina de los entrenamientos. Las salidas más escasas y las distancias recorridas en esas escasas salidas cortas. Hay que dar tiempo para que regeneren los músculos y tiempo para que vuelvan a aflorar las endorfinas, que en mi caso ya están haciéndose notar con fuerza. Planificado estaba no salir a correr de lunes a jueves, pero será un placer poder hacerlo el viernes, el sábado y el domingo. Y nada mejor que optar por rutas motivadoras, por la Vega o por la ruta de Caparacena. Son muchas las ganas de colocarse el atuendo de corredor y devorar los kilómetros necesarios para que las sensaciones sean excelentes. Correr por correr, sin otras contemplaciones de mayor calado. Y así será durante todo el mes de mayo, para que con la entrada de junio vuelva a cumplir nuevos retos y entrenamientos más intensos, buscando el afinamiento para las duros retos que se presentarán desde el verano en adelante.
Mientras tanto, aprovecharé estos momentos de sosiego para introduciros un artículo dedicado a Pinos Puente que fue publicado en Ideal Granada, mientras nos esforzábamos por subir las "paredes" del Barrio de Monachil. Un artículo con tintes literarios que aborda la reflexión que un buen día me ofrecieron dos cuadros. Uno de ellos, un dibujo antiguo de un Pinos Puente en ciernes, pero ya reconocible; y otro una fotografía muy similar a la que acompaña a este post, del puente califal, de origen romano y visigodo.
Os enlazo la página del periódico, en su versión digital, (sé que algunos ya lo leistéis en su versión impresa), así como la reprodución del artículo, por si fallara el enlace.

http://www.ideal.es/granada/prensa/20070506/tribuna_granada/cuadros-momentos-pinos-puente_20070506.html

TRIBUNA

Dos cuadros, dos momentos de Pinos Puente

JOSÉ ANTONIO FLORES VERA/


TENGO en una pared de mi casa dos cuadros. Uno es un dibujo de Pinos Puente tal y como -parece ser- era en el siglo XVI o albores del XVII. El segundo es una fotografía antigua del puente, romano o visigodo o árabe. En fin, a lo mejor un poco de todo. Este cuadro está fotomontado en un marco elaborado en taracea granadina y me lo regaló mi buen amigo -el amigo de todos- Manolo Martín Lafuente, cronista de la villa. Ambos cuadros presiden la habitación y me observan y yo los observo siempre que permanezco en la estancia. El primero de los cuadros es un dibujo que se cree realizado por un famoso viajero italiano de nombre Navaggiero del siglo XVI -o tal vez XVII-, y en él se puede contemplar la iglesia y su torre, acompañadas ambas por un breve racimo de edificaciones de lo que tal vez debió de ser el germen de la población. A la derecha del dibujo, en un primer plano, se observa humilde, pero al mismo tiempo soberbio, el puente, el puente de Pinos, con sus tres herraduras características y una especie de torre del homenaje de rasgos árabes. Su figura es muy distinta al actual, si bien la base, zapata y herraduras son las mismas. También es posible deducir -apoyándonos más en lo que conocemos que en lo que vemos en el dibujo- el río Cubillas que ya se anuncia a tenor de la aparente humedad de alrededor y la vegetación abundante que presiden ambas orillas. Al fondo se divisa lo que podría ser el conocido hoy como Cerro Navero, con un inmueble corto de alzada presidiéndolo y de silueta similar a un pequeño castillo (no olvidemos lo sugestivo del nombre del barrio donde se ubica: El Castillejo), hoy inexistente. Ahora bien, si contemplamos la ubicación de dicho cerro en el dibujo, éste se nos escora un poco a la derecha si lo comparamos con la perspectiva original -si lo consideramos en relación con la posición de la torre de la iglesia, que aparece mimética a la que hoy conocemos-, más situado a la izquierda. Más a la derecha es posible contemplar la ladera que en situación ascendente desaparece del dibujo, ofreciéndonos los datos certeros del hoy denominado por todos el Piorno. En la otra posición, es decir en la parte izquierda del dibujo, se contempla una especie de cortijo, no muy distante de la iglesia y su racimo de casas que bien podría ser la prolongación de lo que hoy denominamos calle Real, a la altura aproximada de lo que denominamos 'la frontera'. Reconozco que siempre he intentado mentalmente situar la posición exacta desde donde se hizo el dibujo, apoyándome en los lugares de la actualidad, sin lograrlo, aunque mi deducción me indica que podría haber sido dibujado en los alrededores de la parte de la Vega, enfrente de lo que fue la antigua plaza de abastos de Pinos -hoy sede del Instituto Nacional de Empleo, Correos y oficinas municipales-, más en dirección hacia la curva que hace la carretera, que bien podría haber sido un camino de viajeros en su día. Muchas veces, cuando la jornada se acaba y la mente se relaja, me sorprendo mirando el dibujo, como queriendo penetrar en él ahondándome en otra época de Pinos Puente para descubrir los lugares y edificios que conociéndolos hoy, antes no existían; jugando con la imaginación para ubicar en el ahora lugares inexistentes antaño. El segundo cuadro que preside la estancia es una fotografía de hace algunos años del Puente de Pinos, el cual en su dimensión extendida aparece desprovisto de cal alguna en su alzado alto, ya de aspecto muy actualizado. Sin embargo, es distinto en su tonalidad a la que hoy acostumbramos ver a diario, pero es su perfil característico, provisto de sus tres herraduras, pero con una torre muy distinta a la que pudimos contemplar en el dibujo anterior. En la parte inferior de la fotografía se puede ver nítidamente su imagen perfectamente reflejada en unas aguas completamente cristalinas y que rezuman profundidad y sosiego. No sé exactamente cuándo se tomó la foto, pero sí es posible observar la coquetería con que el Puente se mira en el agua, algo que hoy es casi impensable. Son dos momentos de Pinos Puente que asoman a la imaginación. Un momento, dibujado, imaginado por un forastero que quizá estaba de paso. El otro, más familiar pero extraño a pesar de su breve lejanía en el tiempo. Dos momentos que se suman a los momentos diarios de contemplación del pueblo que nos patrocinó en nuestro nacimiento. Existirá un futuro mejor o peor, pero seguirán estando ahí las piedras imperturbables al paso del tiempo. Seguirá estando ahí su ubicación física a mitad de camino entre la Vega y los Montes Orientales y seguirá estando en nuestra memoria del sentimiento. Pudo haber acogido y, probablemente, acogerá en su seno visitas históricas e ilustres, aunque permanecerá con su idiosincrasia propia a nuestros ojos. Es Pinos Puente, una población con la cual hay que reconciliarse a diario.


domingo, 6 de mayo de 2007

XX CARRERA DE FONDO "LA AMISTAD" (6/5/2007)


Es la primera vez que corro esta prueba denominada de La Amistad – la de tres pueblos vecinos: Cájar, Monachil, Huétor Vega y La Zubia-, ya que cuando se programó el año anterior estaba recién operado de varices, hace ahora justo un año. De ahí que hoy acudiera a esta prueba con la ilusión intacta y la mirada expectante, conociendo sobremanera que existe mucha tradición corricolari – y deportiva en general – en esta zona escorada al sur de la capital granadina.

Se trataba también de la primera prueba que haría tras el desgaste del Maratón de Madrid. Un desgaste que necesariamente propicia días –sino semanas- de descanso. Y efectivamente, acudí con altas dosis de descanso y algo de vida disoluta (es decir, alejada de esos tres duros meses de necesarias privaciones, aunque sin exagerar porque no somos élite, sino poplares), merecida supongo tras el reto maratoniano. De manera que no existió en este corredor toda esa reacción química que nos produce a los corredores participar en alguna competición oficial, más bien todo lo contrario: había que ir a trotar como si se tratara de un entrenamiento más, aprovechando de camino la carrera para ir comenzando a “correr”.

De esa guisa este corredor se dirigía por la Circunvalación granadina, buscando la Ronda Sur que nos depositara en el cruce con dirección a Huétor Vega, lugar de merenderos y restaurantes, hasta la pequeña localidad de Cájar, lugar de salida en esta edición. Así que me asomé tarde –como casi siempre- a la plácida mañana de esta pequeña ciudad dormitorio aún dormida, mientras que sigilosos corredores pateaban por calles y plazas buscando el calentamiento oportuno de músculos inferiores. A mí me bastaría – por lo pronto– con buscar un aparcamiento que no me obligara hacer otra carrera paralela hasta la línea de salida como en ocasiones ma ha ocurrido. Pero hubo suerte, algo que luego se ratificó cuando una vez concluida la prueba no daba crédito al comprobar que mi coche estaba situado justo al lado del de Francis Tovar, algo meritorio toda vez que conociendo como conocemos a Francis, pocos corredores son tan madrugadores y prevenidos como él ( que se lo pregunten a Jose ). Con Francis charlé un largo rato y agradecí – y le agradezco desde aquí – su abierto interés y felicitación por la realización de mi prueba madrileña, demostrando que además de ser un gran corredor – campeón de España de Maratón en su categoría, este año – es una magnífica persona.

Así que camino de las 11 de la mañana conté con la ventaja de recoger el chip de la prueba sin agobio ninguno (seguramente que llegará el día en el que al recogerlo no necesitarán preguntarme mi número, ya que sólo quedará el mío por entregar)

Pronto encontré a compañeros del Club Atletismo Caja Rural asi como a infinidad de conocidos, de manera que la salida no necesitó esperas ni tensión acumulada. Todo muy espontáneo y sin demasiados agobios.

Hicimos la salida varios compañeros del club, entre los que se encontraban Bernardo y Fernando. Fuimos charlando al principio, presagiando que la carrera iba a ser tranquila, o al menos ese era mi propósito inicial. Pronto encontré a Andrés Belver con el que anduve varios kilómetros charlando sobre nuestra participación en Madrid, mientras subíamos las picadas calles de Huétor Vega, en dirección a las subidas más severas que culminarían en el Barrio de Monachil, antes de llegar a la nueva –pero más suave- subida del Barrio de San Antonio en La Zubia.

Inicialmente, opté por dejarme llevar por el ritmo que dictaran mi mente y mis piernas sin escuchar cantos de sirena ni ruedas más rápidas o más lentas que pasaran a izquierda y derecha. Como bien me comentó después Francis Tovar la recuperación tras una prueba de maratón es siempre lenta y si bien todo parece indicar que te sientes plenamente recuperado, el desgaste sigue siendo interno y necesita su tiempo. Por tanto, siempre es buena estrategia no forzar la marcha, sobre todo cuando tan sólo han transcurrido dos semanas desde la dura prueba madrileña. No obstante, me encontraba bien y ligero y me dije: si las piernas y la mente dictan un ritmo más vivo ¿por qué contradecirles? Sin embargo, la tremenda subida hasta el Barrio de Monachil podría traer sus consecuencias aunque la mente ni las piernas percibieran demasiado cansancio. Por tanto, convenía ser cauteloso. Y con esa cautela opté por seguir toda la carrera.

No mucho más tarde contaríamos con otra subida al barrio de San Antonio, en La Zubia, pero mucho menos exigente, para comenzar una larga bajada hasta el centro de la población, buscando la Avenida Pablo Picasso, en dirección a Cájar. Este tipo de bajadas también producen un desgaste, si bien mucho más silencioso, ya que se trata de un terreno en el que las características del descenso provocan que las piernas necesiten más rapidez y más zancada, contando con el siempre traumático hecho del intenso golpeteo contra el suelo. Sin embargo, seguía encontrándome bien, comprobando en el cronómetro que la media kilométrica en ese último tramo era mucho mejor obviamente. Es frecuente que tras la bajada a mayor ritmo se opte por seguir a un ritmo similar por el terreno llano que continúa, que en este caso no era otro que los dos kilómetros y algo que llevarían a la meta en Cájar, con el intervalo de una pequeña bajada en la parte final. Así que la vorágine de esa bajada más la culminación en llano de los últimos kilómetros provocaron algo que este corredor hubiera desechado al principio: correr en el tramo final por encima de lo programado inicialmente, a un ritmo muy distinto al de los primeros kilómetros.

Comentaban en la llegada que el recorrido estaba – de nuevo – mal medido y que la distancia real podría estar en 12 kilómetros y medio, algo que siempre es deducible cuando se comprueba la infinitud de algún kilómetro, siendo en este caso muy apreciable entre el 7 y el 8, en mi opinión. Por tanto, si consideramos la medición oficial de 12 kilómetros podríamos estar hablando de un discreto ritmo de e 4 minutos y 41 segundos el kilómetro, aproximadamente, siendo lo importante que las piernas siguen respondiendo aceptablemente bien.

De esta carrera he de decir que todo ha sido bien diseñado: corte de cruces, avituallamiento, el cual ha sido más que suficiente, presencia de Protección Civil y Policía Local, personal del área de Deportes y otras de los tres Ayuntamientos, voluntarios, etc., demostrándose que las cosas se pueden hacer correctamente si existe predisposición. También muy apreciable la camiseta técnica entregada a la finalización de la prueba.

Y en esta carrera hubo otra, pero mucho más agradable. La que hicimos Ángel Luís, Bernardo, Fernando, Alejandro y quien esto suscribe cómodamente sentados en una de las terrazas cercana al Palacio de los Deportes de Granada (por cierto, Alejandro, excelente idea esa la de lo cubos de fresca cerveza). De esa lúdica reunión salieron varios proyectos y quedadas, siendo mi propuesta una larga tirada por la Vega de Pinos Puente un domingo por la mañana. Hecha queda para todo el que se quiera apuntar – del club y de fuera del mismo-.

Pero también saludamos a un amplio espectro de corredores. Además de los ya citados, finalmente pude ver a Jose, mientras charlaba con Francis Tovar, a Rafa Botellas, a Francis Buendía, que recién sale de una lesión en la espalda, a Manolo del Club de Atarfe, a Eduardo y Jorge de nuestro club, así como conocer a nuevos miembros del mismo tales como (otro) Eduardo. No vi a Edu, si bien leo en su blog que ya se encuentra casi recuperado, así que espero encontrarlo en Huétor Tajar.

Por tanto, culminada ya la sexta prueba del circuito, pronto iremos afrontando el necesario entrenamiento para las grandes pruebas en distancia que poco a poco se avecinan, tales como la prueba de Orgiva, la Media Maratón de Motril y la del Melocotón de Guadix, entre algunas otras de más de diez kilómetros.

martes, 1 de mayo de 2007

REENCUENTRO


En su último mensaje Paco Montoro me comentaba que expusiera mis sensaciones vaticinando, en cierto modo, la temática de este nuevo post que vuelve, digamos, a su "normalidad" después de varios meses encerrado en la preparación del MAPOMA, hoy ya culminado satifactoriamente, como conocéis. Asimismo, el bloguero hiperactivo Lens me envíaba un correo -ante la imposibilidad de poder introducir un mensaje en este blog por cuestiones técnicas que desconozco- felicitándome por ser ya maratoniano, produciendome esta afirmación algo que hasta ahora me había preguntado tan sólo en el anterior post cuando lo titulaba ¿ ya soy maratoniano?. Asimismo Mario, -compañero durante casi toda la carrera de Madrid y excepcional guia turístico-cultural de la Villa-, comentaba en su último comentario el hecho de habernos arrojado a correr el MAPOMA, sin apenas haberlo meditado concienzudamente, algo que si hubieramos llevado a cabo probablemente nos hubiera hecho desistir del intento.
En definitiva todas estas consecuencias no son más que toda la amalgama de elementos que conforman el tiempo previo de la realización de algo que para muchos - principalmente quien nunca ha corrido- es una gesta, y para otros la consecuencia natural de un tiempo de sacrificio y dedicación. En todo caso, unos y otros llevan razón en algo: existe un alto nivel de exigencia y cierta disciplina porque no es factible llegar a una carrera de 42 kilómetros con lo puesto.
Pero ahora toca reencontrarse, sin desechar lo ya conseguido, porque es cierto que hay un antes y después tras la culminación del primer maratón, sin que eso signifique que este corredor haga cosas distintas a las que ya hacía antes de correr en Madrid, es decir, seguirá corriendo sus adorados diez, quince, veinte o veinticinco kilómetros por sus adorados lugares de la Vega, de Caparacena, de Búcor, de Granada, en fín, culminando las distintas rutas pasadas, presentes y también futuras que seguirán presentes en este corredor popular. Asimismo seguirá, con la misma ilusión del primer día, participando en el Circuito de Diputación de Granada y buscando en el calendario carreras repartidas a lo largo y ancho del año, ya sean la Media Maratón de Córdoba, la Media Maratón de Almería, la carrera de la noche de San Antón, en Jaén, y buscando nuevos retos futuros como será, con casi toda probabilidad, el maratón de Sevilla el proximo mes de febrero. Pero nada de eso impedirá disfrutar de tardes de sábado donde el correr se convertirá en un placer exento de sufrimiento a la espera de poder tomar unas "canecas" con los amigos de la Peña y con Emilio. Nada de eso cambiará porque cambiando todo esto se modificará, ni más ni menos, que la esencia nuclear que me han conectado con el mundo del correr, el cual es para mí -lo he dicho en varias ocasiones- no otra cosa que una forma de vida, una faceta de las más importantes de la existencia, en conjunción con el leer, con el escribir, con el pensar, con el convivir con los seres queridos, etc., etc.. En fín, un todo.
Pero no nos pongamos tan trascendentes y hablemos de las sensaciones.
Después del Maratón de Madrid opté por dejar seis días en barbecho, pero no pude dejar pasar más tiempo, así que el sábado opté por hacer una ruta cómoda de unos 10 a 11 kilómetros por la Vega de Zujaira a un ritmo que resultó bastante vivo, acabando en el campo de fútbol de esta localidad -que comparte con Casanueva-, para, una vez allí, venirme en coche con Emilio o Paco. En realidad, es una propuesta que hizo este último porque jugaban en aquel campo (por cierto, agradecer enormemente a Antonio, Presidente de la Peña y a sus miembros por la invitación en el Chino, el pasado sábado). En esa ruta descrita obtuve unas magníficas sensaciones, con total ausencia de cansancio ni dolor en las piernas. Por tanto, la recuperación ha sido total, incluido el vasto interno izquierdo, que tanto me preocupó en los últimos kilómetros del maratón.
La última salida ha sido esta mañana con Emilio, desde su casa de Santa Fé a través del carril bici primero y posteriormente siguiendo la vereda del seco Genil, entre alamedas e impresionante naturaleza. Y las sensaciones nuevamente han vuelto a ser magníficas, considerando que hemos llevado a cabo una fartlek de unos 10 kilómetros y medio y los últimos dos han sido hechos a una media de 4 minutos el kilómetro (por cierto, excelente progresión de Emilio). Por tanto, ni que decir tiene que este corredor se encuentra perfectamente recuperado y dispuesto a asumir otro nuevo reto de envergadura, si bien lo más importante sigue siendo disfrutar del correr.