Han sido casi tres años de blogs, los coincidentes con la dedicación a correr de una forma regular. Muchas páginas de sensaciones, de alegrías y de tristezas. Páginas que han adquirido vida propia y demostrado que lo que se hace y se escribe con corazón se plasma de igual manera. Y ahí está la plasmación de lo virtual en real, de nombres anónimos en personas reales, y de personas reales en amigos.
Siempre he sido partidario de marcharme cuando el rumor de la fiesta aún no se ha acallado, cuando las luces ofrecen sus mejores colores, si bien no siempre lo he conseguido. Pero creo que es lo más sensato: evaporarse ahora que existe un buen recuerdo. Y nunca mirar para atrás.
Porque me siento más vitalista que nunca y soy partidario de iniciar nuevos proyectos, seguir escribiendo de cómo veo el mundo -impulso éste que iniciará otro blog-, seguir leyendo, seguir estudiando, seguir emocionándome con la música, con el arte y con los viajes. Y por supuesto seguir corriendo, si bien convirtiendo esta actividad en lo que en realidad ha sido siempre: una necesidad personal, si bien a partir de ahora ya no expresada.
Me apetece sobremanera escribir sobre asuntos -sobre los que versará el nuevo blog-, que me ayuden a comprender el mundo en el que vivo, profundizar en asuntos que me preocupan y me inquietan. No quedarme de brazos cruzados ante esta avalancha de cinismo, corrupción, perversión y otros elementos que configuran hoy por hoy este inescrutable mundo. Probablemente no conseguiré otra cosa que confundirme más, pero me satisfará que al menos un par de personas al otro lado del ordenador compartan esas inquietudes. No significa que hablar de correr no sea importante -nada más incierto-, pero ahora hay que hablar de otras cosas por respeto a lo que uno admira, para no agotar algo tan mágico como es calzarse unas zapatillas y fundirse con la naturaleza. Creo.
Pasan los años y se agotan las etapas. Prefiero forzar el agotamiento antes de que éste se apodere de esta hipotética acción creadora. Emular el hastío antes de que el hastío lo inunde todo.
En esta decisión -que, creedme, es sumamente meditada-, no ha influido causa negativa alguna. Todo lo contrario. Ha sido tan estimulante la creación y el mantenimiento de este blog y tan enriquecedores vuestros comentarios, que morir de esa forma casi ni duele. Ahí quedan las entradas y los comentarios -que estarán durante algún tiempo hasta que consiga recopilarlo todo-. Pero sobre todo queda el espíritu del diario del corredor.
Capítulo aparte merece esa impresionante e ilusionante irrupción del grupo de Las Verdes, que sobredimensionó este blog. Las experiencias aquí contadas y los comentarios cruzados de este grupo, del que formamos parte un nutrido grupo de corredores, en ocasiones han rayado a un nivel sublime, pero eso también queda ahí. Para siempre. Y de esos comentarios y de esa afición ha correr ha surgido una sincera amistad que ya tiene los lazos sólidos y que disfrutaré a base de muchas verdes, buena charla y kilómetros. Por no hablar de la cantidad de amigos blogueros, surgidos a través de este blog o del de ellos y con quienes comparto infinidad de pasiones intelectuales. Éstos, posteriormente, se han convertido en amigos reales, casos de Jesús Lens -con el que comparto múltiples inquietudes, que además es miembro activo de Las Verdes-, Paco Montoro, Gregorio, Manuel Pedreira, Toni - Alfa - por nombrar tan sólo unos pocos. Gracias a todos.
Hay un momento para nacer y un momento para morir y este último siempre tiene que ser digno.
Un fuerte abrazo. Seguimos en contacto.