jueves, 31 de diciembre de 2009

SEGUIREMOS CORRIENDO, AUNQUE NO LO CONTEMOS.

Terminamos el año como comenzamos: corriendo, tras un año de muchas vicisitudes en este terreno. Un año para correr un maratón, media maratón de montaña, varias medias maratones en ruta y multitud de pruebas de menor kilometraje; un año para lesionarse y para recuperarse; para casi dejar la carrera y para incorporarse el difícil y exigente mundo de la bicicleta...un año muy largo.
Al que hoy hemos puesto cerrojo, con 17 kms. por una Vega, a veces lluviosa y a veces no. De nuevo seis corredores y la inestimable presencia de nuestro reportero oficial, mi Compae Paco, que hace una labor magnífica.
Un colofón para demostrar que si es que alguna vez me encontré en forma, en absoluto ahora estoy cercano a ella. Pero no cabe duda que me han bastado esos 17 kms. de hoy para sentirme bien y para comprobar de manera definitiva el enorme cisma que se produce en el grupo de Las Verdes en cuanto a ritmo de carrera.
Por tanto, desde el furgón de cola uno no tiene más remedio que aceptar que he sucumbido a la falta de entrenamiento y que transcurre el tiempo y esa mejora no acaba de llegar.
Pero como decía a Jesús Lens, al final de nuestra ruta, lo que más me place es poder correr ajeno a las lesiones. Con lentitud pero continuamente.
Una labor que seguiré haciendo siempre, aunque nuevos planes y nuevos proyectos para el próximo año no permitirán seguir contándolo de una manera continuada. No obstante, siempre estaré ahí, corriendo.
Nos vamos definitivamente del día a día mostrado por este blog. Porque hay que cambiar y evolucionar y porque no es necesario estar contando siempre lo que se hace con verdadero corazón.
Surgió de nuevo este blog porque la recuperación plena se lo merecía, pero ahora es mucho más factible seguir corriendo en la sombra.
Hasta siempre. Feliz nuevo año para todos. Nos seguimos viendo en OPINIONES INTEMPESTIVAS.

domingo, 20 de diciembre de 2009


Las obras del AVE y la lluvia de los últimos días han dificultado hoy mi ruta.

Como decía en la anterior entrada, hoy domingo, volvería a hacer una distancia similar. Y esa era la planificación inicial, inmediatamente, a los pocos kilómetros, comprobé que el del río Velillos (afluente del Genil), a su paso por la aldea de Ánzola se encontraba desbordado y más adelante me iba a encontrar con el terreno embarrado de las obras del tramo del AVE Antequera-Pinos Puente.
Me encontré a un lugareño de Casanueva conocido y le pregunté si había mucho barro. Sí, te vas a poner perdido, me dijo. Pero ya no era cuestión de volver.
Y, efectivamente, el barro traspasó unos centímetros las NB 1222 y me vi obligado a correr algunos metros por el trazado en obras de la que será la vía de Alta Velocidad. De esa manera pude volver a entrar en Ánzola, dando un rodeo de unos 500 metros.
Cuando atravesé Ánzola consideré la idea de no hacer la ruta de Casanueva porque de nuevo volvería a encontrarme con los mismos inconvenientes del terreno, así que decidí alargar la ruta en dirección a Valderrubio para entrar a Pinos Puente por el Camino Real, que se encuentra asfaltado.
Como preveía la zona de camino anterior a conectar con la carretera de Fuente Vaqueros-Valderrubio era transitable. Bastantes charcos pero también espacio suficiente para no pisar agua ni barro.
Un frío intenso a las tres de la tarde rebotaba en mis oídos, lo que obligó a subir la "braga" y tapar parte de la cabeza.
De hecho, desde ayer estoy utilizando la malla larga Asics y la nueva camiseta técnica Nike que ofrecen un resguardo suficiente para el frío de estos días. También he acudido a los guantes técnicos Nike, que siempre están en el maletero del coche.
Abrigado de esa manera no importa que pasen los kilómetros.
La idea inicial de hoy era hacer esos 14 kilómetros de ayer, o tal vez menos. Pero, finalmente han sido 16 los kilómetros aproximados que me he visto forzado a hacer, debiendo decir que las fuerzas hoy han sido muy justas. Efectivamente, muy justas.
No haber tenido un día intermedio de descanso me ha pasado factura, aunque debo estar satisfecho de no experimentar dolor alguno en las zonas lesionadas hace unos meses.

VOLVIENDO A RUTAS SALVAJES


Aldea de Caparacena. Al fondo Pinos Puente.

Sí, es probable que esté volviendo, tal y como decía Gregorio en su último comentario. Y, seguramente, esté en lo cierto porque en la tarde del sábado, con 6 grados de temperatura, pero con sensación de más frío aún dado el aspecto nublado y húmedo del clima, ejecuté 14 kilómetros en buena armonía física, a pesar de que el terreno elegido no era en absoluto propicio para ello.
Estrené nueva ruta. Me explico: no era una ruta inédita, pero los tramos que uní sí que lo eran.
Arranqué desde Caparacena y atravesando la parte alta de Pinos Puente me adentré en otro terreno distinto: la carretera local que une Pinos Puente con Tiena.
Últimamente cuando no tengo muy controlado el kilometraje a ejecutar utilizo la técnica del tiempo, consistente en dar la vuelta justo en el minuto que me haya propuesto. De esa manera, se asegura un periodo de tiempo -entre la ida y la vuelta- muy exacto, posibilitando, además, calcular muy aproximádamente el kilometraje hecho.
Ayer, precisamente decidí volver al llegar al minuto 35, acabando el recorrido total en 1 hora y 10 minutos y algunos segundos, dado que el terreno en la vuelta era algo más dificultoso.
Pero fue precisamente en la vuelta cuando me encontré más fuerte, haciendo atisbo de aparición, por primera vez en bastante tiempo, la calidad, toda vez que los dos últimos kilómetros fueron ejecutados a un ritmo mucho más fuerte.
Llegué francamente cansado, pero me sentí bien, fuerte y pletórico.
Posteriormente, estiré en la plaza de la bucólica aldea de Caparacena, lugar en donde dejé el coche, bajo una tarde fría y un motivo luminoso de Navidad, que presagiaba encendido. Tras ese esmerado estiramiento volví a trotar unos metros, pasando junto a un bar que en ese momento despedía ajetreo humano. Lógicamente, me imaginé que estarían tomando anís y mantecados junto a una chispeante chimenea. Era lógico porque hacía frío y estaba cerca la Navidad.
A las 17 horas, la tarde ya estaba cayendo y la temperatura bajaba ostensiblemente y yo ya había completado 14 kilómetros, había estirado, había trotado y me había cambiado. De manera que cuando puse en el coche "La voz dormida" de Mago de Oz ya casi se presagiaba la noche. Un buen momento para tomarse una ducha bien caliente y conectar la Sony Bravia para ver "Hacia rutas salvajes", cuyo paisaje natural te quita el hipo.
Hoy domingo, la propuesta será correr en torno a 1 hora y 10 minutos, igualmente, buscando el terreno más llano de la Vega, como luego contaré.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

ALGO MÁS FUERTE Y ALGO MÁS CONFIADO


Parte final de la ruta completada esta tarde

La tarde del miércoles, lluviosa y desangelada ha sido testigo de mi primer entrenamiento tras la Media Maratón del pasado domingo. Y para ello he elegido una ruta no demasiado fácil de 11 kms, como es la que transcurre entre el Pantano del Cubillas y Caparacena. La media kilométrica ha sido de cinco minutos el mil.
Con no mucho frío y algo de lluvia "gallega", he optado por la malla "pirata" Mizuno y me enfundado encima de la camiseta técnica Asics, el chubasquero técnico Joluvi que nos fue obsequiado el pasado 3 de diciembre en la clausura del Circuito de Diputación. También he preferido llevar los guantes técnicos Nike.
Correr esta tarde en esas condiciones atmosféricas y en la práctica soledad de la ruta, ha sido una gozada. El campo se encontraba limpido y relajado tras los muchos litros cúbicos que caídos horas antes a tenor de las huellas de los abundantes charcos en el asfalto.
Y me he encontrado fuerte por primera vez en mucho tiempo. Y esa fortaleza me ha tornado más confiado y con mejores propósitos atléticos para los próximos meses.
Soy consciente que tras la lesión ha sobrevenido el lógico abandono, incluso en las comidas y el leve aumento de peso. No ha sido algo excesivo, pero si cambiable.
Con la ilusión de la fortaleza de hoy, avalada por la satisfacción de haber acabado en buenas condiciones físicas la prueba del pasado domingo, me planteo mucho más en serio los siguientes entrenamientos y apuesto por más sacrificio y alguna calidad en las sesiones venideras.
Otra satisfacción más que me regala el correr.

domingo, 13 de diciembre de 2009

MEDIA MARATÓN DE GRANADA DE 2009 (13 DE DICIEMBRE)

Atrás quedaron aquellos tiempos en los que la Media Maratón de Granada se convertía en una referencia de la temporada. Y aunque no descarto que esos tiempos puedan volver, (el tiempo es siempre una espiral impredecible) en los últimos años esta prueba se ha convertido para mí más en un reto que en otra cosa.
Agujereado por lesiones, probablemente derivadas de la participación en pruebas de alta dureza, últimamente participar en esta prueba se convierte en una incógnita.
Pero he de admitir que hoy estoy satisfecho de mi participación en la prueba granadina.
Satisfecho porque cuando meses atrás casi estás escribiendo el testamento de corredor y prácticamente colgando las zapatillas, acabar una media maratón se convierte en motivo de satisfacción.
Satisfecho, además, porque hace unos días, una vez comprobado el estado físico y el inmenso vacío que me producía hacer 18 kilómetros, vaticinaba que sería difícil detener el crono en 1 hora y 40 minutos y lo elevaba a 1 hora 45. Sin embargo, éste ha quedado detenido en 1 y 41 minutos y unos cuantos segundos, por lo que presumo que no estaba tan mal de forma física pos lesión, aunque sí adolecía de una enorme falta de entrenamiento y acumulación de kilómetros.
Y esa falta de kilómetros era muy detectable a lo largo y ancho de la ruta por las calles de Granada y así lo comentaba con Gregorio, con el que hoy he hecho pareja desde el principio hasta el final. Probablemente la mayor distancia entre nosotros a lo largo de la carrera no ha excedido de los cinco metros, que estando en similares condiciones lo mejor para ambos era buscar mutuas referencias, que siempre son necesarias para planificar la carrera más regularmente.
Decir que he experimentado horribles sensaciones a lo largo de los 21 kilómetros sería exagerado, pero es cierto que no he sentido excelentes sensaciones en ningún momento. De hecho, percibía en exceso la falta de kilómetros y los muchos meses sin hacer una distancia parecida a ésta. Y es que en realidad, somos lo que entrenamos en buena parte.
Sin embargo, todas estas reflexiones quedan en un segundo plano, porque si bien el año pasado, haciendo un tiempo similar al de este año, me sentía enfadado y con ganas de abandonar las pruebas de competición, este año mi opinión es totalmente distinta: vuelvo a sentirme corredor. Uno podrá venir de hacer maratones, medias maratones de montaña y demás pruebas que exigen un buen estado de forma y un buen nivel de entrenamiento, pero te descuidas unos meses, caes en una lesión, dejas de entrenar, y en brevísimo tiempo puedes retornar a los infiernos y sentir cómo todo lo hecho ha servido de poco. Lo digo siempre: correr siempre es menor de edad.
Por eso decía que poder acabar esta prueba por debajo de 1:45 para mí ha supuesto un renacimiento.
Como renacimiento es para cada uno de los corredores. En el vestuario escuchaba a un corredor decir eufórico que por fin había bajado de la 1:50 y un compañero del club estaba muy satisfecho por bajar de las dos 2 horas.
Corremos y amontonamos pasiones y anhelos, que normalmente pasan desapercibidos para las personas que se cruzan cada día en la calle con nosotros pero no tanto para quienes tenemos cerca. Porque correr no se limita al mero hecho de hacerlo, sino que arremolina todo un cúmulo de sensaciones, sentimientos y, en muchos casos, formas de vida. De ahí que cada vez respete más al corredor aficionado (que el término popular no me gusta utilizar).
Estamos en el mes de diciembre y desde octubre me estoy reencontrando con los caminos. Por eso, la prueba de hoy, lejos de convertirse en rutinaria, la he sentido con la misma ilusión con la que asumí la primera que hice en octubre de 2006.

viernes, 11 de diciembre de 2009

"PREPARADOS" PARA LA MEDIA MARATÓN DE GRANADA


Nos obsequiarán con esta camiseta técnica. Si cruzamos la meta. Si se diera el caso de que así no sea, me conformaré con tenerla en esta entrada.

El corto entrenamiento de casi 10 kilómetros en esta tarde de viernes será la última sesión para encarar la Media Maratón de Granada el próximo domingo.
Acudo a esta prueba como el que acude a un entrenamiento largo, tras casi cinco meses sin hacer esa distancia de 21 kms.
El pasado domingo sufrí para culminar 18, por lo que la suma de tres más no será un camino de rosas.
Pero no me importa. No, en esta ocasión. Años atrás tomaba esta prueba como la elegida para intentar bajar marca, pero desde hace un par de años el propósito es otro.
Por tanto, ya que no otra cosa voy a intentar, buscaré disfrutar del recorrido por esas queridas calles de mi ciudad y celebraré como un novato llegar a meta sin dolores ni otras pendencias.

martes, 8 de diciembre de 2009

UNA RUTA DE OTOÑO



Por nada del mundo deseaba perderme el incomparable espectáculo de ver las alamedas de la Vega en otoño, de manera que a la hora del almuerzo inicié hoy mi ruta de 13 kms, por la Vega que une Pinos Puente con Fuente Vaqueros.
Y, como sospechaba, me encontré una Vega limpida y unas alamedas descargadas de hojas, las cuales se arremolinaban alrededor de los troncos de los árboles, creando un impecable tapiz marrón. Imagen ésta que mezclada con las escuálidas ramas de los chopos hacen que el otoño adquiera en estos lugares el verdadero sentido de su esencia.
Trotaba a ritmo sostenido por caminos silenciosos y ausentes. De hecho, correr a las tres de la tarde ofrece el privilegio de transitar en soledad con el sólo ruido armónico de tu respiración y el crepitar de la suela de la zapatilla en el terreno.
Pensaba en algún momento de la ruta que correr para mí cada día es más placer y menos deporte. Advierto que me desplazo sin tregua y observo sobre mi cabeza el lento pasar de las copas de los árboles. Un privilegio que cuesta trabajo comprender que no sea ejercitado por más personas, que ajenos a toda esa belleza prefieren hundirse en sus sillones y devorar toda esa inmundicia que destila la caja tonta, mientras se atiborran de comida insana y luego, inevitablemente, se frustran y dejan nacer en su interior un resentimiento peligroso.
Pensaba en todo eso mientras llegaba a mi olfato el incomparable olor de brasa de chimenea, seguramente proveniente de los cortijos salpicados por toda la Vega.
Volver a penetrar en las alamedas una vez atravesado el pueblo lorquiano hace renacer de nuevo la emoción, mientras que el camino embarrado recuerda que las heladas nocturnas caerán en unas horas.

Pero al mismo tiempo observo que me cuesta avanzar. Las piernas están cansadas de los 18 kilómetros del pasado domingo y sigo encontrándome vacío como hace dos días, sensación que atribuyo a la falta de kilómetros tras casi cuatro meses de inactividad.
Por tanto, no tengo más remedio que rebajar mis objetivos para la próxima media maratón, que será el próximo domingo, toda vez que el tiempo que auguraba de 1 hora y 40 minutos, muy probablemente se eleve cinco minutos más.
La prueba de esa revisión obedece a que en la ruta hecha hoy mi tiempo se sitúa por encima de seis a siete minutos sobre los peores tiempos empleados en esa misma ruta hace seis meses.

domingo, 6 de diciembre de 2009

LA CUESTA DEL PERRO

El perro ya no viene veloz hasta la reja a ladrarme cuando paso corriendo cuesta abajo, en dirección a Caparacena. Y es algo que hecho de menos.
Al principio, no niego que me sobresaltaba su inminente ladrido. Me acosaba con sus fauces, enfadado de veras. O tal vez asustado. Pero ya parece que se ha familiarizado con el ruido de mi pisada o tal vez su olfato, su arma poderosa, ya me identifica como conocido.
Esta tarde pasaba por allí, junto a su morada, a las tres de la tarde y pude contemplarlo alejado, plácidamente tumbado al sol, probablemente haciendo la digestión del almuerzo recién triturado. A mí, en cambio, me quedaban 18 kilómetros por delante, y aún no había almorzado.
A lo lejos, me pareció ver su semblante confiado, sabiendo ya quien pasaba por allí, ataviado algunos días de rojo, otros de azul y otros de negro. Hoy estrenaba camiseta gris y malla corta Mizuno, negra y amarilla, pero aún así, mi amigo el perro, logró identificarme.
Sigue existiendo el cartel que reza: "Cuidado con el perro", pero ya no va dirigido a mí.

viernes, 4 de diciembre de 2009

CLAUSURA DEL CIRCUITO DE DIPUTACIÓN


Este vanguardista edificio ha acogido esta noche la clausura del Circuito 2009. Además es la sede del club en el que milito.

Con cierto sabor navideño, dado el decorado de la sede de Caja Rural de Granada, volvimos un año más a congregarnos en torno a la clausura de la 22 edición del Circuito de Fondo de Diputación, con un ambiente de gala.
Momentos agradables, sin duda, en los que departir con compañeros de ruta sin tener que hablar de forma entrecortada. Entusiastas del correr que fuimos a departir un rato, recoger nuestros merecidos regalos y tomar unas fresquísimas cervezas Cruzcampo.
Una bolsa bien configurada de camiseta técnica de manga larga, primera capa, camiseta convencional y chubasquero celeste. Tejidos de calidad que aprovecharemos en las rutas invernales.

POR FIN ES VIERNES

Y con el viernes se inicia mi semana atlética, como ha sido costumbre en las dos últimas semanas.
Una ruta alrededor del Pantano, o bien, en dirección a Caparacena, marcará este primer entrenamiento, intentando "meter" kilómetros progresivamente para llegar la próxima semana en las mejores condiciones posibles a la Media Maratón de Granada.
No será una prueba de propósitos para mí, como en años anteriores, sino de terminación.
No podré dar para más. Confío en rondar el 1,40 y con ese tiempo me sentiré más que satisfecho.

viernes, 27 de noviembre de 2009

UN CAMINO CON SABOR A "EL NOMBRE DE LA ROSA"




A eso de las 4 de la tarde, cuando el sol aún estaba lejos de apagarse inicié mi ruta de, aproximadamente, 12 kilómetros entre Pinos Puente y Caparacena.
Los primeros quinientos metros vaticinaban una tarde de perros; de hecho, ha sido el primer día en el que he salido con marga larga -una camiseta técnica Asics de color azul mar con una disimulada raya lateral blanca, del mismo y logotipo de la marca también de color blanco-, que estrenaba hoy precisamente. Pero, inmediatamente, cuando avanzaba por un camino intermedio rodeado de olivos que siempre me ha sugestionado (hubo una época, ya lejana, en el que siempre me iba a correr por ese camino tras salir de la oficina. Posteriormente comía, mientras veía el genial comienzo de "El nombre de la rosa". Por tanto, ese camino - el ser vive de buenos recuerdos- me recuerda de una forma muy especial esta película-), el frío fue desapareciendo y el aire fue menguando, al tiempo que la zancada la presentía fácil y el avance rápido.
Vapuleado por mis pensamientos - prueba de que iba bien en todos los sentidos-, pronto penetré en la aldea de Caparacena. Veintitrés minutos marcaba el reloj. Así que fiel a la idea de hacer una hora completa, decidí avanzar en dirección al Pantano del Cubillas para dar la vuelta justo en el minuto 30 de recorrido.
La vuelta fue mucho más estimulante. Me sentí fuerte y con ganas, recortando en un minuto el regreso. Finalmente, cuando llegué al lugar donde estaba aparcado el coche, al final de la calle de Pinos Puente que me vio nacer, sentí satisfacción. Dicen que D'Stefano pronunció emocionado "Gracias, vieja", cuando comprobó lo mucho que le había dado el fútbol. Yo pronuncié otra frase: sencillamente: "gracias".

jueves, 26 de noviembre de 2009

COMENZAMOS MAÑANA


Aún me cuesta creer haber podido competido, tras cuatro meses en la cuerda floja (Entrada a meta en Monachil. Foto debida a Paqui -esposa de Roberto-)

¡Vaya semana! No he podido dar un paso desde la prueba de Monachil. Ahora bien, me resarciré en estos tres días del fin de semana, en el que podré hacer si me lo propongo y las musas me son favorables, alrededor de 30 kilómetros.
Además, desde la prueba del domingo, doy por concluida oficialmente la lesión, aunque aquí la oficialidad siempre tiene que ser oficiosa. Pero sí, ya no está alojado en mi mente el pensamiento negativo que te paraliza y oprime.
Tal y como veo las cosas en estos tiempos, el valor que doy al correr es muy otro. No busco la mejora como fin y soy capaz de correr en competición casi como en el entrenamiento.
Mi relación con el correr en estos momentos alcanza otra dimensión, percibiendo que esa acción ya no es sólo una actividad atlética sino una forma de vida definitiva a la que siempre hay que estar agradeciéndole su presencia.
Porque sentirse contento por el simple motivo de que mañana a eso de las 4 de la tarde me perderé por algún camino, supone algo más que hacer deporte. Palabra.

domingo, 22 de noviembre de 2009

COMPITIENDO, QUE NO ES POCO


Monachil por su entorno y ubicación, justo en la falda de Sierra Nevada, es un pueblo con encanto, al que llegar corriendo puede convertirse en un suplicio.

Compitiendo, que no es poco. Porque cuando casi descartas correr, competir se convierte en una utopía.
Pero la utopía se ha cumplido, con mejores resultados de los que me esperaba. Y, lógicamente, no me refiero al tiempo empleado que nada importaba, sino a la respuesta de la tendinitis aquilea. De hecho, desde el día de la lesión - el 8 de agosto- no había corrido más de 13 kilómetros seguidos (en una sola ocasión, además).
Sin embargo, necesitaba hacer esta prueba por varios motivos, siendo el principal poder comprobar que aquella tendinitis cada vez es más historia.
Y la prueba que tocaba para ese arriesgado test resultó ser una de las más duras del Circuito. Una prueba en la que hasta las bajadas poseían dureza, de tan pronunciadas.
La idea era correr como si de un entrenamiento más se tratara. Pero nunca se corre igual en competición que entrenando: la adrenalina está más a flor de piel y la marea humana de corredores te lleva en volandas. No obstante, siempre busqué ritmos muy cómodos.
Y lo conseguí, porque cuando está en juego el estado físico ninguna motivación puede ser más válida que procurar no lastimarte.
La prueba de La Amistad, cuando arranca en Monachil se convierte en muy dura, sencillamente por un motivo: hay que volver a la población del entorno de Sierra Nevada. Y esa llegada consiste en más de 3 kilómetros de subida ininterrumpida, sin obviar las muchísimas duras tachuelas que surgen a lo largo del trayecto.
No obstante, aunque mi propósito era mucho más modesto, mi reloj se detuvo en 1 hora 11 minutos y algunos segundos, bastantes menos de los previstos por mí, inicialmente. Sin embargo, hay que decir -tal y como comentábamos esta tarde Mario y yo por teléfono- que es probable que hayan sido algo menos de 15000 metros los recorridos, algo que nos lo podría confirmar alguien que llevara GPS.
Por tanto, no mucho más que contar; o tal vez sí. Desde el punto vista atlético, se trataba de cumplir un trámite necesario, además de un test que esperaba con fruición, pero en el aspecto personal he de reconocer mucha satisfacción por estar cada vez más cerca de saborear mieles de antaño.
El próximo test será la Media Maratón de Granada, el 13 de diciembre, prueba en la que procuraré buscar algo de más exigencia, siempre y cuando responda convenientemente en los entrenamientos, si bien no será el crono mi máxima prioridad en la prueba granadina.
Finalmente, daros las gracias a todos los que celebrasteis "mi regreso".

viernes, 20 de noviembre de 2009

CORRIENDO POR LOS VIEJOS LUGARES


El pantano del Cubillas siempre me ha parecido un lugar especial.

Correr es filosofía. Es literatura. Es vida. Pensaba en ello cuando esta tarde a las 15,20 iniciaba una ruta antigua. Una ruta de las que guardas buenos recuerdos, por lo excepcional del paisaje, por la aureola que desprende y por ser un recorrido redondo.
Justo el año pasado, más o menos por estas fechas, integre la ruta que rodea el Pantano del Cubillas en la rutina de preparación del Maratón de Sevilla y conservo nítido el recuerdo de haber dado dos vueltas a esos diez kilómetros y medio rodeado de nieve, agua-nieve y viento. Pero desde entonces no la había vuelto a hacer.
De hecho, ya casi pertenecía al mundo de los recuerdos y de lo onírico, porque tras la seria lesión del Aquiles comencé a deshojar hojas y cada una de esas hojas caídas era una ruta entrañable recorrida en los últimos años, pero imposible de volver a hacer.
Y, por fin, hoy he podido desandar el camino y he podido ir recogiendo esas hojas caídas. De ahí que correr sea un trasunto entre la literatura y la vida.
Y he vuelto a sentirme libre, dichoso. Porque correr me hace sentir de forma especial. Dejas atrás el tumultuoso mundo plagado de engaños e intrigas y a pocos kilómetros de la ciudad te integras y confundes con el paisaje. Miras al cielo y al suelo y te ves a ti mismo corriendo y observas como pugna con el viento la marca de tu pantalón de deporte o de la camiseta. Vuelves a imaginarte en el entorno y aciertas a comprender que eres tan sólo un individuo que avanza a través de la nada entre caminos y senderos movido por unos pulmones, un corazón y unas piernas.
Pero eso es lo mágico de correr. Eso, y saber que las batallas que creíste perdidas siguen reeditándose como desearías que ocurriera en otros aspectos de la vida. Pero me temo que la vida es mucho más ingrata que el correr. Y por eso corro.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

AVANZANDO CADA DÍA



Los dioses me están siendo propicios.
Si viviera en tiempos del guerrero Aquiles, bien podría reconocer un pacto tácito con el dios Ares, por medio del cual mi compromiso de seguir derribando enemigos conllevaría una mejora considerable de esa parte vulnerable. Pero a día de hoy la solución tiene que ser otra. Que desde luego no conozco.
Haciendo abstracción de la literatura he de decir, clara y llanamente, que esa zona del pie que tan preocupado me ha tenido en los meses anteriores, está respondiendo perfectamente. Incluso, cuando supero la cifra de diez kilómetros.
Lógicamente, he hecho los deberes: reposo, vuelta a las plantillas expresamente diseñadas para mi pisada, especial cuidado de no calzar zapas desgastadas o maltrechas, abandonar -temporalmente, espero- las grandes cuestas, olvidarme de la calidad por el momento y estirar lo suficiente.
Muchos puntos a tener en cuenta, si bien no es difícil mantenerlos. De hecho, el estricto cumplimiento de todos estos puntos es lo que posibilitará mi permanencia en este deporte.
He ido dando los pasos precisos, sin aventurarme a incrementar de golpe el kilometraje, pero creo que estoy en disposición de poder participar el próximo domingo en la última, polémica y dura prueba del Circuito de Diputación de Granada: la prueba de La Amistad, que este año vendrá acompañada de numerosas rampas y un total de 15 kilómetros.
Allí estaré dispuesto a acabar la prueba al mismo ritmo que estoy entrenando actualmente, es decir, empleando una media de 5,05 5,10 el kilómetro. Además, la motivación de poder reencontrarme con la competición vendrá aderezada por la posibilidad de poder culminar las 10 pruebas mínimas necesarias para puntuar. De hecho, me gusta sobremanera acudir al acto de clausura y entrega de premios, ya que es una magnífica oportunidad de charlar con amigos y conocidos, algo que en las pruebas no siempre es factible.
Por tanto, nos veremos en Monachil, salvo catástrofe.

sábado, 14 de noviembre de 2009

DE NUEVO, DICIEMBRE



A ver si fuera posible tener un diciembre glorioso como lo fue el anterior, hace casi un año. Un diciembre que vino jalonado por la extraordinaria subida al Conjuro en compañía de una parte parte muy importante del grupo Verde y que se perfeccionó con esa mítica subida al Castillo de Moclín que tantas buenas sensaciones nos dio en aquella fría mañana de diciembre.
Atravesar aquellas carreteras locales y visualizar a lo lejos aquel históricos Castillo del mítico Reino de Granada fue especial para ese grupo de Verdes que mentalizados en una especie de Reconquista fuimos avanzando por aquellas rampas que dejaban a Tiena cada vez más pequeña y ridícula en aquella luminosa y fría mañana.
Especial también por la bonhomía de mi amigo Paco, que sin avisar y sin protocolo se erigió en suministrador de agua en las primeras rampas de Tiena, cuando más falta nos iba haciendo el líquido elemento.
Quedaron fotos de aquel evento como las dos que acompaño a esta entrada, aunque en un año atlético ocurren muchas cosas y se sufren muchas lesiones.
Este año también diciembre puede pintar bien. De hecho, fue otro diciembre de hace tres años cuando sufrí mi primera lesión paralizante en aquella ilusionante Media Maratón de Sevilla-Los Palacios en la que estaba seguro bajaría con creces de 1,30. Y camino de ello iba, pero me rompí sin equívoco alguno. Fue mi primera fisura en el gemelo o en el soleo, si bien luego llegaron las subidas a La Ragua y el Maratón de Sevilla, por no hablar de un sinfín de pruebas y entrenamientos.
Por tanto, no hay que dudar que las cosas pueden volver a enderezarse. De hecho, en este momento van por un camino correcto.
Veremos mañana en el segundo test de los 13 kilómetros, antes de lanzarme a los 15, a finales de la semana próxima.

jueves, 12 de noviembre de 2009

PROGRESIÓN



Después de 3 meses, hoy he podido completar una ruta medianamente decente de trece kilómetros, tras acabar ayer el ciclo de los nueve kilómetros.
Y es que creo que estoy planificando correctamente mis entrenamientos y gracias a ello no estoy sufriendo recaídas en las lesiones del pasado mes de agosto.
Y por eso estoy contento, pero para nada entusiasmado, ya que las lesiones son menores de edad y las recaídas siempre son espadas de Damocles.
Vengo de hacer un recorrido de los que considero sagrados. La ruta desde Pinos Puente, atravesando la Vega y penetrando en Zujaira siempre me ha parecido un talismán por contar con interesantes ingredientes que posibilitan bien el rodaje, además de posibilitar también un ejercicio de cierta dureza en algunos tramos. Y todo ha sido superado.
Pero eso no quiere decir que esté totalmente recuperado. Eso se comprobará a partir de ahora con el incremento kilométrico.
El sábado hay una salida propuesta por la mayor parte del grupo de Las Verdes. Una ruta que me gustaría hacer. Pero se trata de una ruta de 18 kilómetros, distancia a la que quiero llegar de aquí a quince días si quiero seguir manteniendo esta sensata progresión y poder plantarme en el Medio Maratón de Granada para hacer un tiempo de 1 hora 45 minutos, máximo.
Si ya estuve durante varios días en los cinco o seis kilómetros, para una vez superados sin problemas pasar a los nueve kilómetros, distancia en la que me he mantenido durante varias sesiones, lo lógico y razonable es seguir porfiando en esos doce o trece kilómetros durante varias sesiones para alzar el listón a los quince kilómetros, y así sucesivamente. Por tanto, saltar de los trece a los dieciocho me parece algo descabellado.
Otra opción válida es cumplimentar el sábado no más de catorce, pero hay contar con la suficiente sangre fría de volver para atrás sabiendo que vas en armonía y sin síntoma de cansancio (el cansancio en grupo es más llevadero). En fin, todo un dilema.

martes, 10 de noviembre de 2009

PRIMERO CONTACTOS CON LA CALIDAD

El último entrenamiento sólo pudo significar una cosa: cada vez me siento más reafirmado en mi recuperación. Y significó también el primer contacto en mucho tiempo con algún atisbo de calidad.
Si hasta ahora he rodado con prudencia a una media no inferior a 5,15 el kilómetros, el pasado sábado por los caminos de la Vega en dirección a Ánzola pude observar que mis piernas ya podían ir en algunos tramos sobradamente por debajo de 5 minutos el kilómetro.
Igualmente, la respiración y el ritmo acompasado de las piernas era más resuelto, lo que significa que poco a poco el ritmo va llegando.
Probablemente integre esta ruta en mi nueva semana atlética. Si lo consigo podré volver al punto de comienzo en el que me quedé el fatídico 8 de agosto.


Mi semana atlética no comenzará hasta el miércoles. Por la tarde, temprano, no más allá de las cinco buscaré una ruta corta como preámbulo a lo que deseo sea más intenso los días posteriores.
Si la semana pasada pude acabar con 30 kilómetros semanales, en ésta que ahora comienza aspiro a alcanzar los 40, objetivo éste que me podría ya situar en una posición de comienzo para intentar alcanzar el ritmo de los pasados meses de junio y julio.

jueves, 5 de noviembre de 2009

YO TUVE UNA LESIÓN....



....Pero todo parece indicar que la estoy superando.
El pasado miércoles volvía a los caminos para devorar esos mismos nueve kilómetros que ya devoré el lunes a mediodía. La tarde ya estaba oscura y los caminos quietos y expectantes ante la inminente aparición de la luna, que ya dibujaba sus claros perfiles en el horizonte.
Reconozco que me sentí intruso ante tanta quietud pero también advertí cierta complacencia entre las hojas de los árboles. Eso me hizo sentir bien.
Minutos antes salía del coche y comenzaba a cambiarme. Ojeé a mi alrededor y contemplé demasiada quietud y ni un alma alrededor. El Pantano del Cubillas es una zona apartada de la población y sólo en días soleados y no demasiado tarde se contemplan paseantes y algún deportista. Entonces no pude evitar preguntarme la sempiterna frase de que qué hago yo aquí. Además sentí pánico al pensar que la recuperación todavía estaba en su fase álgida y pudiera ser que la oscura noche me encerrara en su seno en tierra de nadie. Son esos momentos de desasosiego en los que un corredor vocacional decide seguir siéndolo.
No lo pensé un segundo más y comencé a trotar. El camino inicial entre los pinos era aún más oscuro y el perro que todo vigila ya se estaba retirando a sus aposentos.
Quien conozca la zona de la que hablo comprenderá que es un lugar orográficamente roto y sin orden alguno, algo similar a como debió ver el terruño grisáceo y con color ceniza el gran Scott Fitzgerald en el "Gran Gatsby". Una ruta que por esos motivos me engancha sobremanera.
Sabía que encontraría el Camino del Cortijo de Santa Rosa aún más misterioso, tanto por sus características como por el avance de la tarde. Y así fue. De hecho, los pocos pájaros otoñales ya habían elegido su rama preferida y los imaginaba hinchando su pecho para crear una conjunción con Morfeo. Atravesar esos campos en tierra de nadie sólo era posible corriendo. Y allí estaba yo, solamente con mi corazón, mis pulmones y mis piernas.
La vuelta por Caparacena despertó mis sentidos aún más. La tarde oscurecía y poco remedio había ya para esa situación. Iba perdido en esos pensamientos, oteando el paisaje, tranquilo. Cansado pero tranquilo.
Y cuando llegué de nuevo al coche pensé con enorme gratitud que todo ese mosaico de sensaciones y pensamientos sólo era posible desarrollarlo si no existía preocupación alguna por el talón de Aquiles.

lunes, 2 de noviembre de 2009

COMO DORIAN GRAY


Tras la cuarta salida a los caminos, parece que mi faceta de corredor se está normalizando. Tras la última salida del mes de octubre el pasado viernes, el primer día de noviembre, volvía a hacer treinta minutos por los caminos y carril-bici paralelos a la Circunvalación de Granada, desde La Bobadilla.
Al día siguiente, pasadas las dos de la tarde del día 2 noviembre, me atrevía con una ruta más dura y más larga que transcurre desde el pantano del Cubillas a Caparacena, para volver por el mismo camino. Nueve kilómetros que han supuesto una prueba de fuego a mis dolencias, siendo éstas inexistentes.
De ahí que ya pueda ir entonando una nueva victoria contra las lesiones, sin que aún deba entonar la canción demasiado alta.
Otras facetas del correr están ausentes lógicamente: la falta de ritmo, la irregular respiración....todas esas cosas que se pierden fácilmente. Pero es placentero volver a trazarse una nueva meta y seguir avanzando. Lo peor que le puede pasar a un corredor es lesionarse. Todo lo demás: la falta de forma, la falta de tiempo, la falta de ganas, la climatología, el ajuste de comidas... todos esos aspectos mundanos no importan ni impiden poder correr. En cambio las lesiones te dejan completamente seco y vacío.
Yo podría firmar ahora mismo un hipotético pacto con el diablo y erigirme en un Dorian Gray, en el que podría perfectamente renunciar a competir o a no hacer tiradas kilométricas, a cambio que me permitiera correr casi a diario ¿ No creéis que sería un buen pacto ?
Porque poder correr, poder hacer deporte, para muchos de nosotros, es un antídoto contra muchas cosas que nos rodean. Y si nos eliminan ese antídoto nos encontramos inermes.
Todos sabemos que correr es sinónimo de libertad. Desplazarse a través de senderos, de caminos, es un privilegio en los tiempos que vivimos.
Muchos otros preferirán lucrarse, corromperse, castigarse el hígado o los pulmones, amasar por amasar. En cambio, para nosotros lo importantes es que no nos falte ese antídoto. Cuestión de gustos.

sábado, 31 de octubre de 2009

SEGUNDA SESIÓN POST LESIÓN


Doblemente satisfecho. Por poder hacer mi segunda sesión post lesión y por aumentar el tiempo de ésta.
Esta tarde, cuando el color se iba haciendo de ceniza y los campos de la Vega intercambiaban su verdor por un color indefinido, inicié mi entrenamiento.
¡Muy tarde! me comentó a modo de saludo un corredor con el que a veces me cruzo. Y sí, lo era. Pero no importaba. Sabía que mi ruta no se alargaría más allá de la media hora, y salvo algún imponderable, estaría de vuelta cuando la luz diera su última estocada.
Una Vega limpida, que si bien mostraba un aspecto totalmente contrario al sábado pasado, también parecía aguardar a que acabara mi ruta. Yo sé perfectamente que esos lugares no desean que me ausente. Y por eso colaboran.

Aprovechando esta entrada deportiva, me parece oportuno mostraros la que será mi equipación ciclista para el invierno. Recién venida desde Hong-Kong, este año seré Lotto:




jueves, 29 de octubre de 2009

AÑORADA CONTINUIDAD


Fotografía de familia de la primera temporada de Esquí Atletismo Caja Rural

Tras la satisfacción del pasado sábado, cuento mis días para volver a patear, pero no sin cierto temor aún.
Es lógico. Cuando estás lesionado y vuelves a la actividad no recobras la confianza hasta pasado un tiempo, hasta que llega un momento en el que las molestias remiten por completo. Y eso es algo que tu mente comprende en su momento preciso.
Hace unos días todo peligró -aún peligra-, pero cinco kilómetros bastaron para actuar como antídoto ante una situación que se presentaba como irreversible.
Sé que seguiré teniendo molestias en el talón de Aquiles y que seguiré arrastrando molestias en soleos y gemelos, pero espero no recaer, para lo cual ya he previsto todo un programa de cuidados paliativos. Es algo que he de ir incorporando para evitar lesiones futuras.
Uno de los asuntos que consideraba descartado era la continuidad en mi apreciado Club Esquí Atletismo Caja Rural de Granada.
Cuando Alejandro, nuestro mentor me comunicó que se estaba en plazo para renovar las licencias, casi opté por dejar pasar ese plazo. Es decir no continuar. Seguir en un club de corredores y no poder dar un paso, me dije, es un absurdo. Pero tras la sesión breve del sábado mi percepción de la realidad cambió un poco.
Y ha sido esta mañana cuando Alejandro me llamó por teléfono para interesarse por mi continuidad en el club. "José, tú eres fuerte y te recuperarás", me ha dicho mi buen compañero. Y, lógicamente, sus ánimos y mi disposición a continuar han hecho que siga perteneciendo a este entrañable club de corredores, pero también de amigos.
Una excelente forma de ratificar mi continuidad en este deporte.

domingo, 25 de octubre de 2009

UN BUEN DÍA PARA PEDALEAR

Excelente día, desde luego. Al menos en Granada. Una mañana clarisíma, muy típica de esta parte del año, si bien con unas temperaturas aún nostálgicas del verano.
A las 11 opté por dar una vuelta por los alrededores del Pantano del Cubillas, siguiendo la siguiente ruta: Granada-Maracena-Albolote-Acceso a la Crta. del Torreón-Camino de entrada al Campo de Golf-Caparacena-vuelta al Pantano-Atarfe-Camino de Atarfe-Maracena-Granada. Una ruta, que aproximádamente podría contar con 40 kilómetros, distancia en la que me muevo con garantías, sin demasiado cansancio.
Pero me topé de bruces con la primera avería mecánica. Una avería no demasiado importante, pero que aconsejó un recorte de la ruta, para evitar males mayores.




Este camino, testigo tantas veces de mis subidas al Torreón, hoy ha sido protagonista de mi primera avería mecánica.
En el camino que une la carretera del Torreón con la Urbanización Media Elvira (Campo de Golf), decidí comenzar a infiltrarme por algunos accidentados senderos entre olivos existentes a ambos lados de ese camino. Se trata de una MTB y es lo que procede cuando montas en una bici de estas características. Además, en estas circunstancias se disfruta lo suficiente como para convencerte que no montas en una bici de carretera. Dicho y hecho.
Sin embargo, en esos caminos se expone la bici a una mayor tensión y sufren mucho más los cambios en el cadenado. Una mala maniobra de novato, provocó que no supiera cambiar a tiempo el cadenado de la estrella y en esa transición lenta perdió la tensión el cable del cambio, si bien éste ya me estaba dando problemas desde la salida anterior. El resultado de la avería ha sido la imposibilidad de cambiar a estrellas más grandes: la cadena sólo se deslizaba a través de la estrella pequeña. Ante ello tuve que detenerme y, por suerte, la desinteresada ayuda (muy común en este mundo) de un ciclista con quien me crucé se pudo tensar algo el cable, gracias al "blister" de llaves allen que el portaba, y que yo debería de portar.
Ante tamaña situación, opté por no alargar la ruta hasta Caparacena, debiendo de configurar la velocidad de la estrella con los piñones más pequeños, para compensar algo el pedaleo. De lo contrario, la producción de café hubiera sido esta mañana muy considerable.
El mundo de la bicicleta tiene sus propias normas. Unas normas muy distintas al mundo del correr.
Cuando corres y eres un corredor medio o avanzado, lo único que podría detenerte sería una lesión. En cambio, en bici la lesión es la propia bicicleta, ya que la lesión del ciclista -a excepción de alguna caída- es más extraña, si bien no completamente inexistente.
De ahí que en bici se deba siempre portar, además de recambio de cámara, llaves y como bien apuntó Mario una herramienta remachadora para "sellar" las hipotéticas roturas del cadenado.
La ruta, por suerte, la pude culminar perfectamente, a pesar de no poder cambiar la estrella, algo que en un ciclista en ciernes como yo no supone mucho problema ya que aún las piernas no están demasiado preparadas para mover desarrollos mayores. De hecho, he llegado muy cómodo a Granada. Y, lo más importante, sin afectación alguna en las zonas musculares lesionadas.

sábado, 24 de octubre de 2009

VUELVO A LOS CAMINOS




El 8 de agosto me rompí cuando feliz y con las endorfinas a flor de piel bajaba por las complejas rampas salpicadas de curvas y duro asfalto de la carretera local que une a Tiena con Pinos Puente. Semanas antes subía con frecuencia al Torreón de Albolote y había conseguido llegar a la estación de invierno de la Ragua sin detenerme ni un segundo.
Meses antes había participado en mi segundo maratón en Sevilla y durante los meses previos, incluidos diciembre y enero había entrenado satisfactoriamente con lluvia, frío e incluso nieve. Además, había participado en un buen número de pruebas con buenas sensaciones en todas ellas. Y hasta ese fatídico día 8 no me había resentido.
Pero no había sido demasiado prudente en cuanto a estiramiento, masajes o ejercicios complementarios. Para colmo me "encerré" en unas zapatillas -las Asics 2100-, hasta el punto que no fui lo suficientemente objetivo para comprobar que éstas ya habían cumplido sobradamente su ciclo. Con ellas me lesioné en esa prometedora ruta de Tiena.
Inmediatamente comprendí que algo se había roto en mí. Fui al fisio y éste comprobó que tenía tocado el Aquiles y que sufría microrrotura - de nuevo - en el gemelo derecho. Y seguí no siendo prudente.
La semana posterior a ese 8 de agosto la pasé cojeando, pero aún así no pude resistir la tentación de hacer una ruta mañanera el 15 de agosto. Y fue ese el punto decisivo y desequilibrante que me envió a la inactividad.
Aún así, cuando el talón de Aquiles izquierdo bajó su inflamación y mejoró sensiblemente la tendinitis a base de crioterapia, Traumeel y reposo; aún así, decía, a principios de septiembre, cuando el membrillo va cambiando su color verdoso por otro amarillento, volví a trotar. Para ese fin elegí dos rutas similares: el primer día troté desde Caparacena a Pinos Puente y el segundo entre el Pantano del Cubillas y Caparacena. En ambas rutas me sentí muy bien, en parte debido a que en ese intervalo había adquirido la Specialized y había hecho alguna que otra ruta. Todo a pedir de boca.
Pero el correr siempre es menor de edad.



Un buen día, recién venido de las vacaciones decidí hacer una ruta confiada y trivial, de esas que se hacen por placer, no sometida a la onerosidad del tiempo y la distancia. Y volví a romperme. En esta ocasión no fue debido ni al talón de Aquiles ni a nada, en principio, preocupante. En realidad, reapareció de nuevo la microrrotura del gemelo derecho, aquella que me acompañaba también desde el día 8 de agosto y aún no se había disipado del todo.
Y, obviamente, ante esta situación tan poco estimulante decidí colgar las armas y atar la caballería. Mis días como corredor estaban contados, pensé.
Y así lo dije en la bitácora de un corredor de Opiniones Intempestivas. Me refugié, entonces, en la bici y decidí armar mi proyecto deportivo junto a las dos ruedas, algo que sigue totalmente vigente, y espero que simultáneable.
Pero pasados veinticuatro prudenciales días desde esa segunda recaída, y tras dedicar tiempo a meditarlo, decidí que hoy sábado debía probar. Anuncié que haría 10 kilómetros, pero bienvenidos consejos de compañeros de oficio me convencieron que no debía hacer más de 30 minutos. Y les he hecho caso.


Esta mañana, por fin, con una luz clarísima en la Vega, con un poco de calor, aún nostálgico de los meses pasados, decidí enfundarme la ropa técnica, olvidada durante tanto tiempo y calzar la New Balance "Xavi" y trotar por mi adorada Vega de Pinos Puente. A punto estuve de portar música como aconsejó Javi, pero opté por escuchar los sonidos de la naturaleza, que también necesitaba de esa música.
¿ Y cual es el resultado que debo anunciar ?
Magníficas sensaciones y nulas molestias, ni en el Aquiles ni en el gemelo derecho. Cinco sabrosos kilómetros a un ritmo muy suave, en torno a los 5 minutos y 20 segundos, que han hecho que me reencuentre con el correr. Lógicamente, cuando acababa la ruta la euforia era casi incontrolable e imaginé que la Vega me estaba obsequiando con su belleza.
Sé perfectamente que no estoy totalmente recuperado, pero ya estoy en el camino de la recuperación. Probablemente ésta no sea total, pero al menos me bastará para sentirme de nuevo corredor.