sábado, 31 de octubre de 2009

SEGUNDA SESIÓN POST LESIÓN


Doblemente satisfecho. Por poder hacer mi segunda sesión post lesión y por aumentar el tiempo de ésta.
Esta tarde, cuando el color se iba haciendo de ceniza y los campos de la Vega intercambiaban su verdor por un color indefinido, inicié mi entrenamiento.
¡Muy tarde! me comentó a modo de saludo un corredor con el que a veces me cruzo. Y sí, lo era. Pero no importaba. Sabía que mi ruta no se alargaría más allá de la media hora, y salvo algún imponderable, estaría de vuelta cuando la luz diera su última estocada.
Una Vega limpida, que si bien mostraba un aspecto totalmente contrario al sábado pasado, también parecía aguardar a que acabara mi ruta. Yo sé perfectamente que esos lugares no desean que me ausente. Y por eso colaboran.

Aprovechando esta entrada deportiva, me parece oportuno mostraros la que será mi equipación ciclista para el invierno. Recién venida desde Hong-Kong, este año seré Lotto:




jueves, 29 de octubre de 2009

AÑORADA CONTINUIDAD


Fotografía de familia de la primera temporada de Esquí Atletismo Caja Rural

Tras la satisfacción del pasado sábado, cuento mis días para volver a patear, pero no sin cierto temor aún.
Es lógico. Cuando estás lesionado y vuelves a la actividad no recobras la confianza hasta pasado un tiempo, hasta que llega un momento en el que las molestias remiten por completo. Y eso es algo que tu mente comprende en su momento preciso.
Hace unos días todo peligró -aún peligra-, pero cinco kilómetros bastaron para actuar como antídoto ante una situación que se presentaba como irreversible.
Sé que seguiré teniendo molestias en el talón de Aquiles y que seguiré arrastrando molestias en soleos y gemelos, pero espero no recaer, para lo cual ya he previsto todo un programa de cuidados paliativos. Es algo que he de ir incorporando para evitar lesiones futuras.
Uno de los asuntos que consideraba descartado era la continuidad en mi apreciado Club Esquí Atletismo Caja Rural de Granada.
Cuando Alejandro, nuestro mentor me comunicó que se estaba en plazo para renovar las licencias, casi opté por dejar pasar ese plazo. Es decir no continuar. Seguir en un club de corredores y no poder dar un paso, me dije, es un absurdo. Pero tras la sesión breve del sábado mi percepción de la realidad cambió un poco.
Y ha sido esta mañana cuando Alejandro me llamó por teléfono para interesarse por mi continuidad en el club. "José, tú eres fuerte y te recuperarás", me ha dicho mi buen compañero. Y, lógicamente, sus ánimos y mi disposición a continuar han hecho que siga perteneciendo a este entrañable club de corredores, pero también de amigos.
Una excelente forma de ratificar mi continuidad en este deporte.

domingo, 25 de octubre de 2009

UN BUEN DÍA PARA PEDALEAR

Excelente día, desde luego. Al menos en Granada. Una mañana clarisíma, muy típica de esta parte del año, si bien con unas temperaturas aún nostálgicas del verano.
A las 11 opté por dar una vuelta por los alrededores del Pantano del Cubillas, siguiendo la siguiente ruta: Granada-Maracena-Albolote-Acceso a la Crta. del Torreón-Camino de entrada al Campo de Golf-Caparacena-vuelta al Pantano-Atarfe-Camino de Atarfe-Maracena-Granada. Una ruta, que aproximádamente podría contar con 40 kilómetros, distancia en la que me muevo con garantías, sin demasiado cansancio.
Pero me topé de bruces con la primera avería mecánica. Una avería no demasiado importante, pero que aconsejó un recorte de la ruta, para evitar males mayores.




Este camino, testigo tantas veces de mis subidas al Torreón, hoy ha sido protagonista de mi primera avería mecánica.
En el camino que une la carretera del Torreón con la Urbanización Media Elvira (Campo de Golf), decidí comenzar a infiltrarme por algunos accidentados senderos entre olivos existentes a ambos lados de ese camino. Se trata de una MTB y es lo que procede cuando montas en una bici de estas características. Además, en estas circunstancias se disfruta lo suficiente como para convencerte que no montas en una bici de carretera. Dicho y hecho.
Sin embargo, en esos caminos se expone la bici a una mayor tensión y sufren mucho más los cambios en el cadenado. Una mala maniobra de novato, provocó que no supiera cambiar a tiempo el cadenado de la estrella y en esa transición lenta perdió la tensión el cable del cambio, si bien éste ya me estaba dando problemas desde la salida anterior. El resultado de la avería ha sido la imposibilidad de cambiar a estrellas más grandes: la cadena sólo se deslizaba a través de la estrella pequeña. Ante ello tuve que detenerme y, por suerte, la desinteresada ayuda (muy común en este mundo) de un ciclista con quien me crucé se pudo tensar algo el cable, gracias al "blister" de llaves allen que el portaba, y que yo debería de portar.
Ante tamaña situación, opté por no alargar la ruta hasta Caparacena, debiendo de configurar la velocidad de la estrella con los piñones más pequeños, para compensar algo el pedaleo. De lo contrario, la producción de café hubiera sido esta mañana muy considerable.
El mundo de la bicicleta tiene sus propias normas. Unas normas muy distintas al mundo del correr.
Cuando corres y eres un corredor medio o avanzado, lo único que podría detenerte sería una lesión. En cambio, en bici la lesión es la propia bicicleta, ya que la lesión del ciclista -a excepción de alguna caída- es más extraña, si bien no completamente inexistente.
De ahí que en bici se deba siempre portar, además de recambio de cámara, llaves y como bien apuntó Mario una herramienta remachadora para "sellar" las hipotéticas roturas del cadenado.
La ruta, por suerte, la pude culminar perfectamente, a pesar de no poder cambiar la estrella, algo que en un ciclista en ciernes como yo no supone mucho problema ya que aún las piernas no están demasiado preparadas para mover desarrollos mayores. De hecho, he llegado muy cómodo a Granada. Y, lo más importante, sin afectación alguna en las zonas musculares lesionadas.

sábado, 24 de octubre de 2009

VUELVO A LOS CAMINOS




El 8 de agosto me rompí cuando feliz y con las endorfinas a flor de piel bajaba por las complejas rampas salpicadas de curvas y duro asfalto de la carretera local que une a Tiena con Pinos Puente. Semanas antes subía con frecuencia al Torreón de Albolote y había conseguido llegar a la estación de invierno de la Ragua sin detenerme ni un segundo.
Meses antes había participado en mi segundo maratón en Sevilla y durante los meses previos, incluidos diciembre y enero había entrenado satisfactoriamente con lluvia, frío e incluso nieve. Además, había participado en un buen número de pruebas con buenas sensaciones en todas ellas. Y hasta ese fatídico día 8 no me había resentido.
Pero no había sido demasiado prudente en cuanto a estiramiento, masajes o ejercicios complementarios. Para colmo me "encerré" en unas zapatillas -las Asics 2100-, hasta el punto que no fui lo suficientemente objetivo para comprobar que éstas ya habían cumplido sobradamente su ciclo. Con ellas me lesioné en esa prometedora ruta de Tiena.
Inmediatamente comprendí que algo se había roto en mí. Fui al fisio y éste comprobó que tenía tocado el Aquiles y que sufría microrrotura - de nuevo - en el gemelo derecho. Y seguí no siendo prudente.
La semana posterior a ese 8 de agosto la pasé cojeando, pero aún así no pude resistir la tentación de hacer una ruta mañanera el 15 de agosto. Y fue ese el punto decisivo y desequilibrante que me envió a la inactividad.
Aún así, cuando el talón de Aquiles izquierdo bajó su inflamación y mejoró sensiblemente la tendinitis a base de crioterapia, Traumeel y reposo; aún así, decía, a principios de septiembre, cuando el membrillo va cambiando su color verdoso por otro amarillento, volví a trotar. Para ese fin elegí dos rutas similares: el primer día troté desde Caparacena a Pinos Puente y el segundo entre el Pantano del Cubillas y Caparacena. En ambas rutas me sentí muy bien, en parte debido a que en ese intervalo había adquirido la Specialized y había hecho alguna que otra ruta. Todo a pedir de boca.
Pero el correr siempre es menor de edad.



Un buen día, recién venido de las vacaciones decidí hacer una ruta confiada y trivial, de esas que se hacen por placer, no sometida a la onerosidad del tiempo y la distancia. Y volví a romperme. En esta ocasión no fue debido ni al talón de Aquiles ni a nada, en principio, preocupante. En realidad, reapareció de nuevo la microrrotura del gemelo derecho, aquella que me acompañaba también desde el día 8 de agosto y aún no se había disipado del todo.
Y, obviamente, ante esta situación tan poco estimulante decidí colgar las armas y atar la caballería. Mis días como corredor estaban contados, pensé.
Y así lo dije en la bitácora de un corredor de Opiniones Intempestivas. Me refugié, entonces, en la bici y decidí armar mi proyecto deportivo junto a las dos ruedas, algo que sigue totalmente vigente, y espero que simultáneable.
Pero pasados veinticuatro prudenciales días desde esa segunda recaída, y tras dedicar tiempo a meditarlo, decidí que hoy sábado debía probar. Anuncié que haría 10 kilómetros, pero bienvenidos consejos de compañeros de oficio me convencieron que no debía hacer más de 30 minutos. Y les he hecho caso.


Esta mañana, por fin, con una luz clarísima en la Vega, con un poco de calor, aún nostálgico de los meses pasados, decidí enfundarme la ropa técnica, olvidada durante tanto tiempo y calzar la New Balance "Xavi" y trotar por mi adorada Vega de Pinos Puente. A punto estuve de portar música como aconsejó Javi, pero opté por escuchar los sonidos de la naturaleza, que también necesitaba de esa música.
¿ Y cual es el resultado que debo anunciar ?
Magníficas sensaciones y nulas molestias, ni en el Aquiles ni en el gemelo derecho. Cinco sabrosos kilómetros a un ritmo muy suave, en torno a los 5 minutos y 20 segundos, que han hecho que me reencuentre con el correr. Lógicamente, cuando acababa la ruta la euforia era casi incontrolable e imaginé que la Vega me estaba obsequiando con su belleza.
Sé perfectamente que no estoy totalmente recuperado, pero ya estoy en el camino de la recuperación. Probablemente ésta no sea total, pero al menos me bastará para sentirme de nuevo corredor.