Comenta Mario - y razón no le falta - que el tiempo que empleamos en recorrer los 18 kilómetros y medio en la ruta Órgiva-Lanjarón-Òrgiva es bastante bueno. Y es cierto. En la crónica de la carrera yo hablaba de un tiempo discreto y había comentarios de amigos (Paco Montoro, Ángel Luis) que afirmaban que el tiempo era bastante bueno. para las caracteristicas de la prueba. Por tanto, me rindo. Que yo advirtiera que el tiempo era discreto es más consecuencia de valoraciones subjetivas que objetivas, pero todo es muy relativo, a la vez que complejo, en este mundo singular y extraordinario del correr y cada corredor popular ha de valorar su rendimiento, su tiempo y su forma de correr en función de diversas variables, que serán tantas como corredores somos.
También comentaba Mario que el tiempo empleado era bueno si consideramos nuestras características morfológicas -muy parecidas-: más de 1,80 de estatura y algo más de 80 kgrs., de peso, características que nos hacen "intrusos" en un mundo de gente mucho más liviana. Creo que fue Eduardo (blog "una padre que corre") a quien le escuché o le leí, sobre el saltamontes de 90 kgrs., ironizando sobre su morfología y su (nuestra) mayor problemática para arrastrar nuestro peso y altura en pruebas de gran número de kilómetros, cargadas de subidas y/o de bajadas algunas de ellas.
Cada uno de nosotros, corredores populares, seguramente hemos atravesado nuestro particular desierto para llegar hasta aquí. En algunos casos habrá habido más éxito que en otros y habrá jugado un papel determinante la constancia y la predeterminación y convicción de llegar "algún día" a ser un corredor, sabedores muchos de nosotros que la naturaleza nos ha dotado de unas características físicas muy adecuada para otras especializades deportivas, pero no tanto para el fondo. Que esas deficiencias se puedan suplir o no con esa determinación antes aludida, con entrenamiento, con cambio de hábitos alimenticios, es una ecuación que habrá que solucionar a la luz de cada uno de nosotros.
En mi caso, jugador de fútbol durante bastantes años - guardameta en concreto-, formando parte de los distintos equipos de Pinos Puente y algún que otra temporada en otro equipo y algunos años más practicando este deporte en la Peña Eras Bodegón de Pinos Puente, mi físico se armonizó de acuerdo con el deporte que practicaba, para el que tenía las condiciones morfológicas adecuadas: altura, fortaleza, piernas robustas, etc. Asimismo, los años dedicados al ciclismo -algunos de ellos simultaneos al fútbol-, lograrón "afinar", parte de los grupos musculares necesarios para el deporte del pedal, si bien tampoco cuento con la morfología adecuada para ese deporte, algo que sufrió enormemente en la élite Indurain y que logró superar gracias a unas condiciones excepcionales como ciclista y como persona.
Por tanto, cuando uno se plantea correr en serio (que es cuando no corres esporádicamente, algo que siempre hice, sino cuando te planteas el correr como algo que integra tu vida y te afanas en cumplir con la mayor precisión posible). debe de temer muy claro los pasos necesarios que habrá de dar para convertirse en corredor. Esos pasos, como decía, serán distintos dependiendo de nuestras propias características y de la determinación. En mi caso, sabedor era que las condiciones físicas tenían que cambiar de manera determinante si deseaba "sentirme" corredor; había que adaptar musculatura inferior y sufrir esa adaptación (en mi caso, sobre todo los gemelos), perder envergadura y peso a base de entrenamiento y determinados hábitos alimenticios, buscar elasticidad en las piernas allá donde no la hubiera, así como algún que otro detalle de mayor o menor importancia; y sabía que todo eso iba a costar.
Indudablemente cuando inicias alguna actividad en tu vidad que te resta mucho tiempo y esfuerzo tienes que saber cuales son tus limitaciones, por tanto, no tuve ningún problema en comprender cuáles eran las mias en este mundo y en qué momento de mi vida había decidido correr en serio. Ni que decir tiene que desde antemano sabes que no llegarás a la élite y que te considerarías más que satisfecho si te conviertes en un corredor popula consecuente.
Y sí, aunque aún queda mucho camino por recorrer, hoy día, trás doce a quince kilos menos, menor envergaura, mayor elasticidad y estructura muscular de corredor bastantes kilómetros en las piernas, casi una docena de media maratones y maratón y un buen número de carreras menores, miras hacia atrás y sientes satisfacción al comprobar cómo lo que un día fue una idea, un proyecto, un atisbo de intención, hoy se va convirtiendo en algo más que un proyecto o una idea, si bien no sabría bien decir si un corredor, aunque sí es perceptible que algo ha cambiado en apenas dos años y algo suelen notar quienes están a tu alrededor. Todo esto ha supuesto un trabajo, mitad metódico, mitad improvisado y no es algo que todo el mundo está dispuesto a afrontar,sino todos los que interpretamos el correr casi como una religión como una forma de vida: poder comprobar cómo tu cuerpo y tu mente devoran kilómetros en horizontes perdidos o reencontrados y cómo estás sólo ante esos kilómetros, siendo de esa acción de donde surge una de las mayores experiencias que puedas encontrarte a diario. Nada aporta tanto por tan poco. Como bien decía un compañero hace unos días cuando comentábamos la carrera del pasado domingo o el maratón de Madrid: "sinceramente, siento envidia sana de vosotros".