CUMPLIMOS

Cumplimos como corredores. Si ayer estábamos hasta altas horas tomando unas sabrosas verdes en el Catedral Siglo XXI, justo al lado de la Catedral - la auténtica-, tras la presentación del libro sobre microcréditos del que es coautor Jesús Lens, esta tarde a las 7,30 ya estábamos preparados Abel, Antonio y quien esto firma para hacer 11 kilómetros y medio por una ruta que cada día nos gusta más: la que rodea el Pantano del Cubillas. Es cierto que nos atiborramos de cervezas y que nos bebimos la noche de una manera decidida, pero somos corredores y -como decía- cumplimos como tales y no es fácil que planificado un entrenamiento no lo cumplamos. Igual que ha cumplido Jesús jugando su habitual partido de baloncesto de los miércoles con compañeros de Cajagranada, de los cuáles conocimos a dos la noche del martes.
Nuestro entrenamiento, como ha comentado Antonio, ha estado muy bien. Corrimos muy bien. De menos a más (de menos a mal, querido Alter). Un comienzo con un ritmo modesto (Paco, tienes que venirte si te decimos que vamos tranquilos), conversando, desentumeciendo las piernas. Pero curiosamente comenzamos a arreciar el ritmo, probablemente llevados por la sorpresiva aparición de Paco y Meli en su moto, que nos acompañaron varios kilómetros, alentándonos a "tirar". Eso nos dio algunas alas, de manera que el ritmo se convirtió en más alegre hasta el final del recorrido.


ABEL, A PUNTO DE ENTRAR EN LA META DE LA ZUBIA (Foto debida a los compañeros de Granada fotos de fondo).




ANTONIO, CON LOS BRAZOS EN ALTO. JUBILOSO EN LA LLEGADA EN MAPOMA 2008

Resulta curioso pensar lo que son los hábitos. En cualquier aspecto de la vida. No obstante, el hábito de correr es especial porque exige una serie de pasos que suelen ser costosos para la mayoría de la gente que no tiene el hábito de correr o hacer deporte de manera estable. Hay que que tener en cuenta que si hoy nos toca correr, ese hecho ha de estar presente casi desde que saltas de la cama, porque todo lo que hagas en el día tendrá relación con la actividad, pudiéndola impedir incluso si no se respetan unas cuantas reglas. Tendrás que considerar muy seriamente sobre la comida que llevarás a cabo y lógicamente ésta no podrá consistir en alimentos pesados o grasosos, tampoco - por lo menos a mí- aporta energía la proteína ingerida con anterioridad a correr; así que casi siempre optamos por ingerir carbohidratos, bien sea a través de la ingesta de pasta, arroz o, incluso, pan. Entre los alimentos que no me perjudican, y por el contrario me benefician, para correr están: la pasta, el arroz, el bocadillo con jamón. Pero, como decía, me debilita algo la ingesta de proteínas, tales como las de la carne o el pescado. Estas dos cosas las intento tomar, o bien tras el esfuerzo, o en los días en los que descanso, que es cuando el sistema muscular necesita de estas propiedades.
Siguiendo sobre lo determinante que podrá ser o no ser el día que toque correr, hay que llevar también con mucho control la ingesta de bebidas alcohólicas. Por ese motivo no interpreto como buena la información que nos llega cuando algún compañero decide invitar, bien porque le han otorgado otro destino o celebre alguna efeméride personal. En estos casos, si se trata de algún compañero o compañera que tenga en estima, acudo pero suelo desaparecer en los primeros compases: tengo que correr. Y, claro, dejar caer esta frase a quien no lo hace de forma habitual no suele ser la definición de la diplomacia. Pero es lo que hay. Hay que hacerlo. Sobre todo porque pertenecemos a una cultura en la que la celebración ocupa un lugar muy destacado en las relaciones humanas y sin ese control sería muy difícil sujetarse a esta disciplina. Y porque el correr suele ser una aventura solitaria que necesita atenciones y sacrificios -aunque para mí los populares ese supuesto sacrificio se torna placer. Es la ventaja de no ser un corredor de élite-.
Y también será muy determinante la agenda durante las horas que dedicas al entrenamiento. Si son dos horas las que se necesitan, entre que corres, vas y vienes, esas dos horas hay que reivindicarlas, incluso, introduciendo ciertas dosis de sano egoísmo. Y más vale que tengamos acostumbradas a las personas que nos rodean. Tenemos un compromiso con nuestro deporte, por tanto, debemos hacer todo lo posible para que ese compromiso no lo violen. "Dejad que me ausente".