Cuando a eso de las diez menos diez de la mañana del domingo llegaba a Loja con Jose, recordé vivamente la dureza que de esta carrera percibí el año pasado. En mi opinión, junto a la de Alhama, la prueba más dura del circuito - abstracción hecha de la partícular dureza de las medias maratones que siempre son otra historia-,si bien es cierto que el año anterior debutaba en todas las pruebas del Circuito de Diputación y mi condición de corredor, probablemente, no estaba tan estructurada como ahora. No obstante, la dureza de las carreras siempre las plantea el propio corredor, en función de nivel de exigencia del grupo con el que desees marchar, o bien, el nivel que seas capaz de desarrollar.
Viajando con Jose es dificil llegar tarde; es un corredor muy ordenado y eficaz en sus planteamientos - de hecho entrena los domingos cuando comienza a rayar el día con el actual campeón nacional absoluto de veteranos en maratón y campeón de su categoria a nivel andaluz, Francís Tovar, con el cuál hoy he tenido el placer de conversar antes y después de la carrera y al que desde aquí saludo y agradezco el interés mostrado por mi próxima participación en el MAPOMA, cuyos consejos técnicos y alimenticios seguiré -. Por tanto, a eso de las nueve y cuarto partimos para la ciudad natal del General Narváez, de manera que habría tiempo de aparcar en lugar preferente, tomar un café en una de las dominicales cafeterías de la población y calentar un poco. Y así lo hicímos, en compañía de Edu y Paco (Nekerun), que acudió desde la antigua capital del Santo Reino para compartir con nosotros esta carrera del Circuito de Diputación. Sé positivamente que no será la primera a la que asista. De hecho, se ha estrenado en una de las más duras de media distancia.
Al poco de llegar nos comunicaron que el circuito tendría alrededor de kilómetro y medio menos que el año anterior, debido a unas obras en la ciudad, así que contaría con 10.800 metros, en vez de los 12.500 del año anterior. Ahora bien, no se había eliminado ni un centímetro de las temidas cuestas que protagonizan el recorrido. Sin embargo, esta mañana hablaba con Juan Martín, compañero del club y me comunicaba que tres GPS anunciaban que la carrera estaba entre 11230 y 11240 metros, evidenciando una vez más que es la gran asignatura pendiente que suelen tener casi todas las carreras que tienen un número de kilómetros inferior al medio maratón.
La salida no fue puntual. Por las causas que fueran se dió el pistoletazo a eso de las 11 y cuarto y en esta ocasión intenté ubicarme en la zona media del pelotón para no tener que sufrir las consecuencias ya vividas en carreras anteriores. No obstante, los primeros metros siempre son "basura", toda vez que salen con poco margen de espacio alrededor de 500 corredores, siendo también negativo que en esta carrera las calles de salida sean estrechas y provistas de pivotes a ambos lados de las aceras que ante la avalancha de piernas eran de dificil visualización y de ahí su peligro. En la Avenida de Andalucía los huecos son más que evidentes: comienza la subida por la antigua carretera de Málaga, que circunda por la parte alta de la población, a mitad de camino entre ésta y la autovía A-92, para de nuevo desembocar de nuevo en los aledaños de la salida en dirección a la Avenida Rafael Pérez del Álamo.
Esta subida por la antigua carretera de Málaga-Granada no suele hacerse demasiado dura por el sólo hecho de encontrarse en los primeros kilómetros de la carrera y los corredores aún estamos frecos, si bien las fuerzas que aquí se dilapiden de manera gratuíta luego se echarán de menos en los metros finales que son muy duros. Justo en el comienzo de la subida me encuentro con Alberto Soria, comentarista de este blog, que insiste en que tire y que no me obsesioné con las tres horas y media en el maratón de Madrid. Suele ser un corredor muy exhaustivo en cuanto al calculo de tiempos como ya demostró en Albolote.
La subida hace que, teóricamente, los kilómetros se ralenticen; no obstante no tengo esa impresión de realentización y me sorprende vez que ya se está rebasando el kilómetro cuatro, sospechando que pudieran estar mal medidos. Miro el cronómetro y observo una media aproximada de 4,35 el kilómetro, dato que me convence más que los propios hitos kilométricos, así que haces calculos para intentar racionalizar el ritmo en función de los kilómetros que restan, algo bastante aventurado en esta carrera dada la irregularidad del circuito. Cuando encaramos la curva final de la bajada, en dirección a los aledaños de la salida obtengo buenas sensaciones, las cuales se amplían por el control de avituallamiento. Doy dos o tres breves sorbos al botellín de agua y rápidamente lo arrojo. No tengo sensación de sed, pero sé de la necesidad de hidratarse.
El paso por el puente del rio Genil, en dirección a la estación, lo hago a un ritmo vivo, a pesar de que ya comienza a observarse la ligera inclinación de la breve pero tremenda subida que nos esperará en unos minutos. Un grupo de espectadores con mala fé nos recuerda lo agradable que sería estar sentados frente a una cerveza fresca y unas gambas, en vez de estar aquí sufriendo. Ante esos comentarios que dicen mucho del nivel cultural de alguna gente, siempre suelo hacer oídos sordos, molestándome mucho más la presencia sin sentido de automovilistas por lugares acotados; no obstante un corredor que va justo a mi lado se indigna por ese comentario y otro, de manera ocurrente, deja abierta una pregunta: "¿A ver qué tal se encuentran cuando les pasen unos años y sigan con esos hábitos saludables?". Los compañeros que van junto a él sonrien afirmativamente. Por tanto,si aún hay fuerzas para conectar con el mundo real que pasa junto a nosotros, significa que aún las fuerzas no están demasiado deterioradas
Alzo la cabeza y compruebo como corredores más adelantados se esfuerzan ante la tremenda cuesta que conectará con un camino de tierra que conduce a la estación de tren. Es un momento en el que la psicología puede fallarte si piensas obsesivamente que por ahí deberás de pasar tú en pocos segundos, así que prefieres centrarte en tu zancada y no pensar en el futuro inmediato, como podría decir el propio Lou Marinoff en su obra filosófica "Más Platón y menos Prozac". Y efectivamente, la subida es corta pero bestial. Es uno de los jirones de piel que te dejas por el camino y que hacen popular esta prueba. No obstante, no llego a arriba demasiado exhausto y lo que es más importante no tengo sensación alguna de cansancion en las piernas, lo cual prueba que los descansos tras las sesiones largas de entrenamiento los estoy realizando correctamente. Cuando me encontraba en la parte llana del camino de tierra pensé por un momento en que tenía suficientes fuerzas para poder incrementar la velocidad. Sabía por el cronómetro y el kilómetro en el que me encontraba que la media estaba muy poco por encima de los 4 minutos y 30 segundos, pero al percibir la cuesta que nos introducía de nuevo en la ciudad opté por ofrecerme unos minutos de viaje de placer, hasta el punto que me aparté bruscamente de un corredor de Motril que pegado a mí venía exhausto. En esos momentos sólamente quería gozar de mi retiro dorado. Y así continúe casi hasta el comienzo de la temida cuesta que ocuparía la parte final de la carrera.
Al llegar a ese punto observas que es en esa zona donde se han suprimido los casi dos kilómetros que diferencian el circuito del año pasado con el de este año. A los pocos metros ya es factible contemplar la voluminosa torre de la Iglesia lojeña; por tanto, sabes que no te desviarán para el centro, sino que nos harán dar un rodeo por la parte más alta y deprimida de la población. Ante el acierto o no de desviar la prueba por esta parte tan escarpada, siempre habrá opiniones a favor o en contra. Para muchos, se trata de una opción desechable toda vez que no son calles demasiado adecuadas, tanto por su estrechez como por su dureza; para otros supone un estímulo y una prueba certera del verdadero estado de forma del corredor. Sin quitar razón a unos u a otros, lo cierto es que esa subida de aproximadamente trescientos o cuatrocientos metros es vivida dramáticamente por propios y extraños, con independencia del estado de forma en el que se esté. De hecho, es de las pocas cuestas del circuito en las que he visto a gente andando, algo bastante inusual en una prueba de diez o doce kilómetros. El tramo final se hace cómodo, pero percibes ansiedad en los corredores por queder llegar cuanto antes, algo lógico si consideramos el alto nivel de sufrimiento atlético que atesoran los músculos. El promedio final ha sido de 4 minutos y 38 segundos el kilómetro, el cuál doy por correcto dado que no es una prueba donde se puedan bajar los promedios personales.
Una vez superado ese "accidente" geográfico, se vuelve a introducir la prueba por la Calle Real, se pasa de nuevo junto al Ayuntamiento, lo cual quiere decir que estamos a menos de trescientos metros para encarar la Avenida de Los Ángeles, lugar de salida y meta.
En cuanto a la organización, hay que decir que no es una prueba que esté mal organizada. No ha faltado el avituallamiento necesario, ni los voluntarios, ni la presencia de Policía Local, Protección Civil y Guardía Civil, si bien en algunos trayectos la señalización es deficitaria, hecho éste que provocó que el quinto clasificado en la general perdiera el liderato de la carrera, precisamente por no existir una señalización adecuada. Pensemos que la mayoría de los corredores solemos enfilar la dirección que nos marcan otros corredores que van delante, pero no es tan fácil para el lider de la prueba, o bien para quien se quede en algún corte, sin referencias.
En cuanto a la organización, hay que decir que no es una prueba que esté mal organizada. No ha faltado el avituallamiento necesario, ni los voluntarios, ni la presencia de Policía Local, Protección Civil y Guardía Civil, si bien en algunos trayectos la señalización es deficitaria, hecho éste que provocó que el quinto clasificado en la general perdiera el liderato de la carrera, precisamente por no existir una señalización adecuada. Pensemos que la mayoría de los corredores solemos enfilar la dirección que nos marcan otros corredores que van delante, pero no es tan fácil para el lider de la prueba, o bien para quien se quede en algún corte, sin referencias.
A nivel logístico, la bolsa del corredor es correcta, si bien algo discreta, principalmente en cuanto a la camiseta conmemorativa que no pasa de ser una camiseta básica de algodón, material éste que no es el más adecuado para el corredor en sus entrenamientos o competición. He visto a muchos corredores entrenar con camisetas técnicas que han sido entregadas en la medio maratón de Motril, la carrera nocturna de Atarfe o la prueba de fondo de Albolote, pero difícilmente se pueden hacer un montón de kilómetros con una prueba de algodón. Por lo demás, todo correcto, incluído el detalle de ofrecer el alimento insignía del lugar: los roscos de Loja y la buena organización que ímpide esa burda acumulación de corredores para recoger su bolsa, muy usual en otras carreras del circuíto.
En esta prueba, al estar concentrados los corredores en un espacio pequeño, tuvimos la oportunidad de ver a bastantes corredores conocidos. Además de los ya mencionados, saludamos a Alejandro Casares, Juan Martín, Javier y Antonio, a Mario (Resonao), con el que casí acordé la larga tirada del próximo domingo, a Manu, a Fernando, a Bernardo, a Antonio Castilla, a Luis, a Miguel Cervantes, que corría en su tierra y sale de una lesión, entre otros.
6 comentarios:
Estupenda y detallada crónica, como es habitual.
Estoy de acuerdo contigo en que la subida por la antigua carretera de Málaga no se nota practicamente, al menos para mi no supuso un esfuerzo especial. Iguales sensaciones tuve en la pendiente que llevaba hasta la estación de Renfe que subí con unas sensaciones inmejorables, ahora bien, ese muro del final es harina de otro costal...
Como disfruto leyendo tus vivencias en el asfalto. En mis tiempos de colegio tenía un gran amigo (todavía lo conservo) que esperaba con ansiedad leer sus redacciones, a menudo relataba nuestras vivencias en los fines de semana cuando íbamos a bucear al Morro de Levante o a San Patricio, y disfrutaba de lo mas. Pues contigo me pasa lo mismo.
Has hecho una buena carrera y notas la efectividad de tu entrenamiento para el MAPOMA.
Paco (Nekerun): Como sabes la próxima es la maratón de Baza, pero tú estarás en Málaga - es probable que yo también -; y la próxima será otra dura, la de Alhama, pero es muy, muy bonita. Ánimate. Yo no estaré ya que coíncide con MAPOMA.
Paco Montro (Fondista41): Gracias Paco yo también disfruto haciendo la crónica y escribiendo que es lo que me gusta. Si consigo transmitiros mis sensaciones y que os "metáis" en carrera con la imaginación, pero doy por satisfecho. Saludos y a seguir entrenando. Yo espero esta semana completar alrededor de 55 kilómetros. Ayer ya cayeron 12.
55 km esta semana, menos doce 43 te quedan, ¿cuantos para el domingo sí no sucede nada?. Las camisetas que te dan despues de cada carrera están bien para ponerse algo seco, asi que en principio no les pongo pero.... pero si son como la de atarfe mucho mejor, ¿¿donde las venden??
No es más que dedicación, amigo Hueso.
Mario:
El domingo, si ambos estamos disponibles, hacemos una tirada hasta Santa Fé y volvemos por Atarfe. Te envío el Viernes un correo para quedar a una hora y en un lugar concreto oK?
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