Esta tarde, con más voluntad que motivación, salí a hacer mi ruta de nueve duros kilómetros entre Pinos Puente y Caparacena, adentrándome en su tramo inicial por un camino plagado de olivos a izquierda y derecho y que está picado hacia arriba, desde el principio, tal y como pudo comprobar el pasado domingo Emilio. Busqué salir en horario lo más alejado posible del calor, por lo que me pareció adecuada la salida a las 20 horas y 20 minutos.
Justo es decir que esa falta motivación no viene derivada de ningún tipo de "bajón" psíquico que pudiera ser preocupante. Nada de eso. Más bien de una prolongada siesta que, al despertar, te devuelve a un mundo aún onírico y que has de ir construyendo con rapidez toda vez que la tarde, a pesar de la largura de las tardes, acaba volando, sobre todo si para corres decides desplazarte en coche, previamente preparar la bolsa, el Ipod, las gafas y todo lo que los corredores solemos llevar para correr. Finalmente la tarde dio bastante de sí y se pudieron completar esos nueve kilómetros duros y asimétricos en torno a los 42 minutos, sufriendo como siempre en esa esperpéntica cuesta del último kilómetros que los nativos del lugar denominamos como "la de los muertos", parece ser que adoptando algún suceso de la fratricida guerra española del 36, pero que ahora cobra verdadero sentido su denominación cuando tratamos de subirla, tras llevar ocho vivos kilómetros en nuestras piernas.
Y es época de entrenamiento continúo y duro, pero también de lectura. Acabada "La Catedral del Mar", de Idelfonso Falcones, ese best sellers que va camino de convertirse en una estela de "La Sombra del Viento", ahora toca abrir un libro de literatura mucho más seria: "La Montaña Mágica", de Thomas Mann, el autor alemán, ganador en 1929 del Premio Nobel de Literatura. La obra que acabé hace unos días, está más en la linea del divertimento, correctamente narrada y documentada, pero poco más; bastante en la línea de "Los Pilares de la Tierra", sin que, en mi opinión, posea el oficio de aquella. En esa linea siempre me decantaré por la novela histórica liderada por "El Puente de Alcántara" de Frank Baer. Pero no podemos negarle méritos a este abogado barcelonés que ha irrumpido en el panorama literario español - y mundial - con fuerza arrebatadora, construyendo una obra bastante correcta, si bien con fisuras.
La Montaña Mágica, la obra maestra de Mann, es bastante representativa de la literatura alemana, detallosa hasta la extenuación en elementos narrativos y posicionamiento interior del personaje. Pero todo esa esencia narrativa maratoniana nos llevará a un mundo de riqueza verbal y literaria al alcance solo de grandes narradores mundiales, algo que ya experimenté de manera muy emocionante con "Opiniones de un payaso" de Heinrich Böll, obra que ocupa un lugar destacado de entre mis lecturas más valoradas.
Por tanto, tiempo de entrenamiento, pero también de buena literatura. Tiempo de lectura de una novela larga, pero que se presenta con la vitola de las grandes obras mundiales, algo que se destila ya en sus primeras líneas.
Justo es decir que esa falta motivación no viene derivada de ningún tipo de "bajón" psíquico que pudiera ser preocupante. Nada de eso. Más bien de una prolongada siesta que, al despertar, te devuelve a un mundo aún onírico y que has de ir construyendo con rapidez toda vez que la tarde, a pesar de la largura de las tardes, acaba volando, sobre todo si para corres decides desplazarte en coche, previamente preparar la bolsa, el Ipod, las gafas y todo lo que los corredores solemos llevar para correr. Finalmente la tarde dio bastante de sí y se pudieron completar esos nueve kilómetros duros y asimétricos en torno a los 42 minutos, sufriendo como siempre en esa esperpéntica cuesta del último kilómetros que los nativos del lugar denominamos como "la de los muertos", parece ser que adoptando algún suceso de la fratricida guerra española del 36, pero que ahora cobra verdadero sentido su denominación cuando tratamos de subirla, tras llevar ocho vivos kilómetros en nuestras piernas.
Y es época de entrenamiento continúo y duro, pero también de lectura. Acabada "La Catedral del Mar", de Idelfonso Falcones, ese best sellers que va camino de convertirse en una estela de "La Sombra del Viento", ahora toca abrir un libro de literatura mucho más seria: "La Montaña Mágica", de Thomas Mann, el autor alemán, ganador en 1929 del Premio Nobel de Literatura. La obra que acabé hace unos días, está más en la linea del divertimento, correctamente narrada y documentada, pero poco más; bastante en la línea de "Los Pilares de la Tierra", sin que, en mi opinión, posea el oficio de aquella. En esa linea siempre me decantaré por la novela histórica liderada por "El Puente de Alcántara" de Frank Baer. Pero no podemos negarle méritos a este abogado barcelonés que ha irrumpido en el panorama literario español - y mundial - con fuerza arrebatadora, construyendo una obra bastante correcta, si bien con fisuras.
La Montaña Mágica, la obra maestra de Mann, es bastante representativa de la literatura alemana, detallosa hasta la extenuación en elementos narrativos y posicionamiento interior del personaje. Pero todo esa esencia narrativa maratoniana nos llevará a un mundo de riqueza verbal y literaria al alcance solo de grandes narradores mundiales, algo que ya experimenté de manera muy emocionante con "Opiniones de un payaso" de Heinrich Böll, obra que ocupa un lugar destacado de entre mis lecturas más valoradas.
Por tanto, tiempo de entrenamiento, pero también de buena literatura. Tiempo de lectura de una novela larga, pero que se presenta con la vitola de las grandes obras mundiales, algo que se destila ya en sus primeras líneas.
3 comentarios:
Me quedan las ultimas 50 páginas para terminar esa gran novela de Tomas Mann, para mi una de las mejores que he leído, aunque a veces he tenido que volver a releer alguna página pues pierdo concentración. Y precisamente tengo La catedral del mar para enfrascarme en su lectura, que supongo que será mas ágil para leer.
Escribiendo sobre agilidades, hoy no he salido a correr, mañana quiero hacer 16 km, así completo en esta semana 52km, a ver si el plan de entrenamiento que llevo ahora, me hace correr la media de Motril con mejores garantía que en Marbella. El plan consiste en un día cuestas (repeticiones), otro cambios de ritmo, el Domingo una larga , y un día o dos de trote de 10 o 12 km.
Lo mejor de este libro son las reflexiones de Settembrini. Saludos.
Paco: Lo que me atrae de la literatura alemana es la disección psicológica de personajes y situaciones. Ya me ocurrió con Opiniones de de un payaso y espero que ahora me ocurra con La montaña mágica.
Excelente programación de entrenamiento, muy similiar la que siempre he querido hacer pero que acabo por no hacer. Si la cumples se te verá muy bien en Motril. Saludos
Jesús: Apena estoy comenzando el libro -y simultaneándolo con los excelentes Diarios de Azaña-, pero desde sus primeras páginas ya promete. Settembrini, es citado en las primeras páginas, pero aún no ha irrumpido en escena. Ánimo con tus entrenamientos y que el calor no te pueda. Saludos.
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