DE CINE

Tras una extenuante vorágine de carreras, entrenamiento y post dedicados a este mundo, ganas tenía de hacer un pequeño receso. Ese pequeño receso, muy conveniente en el terreno del entrenamiento también será muy beneficioso en el terreno de las carreras, una vez acabado el Circuito de la Diputación de Granada. Sin embargo, no será conveniente mucha tregua –tan sólo tres o cuatro días- antes de comenzar a preparar con más método la Media Maratón de Córdoba que, con casi toda seguridad, dará paso a un ritmo de entrenamiento más específico para la Maratón de Sevilla, a celebrar el día 24 de febrero de 2008 porque esa será mi Maratón anual si nadie me convence de otra opción mejor. Me han hablado bien de esta prueba sevillana y conozco sus calles, por lo que la decisión casi está tomada, si bien antes he valorado la Maratón de Valencia y la de Barcelona, descartando todavía saltar a una Maratón internacional, sin antes haber corrido algunas más por la ajada piel de toro.

Por tanto, abusaré de la confianza de quienes leéis regularmente – y también los que lo leéis irregularmente- para hablar de otras cuestiones que me interesan sobremanera: el cine, la música y los libros. Pero intentaré no ponerme pesado algo que consigo hacer con maestría a poco que me den algo de confianza.

Hoy comenzaré hablando de cine. Debajo de este post con letras casi ilegibles –a ver si las cambio algún día- aparece una lista de películas. En ésta no están todas mis películas preferidas pero las que están si lo son, si bien no necesariamente por ese orden. No tengo claro cual sería mi película preferida, ya que todo dependerá del género y otras circunstancias. Sin embargo si soy algo más invariable en cuanto a la preferencia de actores, actrices y directores. Por ejemplo, si nos referimos a cine de ciencia ficción, lo tengo muy claro: “Blade Runner”, (1982) pero ¿qué tiene esta película para que me guste de ella todo? Muchas y variadas cosas. En primer lugar, el ambiente que logra crear Ridley Scott –por supuesto, uno de mis directores preferidos-. Un ambiente de ficción que se codea con una concepción futurista y poética de la existencia, pero también dotado de una esencia muy profética. Un ambiente claustrofóbico donde las personas y quienes no lo son –los replicantes- se confunden y se enfrentan. Asimismo la portentosa actuación de Harrisón Ford en su papel de Deckard, Sean Young en su papel de Rachel y del replicante Roy, protagonizado por el genial y camaleónico Rutger Hauer. Pero además de fondo encontramos la sugestiva banda sonora del siempre brillante Vangelis.

El western forma parte del “cine de mi vida”, pero ¿qué tiene este género para que me parezca tran atractivo? No me interesa tanto la acción, ni tan siquiera la espectacularidad de peleas y efectos, no, lo que me parece fascinante es comprobar cómo el ser humano en su estado iniciático es capaz de lo peor y de lo mejor, que tan bien supo captar Paul Auster, en el Palacio de la luna. Surgen ciudades y conviven seres que optan por la civilización, el derecho y la justicia, con otros que encuentran la horma de su zapato en la avaricia, la violencia y la decadencia. Los buenos y los malos. Y de todas, tal vez, se encuentre en un altar la película “Sólo ante el peligro”(1952), dirigida por Fred Zinnemann y protagonizada por Gary Cooper. Y me parece fascinante esta película porque nos descubre a un ser honrado, el sheriff Kane que sabe que lo tiene casi todo perdido y que en la soledad más absoluta, sin apoyo y aliento de nadie en el pueblo y ante los consejos de huida ofrecidos por su esposa, aun así, decide enfrentarse al mal. Esa escena con arma en mano ante el vasto territorio virgen del oeste, con un mísero poblado de fondo, es impresionante, idílica.

Otra película, de género distinto, a mitad de camino entre la filosofía medieval y el cine negro que elijo es “El Nombre de la Rosa” (1986), dirigida por el excelente director francés Jean-Jacques Annaud, una película que con independencia de haber leído antes el libro sobre el que se inspira, del autor italiano Umberto Eco, o bien, haberlo leído después, con independencia de ello, digo, es una película fascinante, con un comienzo espectacular, en el que destaca una puesta en escena en el que predominan los exteriores, aspecto este que hace el cine dirigido por directores franceses sea uno de los más importantes del mundo. A ese valor de la filmación en exteriores, hay que unir una portentosa banda sonora, una estética y unos actores que ofrecen una credibilidad a sus personajes francamente entrañables. Y además, está toda esa configuración de la abadía, según la película, ubicada en el norte de Italia, en la que se encuentra una de las más dotadas bibliotecas del cristianismo tal y como afirma Guillermo de Baskerville, el fraile franciscano, intelectualmente dotado y soberbio, perseguido por sus ideas por el Papa Juan XXII que da vida el siempre magistral Sean Connery, acompañado por un jovencísimo actor, hoy consagrado, Christian Slater, en el papel de novicio Adso de Melk. Desde luego es cine en estado puro. Tal fue mi admiración a esta película y al libro sobre el que se inspira que llegué a descubrir que Guillermo de Baskerville es un trasunto entre un teólogo franciscano filósofo, nacido en Escocia y que vivió entre los años 1266 y 1308 de nuestra era, John Duns Scoto y que al igual que el personaje sufrió una penosa persecución por el papado cristiano, y el mismo Sherlock Homes, el personaje creado por Arthur Conan Doyle, tomando la denominación del “El sabueso (o el perro) de los Baskerville.

Lógicamente hay otras muchas y son sólo tres las comentadas. En su momento comentaré algunas más: El gran Lebowski, Ciudadano Kane, Indiana Jones, El Padrino, Con la muerte en los talones, Tierras de penumbra y un largo etcétera. Pero, sinceramente, me gustaría conocer las películas de vuestra vida.