miércoles, 21 de diciembre de 2022

REGRESANDO DE UN CORTO PERO TORTUOSO DESIERTO

 



No se me ocurre otro título que el utilizado para reflejar el sentimiento que ayer me vino a la cabeza cuando salía de mi buen fisioterapeuta, el que está consiguiendo que vuelva a correr. Tras muchos años corriendo y muchos kilómetros no había pasado jamás por esta travesía. Sí por infinitas lesiones, todas más o menos previsibles y localizadas, pero no que tras correr un kilómetro (allá por mediados de octubre) comenzara un fuerte dolor en la zona del gemelo y el sóleo de mi pierna derecha. Sabía, tras mucho tiempo corriendo, que no se trataba de la típica y clásica rotura fibrilar sino que había algo oculto, algo desconocido de procedencia incierta. La respuesta vino por parte de un buen traumatólogo y médico de medicina deportiva y del fisioterapeuta: hay descompensación muscular. También necesitas flexibilizar más ciertas zonas de las piernas e, incluso, veo algún problema en el psoas, dijo este último. En fín, que todo esto era nuevo para mí. 

El fisioterapeuta decidió que corriera sesiones de no más de cinco minutos, mucho más despacio de lo habitual (y lo habitual era que últimamente iba despacio), y si no aparece dolor, incrementar en cada sesión cinco minutos. A la par hacer una rutina diaria de un equilibrado número de ejercicios de reforzamiento y de flexibilidad. Y como soy concienzudo cuando atisbo que podría dejar de correr si no llevo a cabo todo como se me indica, me lancé a hacer lo que me dijo. Al poco ya corría media hora y en la penúltima sesión una voz acudió a mi cabeza diciéndome: no te preocupes ya estás bien. La mente iba por un lado, pendiente de sus muchas cosas, nada atenta a la lesión y ese es el mejor síntoma de que todo va como la seda. Y así se lo dije al fisioterapeuta. Sonrió abiertamente y comprendió lo que le decía. 

José Antonio, me dijo, en la sesión de ayer, para finales de enero ya podrás correr en torno a la hora. O sea, que con eso quería decir que mis navidades iban a ser de kilómetros como a mí me gustan y que iba a poder cumplir un año más con mi Mañanabuena. 

La sesión de ayer en su consulta fue muy intensa. Aparecieron otros grupos musculares y otros ejercicios para hacer en casa. Y, en verdad os digo que desde que comencé a asistir a fisios, hace ya lustros, jamás ninguno había analizado de manera sistemática todo mi tren inferior. De hecho, le comenté la bondad de las ondas de choque para mi sempiterna y ya crónica tendinitis aquilea y se empleó enseguida dando los mil golpes aconsejados (algo así como martillazos), afirmando que no la veía mal del todo y que con eso bastaría para recomenzar. Se había debilitado la zona por no correr últimamente y es por eso por lo que me dolía últimamente más de lo habitual. Así que, amigos, soy un hombre nuevo, un corredor nuevo, que desea llegar a la senectud corriendo. Como es debido. 

jueves, 31 de diciembre de 2009

SEGUIREMOS CORRIENDO, AUNQUE NO LO CONTEMOS.

Terminamos el año como comenzamos: corriendo, tras un año de muchas vicisitudes en este terreno. Un año para correr un maratón, media maratón de montaña, varias medias maratones en ruta y multitud de pruebas de menor kilometraje; un año para lesionarse y para recuperarse; para casi dejar la carrera y para incorporarse el difícil y exigente mundo de la bicicleta...un año muy largo.
Al que hoy hemos puesto cerrojo, con 17 kms. por una Vega, a veces lluviosa y a veces no. De nuevo seis corredores y la inestimable presencia de nuestro reportero oficial, mi Compae Paco, que hace una labor magnífica.
Un colofón para demostrar que si es que alguna vez me encontré en forma, en absoluto ahora estoy cercano a ella. Pero no cabe duda que me han bastado esos 17 kms. de hoy para sentirme bien y para comprobar de manera definitiva el enorme cisma que se produce en el grupo de Las Verdes en cuanto a ritmo de carrera.
Por tanto, desde el furgón de cola uno no tiene más remedio que aceptar que he sucumbido a la falta de entrenamiento y que transcurre el tiempo y esa mejora no acaba de llegar.
Pero como decía a Jesús Lens, al final de nuestra ruta, lo que más me place es poder correr ajeno a las lesiones. Con lentitud pero continuamente.
Una labor que seguiré haciendo siempre, aunque nuevos planes y nuevos proyectos para el próximo año no permitirán seguir contándolo de una manera continuada. No obstante, siempre estaré ahí, corriendo.
Nos vamos definitivamente del día a día mostrado por este blog. Porque hay que cambiar y evolucionar y porque no es necesario estar contando siempre lo que se hace con verdadero corazón.
Surgió de nuevo este blog porque la recuperación plena se lo merecía, pero ahora es mucho más factible seguir corriendo en la sombra.
Hasta siempre. Feliz nuevo año para todos. Nos seguimos viendo en OPINIONES INTEMPESTIVAS.

domingo, 20 de diciembre de 2009


Las obras del AVE y la lluvia de los últimos días han dificultado hoy mi ruta.

Como decía en la anterior entrada, hoy domingo, volvería a hacer una distancia similar. Y esa era la planificación inicial, inmediatamente, a los pocos kilómetros, comprobé que el del río Velillos (afluente del Genil), a su paso por la aldea de Ánzola se encontraba desbordado y más adelante me iba a encontrar con el terreno embarrado de las obras del tramo del AVE Antequera-Pinos Puente.
Me encontré a un lugareño de Casanueva conocido y le pregunté si había mucho barro. Sí, te vas a poner perdido, me dijo. Pero ya no era cuestión de volver.
Y, efectivamente, el barro traspasó unos centímetros las NB 1222 y me vi obligado a correr algunos metros por el trazado en obras de la que será la vía de Alta Velocidad. De esa manera pude volver a entrar en Ánzola, dando un rodeo de unos 500 metros.
Cuando atravesé Ánzola consideré la idea de no hacer la ruta de Casanueva porque de nuevo volvería a encontrarme con los mismos inconvenientes del terreno, así que decidí alargar la ruta en dirección a Valderrubio para entrar a Pinos Puente por el Camino Real, que se encuentra asfaltado.
Como preveía la zona de camino anterior a conectar con la carretera de Fuente Vaqueros-Valderrubio era transitable. Bastantes charcos pero también espacio suficiente para no pisar agua ni barro.
Un frío intenso a las tres de la tarde rebotaba en mis oídos, lo que obligó a subir la "braga" y tapar parte de la cabeza.
De hecho, desde ayer estoy utilizando la malla larga Asics y la nueva camiseta técnica Nike que ofrecen un resguardo suficiente para el frío de estos días. También he acudido a los guantes técnicos Nike, que siempre están en el maletero del coche.
Abrigado de esa manera no importa que pasen los kilómetros.
La idea inicial de hoy era hacer esos 14 kilómetros de ayer, o tal vez menos. Pero, finalmente han sido 16 los kilómetros aproximados que me he visto forzado a hacer, debiendo decir que las fuerzas hoy han sido muy justas. Efectivamente, muy justas.
No haber tenido un día intermedio de descanso me ha pasado factura, aunque debo estar satisfecho de no experimentar dolor alguno en las zonas lesionadas hace unos meses.

VOLVIENDO A RUTAS SALVAJES


Aldea de Caparacena. Al fondo Pinos Puente.

Sí, es probable que esté volviendo, tal y como decía Gregorio en su último comentario. Y, seguramente, esté en lo cierto porque en la tarde del sábado, con 6 grados de temperatura, pero con sensación de más frío aún dado el aspecto nublado y húmedo del clima, ejecuté 14 kilómetros en buena armonía física, a pesar de que el terreno elegido no era en absoluto propicio para ello.
Estrené nueva ruta. Me explico: no era una ruta inédita, pero los tramos que uní sí que lo eran.
Arranqué desde Caparacena y atravesando la parte alta de Pinos Puente me adentré en otro terreno distinto: la carretera local que une Pinos Puente con Tiena.
Últimamente cuando no tengo muy controlado el kilometraje a ejecutar utilizo la técnica del tiempo, consistente en dar la vuelta justo en el minuto que me haya propuesto. De esa manera, se asegura un periodo de tiempo -entre la ida y la vuelta- muy exacto, posibilitando, además, calcular muy aproximádamente el kilometraje hecho.
Ayer, precisamente decidí volver al llegar al minuto 35, acabando el recorrido total en 1 hora y 10 minutos y algunos segundos, dado que el terreno en la vuelta era algo más dificultoso.
Pero fue precisamente en la vuelta cuando me encontré más fuerte, haciendo atisbo de aparición, por primera vez en bastante tiempo, la calidad, toda vez que los dos últimos kilómetros fueron ejecutados a un ritmo mucho más fuerte.
Llegué francamente cansado, pero me sentí bien, fuerte y pletórico.
Posteriormente, estiré en la plaza de la bucólica aldea de Caparacena, lugar en donde dejé el coche, bajo una tarde fría y un motivo luminoso de Navidad, que presagiaba encendido. Tras ese esmerado estiramiento volví a trotar unos metros, pasando junto a un bar que en ese momento despedía ajetreo humano. Lógicamente, me imaginé que estarían tomando anís y mantecados junto a una chispeante chimenea. Era lógico porque hacía frío y estaba cerca la Navidad.
A las 17 horas, la tarde ya estaba cayendo y la temperatura bajaba ostensiblemente y yo ya había completado 14 kilómetros, había estirado, había trotado y me había cambiado. De manera que cuando puse en el coche "La voz dormida" de Mago de Oz ya casi se presagiaba la noche. Un buen momento para tomarse una ducha bien caliente y conectar la Sony Bravia para ver "Hacia rutas salvajes", cuyo paisaje natural te quita el hipo.
Hoy domingo, la propuesta será correr en torno a 1 hora y 10 minutos, igualmente, buscando el terreno más llano de la Vega, como luego contaré.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

ALGO MÁS FUERTE Y ALGO MÁS CONFIADO


Parte final de la ruta completada esta tarde

La tarde del miércoles, lluviosa y desangelada ha sido testigo de mi primer entrenamiento tras la Media Maratón del pasado domingo. Y para ello he elegido una ruta no demasiado fácil de 11 kms, como es la que transcurre entre el Pantano del Cubillas y Caparacena. La media kilométrica ha sido de cinco minutos el mil.
Con no mucho frío y algo de lluvia "gallega", he optado por la malla "pirata" Mizuno y me enfundado encima de la camiseta técnica Asics, el chubasquero técnico Joluvi que nos fue obsequiado el pasado 3 de diciembre en la clausura del Circuito de Diputación. También he preferido llevar los guantes técnicos Nike.
Correr esta tarde en esas condiciones atmosféricas y en la práctica soledad de la ruta, ha sido una gozada. El campo se encontraba limpido y relajado tras los muchos litros cúbicos que caídos horas antes a tenor de las huellas de los abundantes charcos en el asfalto.
Y me he encontrado fuerte por primera vez en mucho tiempo. Y esa fortaleza me ha tornado más confiado y con mejores propósitos atléticos para los próximos meses.
Soy consciente que tras la lesión ha sobrevenido el lógico abandono, incluso en las comidas y el leve aumento de peso. No ha sido algo excesivo, pero si cambiable.
Con la ilusión de la fortaleza de hoy, avalada por la satisfacción de haber acabado en buenas condiciones físicas la prueba del pasado domingo, me planteo mucho más en serio los siguientes entrenamientos y apuesto por más sacrificio y alguna calidad en las sesiones venideras.
Otra satisfacción más que me regala el correr.