domingo, 8 de julio de 2007

XIX PRUEBA DE FONDO "RIO DILAR" (8/07/2007)

Este frondoso pueblo que se observa en la fotografía, ubicado en el Parque Natural de Sierra Nevada, con una altitud de 795 metros sobre el nivel del mar, 3673 habitantes (muchos de ellos foráneos) y a tan sólo 8 kilómetros de Granada, ha acogido hoy una de las pruebas más estivales del Circuito de Fondo de Diputación de Granada que, a pesar del periodo vacacional en el que nos encontramos casi todos, ha obtenido una respuesta numerosa de atletas, deseosos de sufrir por las aceradas cuestas que, en una proporción importante, han conformado el circuito que ha transcurrido por los municipios de Gójar, Ogíjares, Otura, y Dílar.
Pero hay que comenzar esta crónica con crítica para situar a ésta en el lugar que se merece y no aleatoriamente disuelta en todo este texto que, como bien saber el lector habitual, suele ser largo. Y la crítica debe ser rotunda, particularmente, en lo que respecta al paso por Otura, tanto a la entrada, por la población y a la salida, ya que no es admisible bajo ningún concepto que el corredor, ese "raris avis", que muestra una de las imágenes más sanas de una sociedad que no apuesta demasiado por los hábitos saludables, se vea envuelto en una peligrosa vorágine de coches domingueros dominicales, hasta el punto de vernos obligados a llevar a cabo un peligroso zig-zag- por la empinada carretera que une Otura con Dílar, sin que ninguna autoridad haga nada por evitarlo, al margen del siempre aplaudido trabajo de los voluntariosos miembros de Protección Civil y abnegación de voluntarios y Policía Local, a quienes nada les podemos objetar porque obedecen a un mandato superior.
El paso de la carrera por Otura daba a entender a los corredores que aquello estaba totalmente abandonado a la suerte de éstos, experimentando pocas veces este corredor esa sensación de caos organizativo. Probablemente en este pueblo del área metropolitana exista un desmesurado interés por construir sin límite y no queden fuerzas ni ganas para volcarse una vez al año, un domingo al año, por una carrera que da vértigo pensar que algún día comience en esta población. Por tanto, lo que tendría que hacer el Concejal o la Concejala de Deportes -si lo hubiera- no es otra cosa que dimitir, ya que su interés por el deporte no parece demasiado clara.
La lista de despropósitos ha sido má amplia: malas señalizaciones, caos en la entrega de la bolsa del corredor, entre otras cosas más o menos importantes. Capítulo aparte ha merecido de nuevo la incomprensible imprecisión en la medición de la prueba, con el agravante de que en ésta el último kilómetro y medio que faltaba pasaba, quizá, por ser el trazo más duro (la subida de Dílar a Gójar). No obstante, sí observé dedicación y atención en la parte de la organización correspondiente a Gójar, población a la que tal vez no se le puede pedir mucho más, dada la modestia presupuestaria - si bien no en lo referente a ese amplio elenco de sólidas urbanizaciones y casas de alto nivel económico -. Por cierto, ha sido acertado el disponer el campo de fútbol como aparcamiento, algo que no podría ser si este campo algún día dispusiera de césped, vorágine en la que están entrando ya la mayoría de las poblaciones.

Pero mi vorágine particular comenzó de nuevo en mi exacerbada confianza en no encontrar con dificultad los lugares de salida de las carreras, a pesar del efímero tiempo con el que salgo de mi domicilio. Confiado siempre en que llego a tiempo, algún día, sencillamente, no llegaré y veré al grupo de corredores desde la ventanilla del coche. Algo que ha estado a punto de ocurrir en esta calurosa mañana de domingo. De hecho, ya daba por fallida mi salida cuando me encontré casi de bruces con un coche del mismo color del mío; un Seat León que comenzaba su matrícula con la letra C y que hospedaba a un individuo mucho más despistado que un servidor buscando la salida por las enjutas calles de Gójar, sin escudriñar en lo más mínimo a corredor alguno calentando por los alrededores, símbolo ineludible en todas carreras, pero que en ésta brillaba por su ausencia. Conclusión: el atleta del coche descrito y servidor pocas opciones tendrían hoy de correr. ¿Pero quién era el atleta que mostraba un despiste similar al propio? No era otro que Paco, mi amigo de Pinos Puente que se presentó en la prueba para mi sorpresa, ya que no habíamos quedado previamente como en otras ocasiones. Al vernos ambos de esa guisa no pudimos evitar troncharnos de risa y de nuestra situación esperpéntica, faltando apenas 15 minutos y perdidos en un pueblo de menos de 4000 habitantes, buscando el lugar de salida de la prueba. Si grave fue mi situación, la suya lo era mucho más, toda vez que en su particular odisea, poco menos que venía del Valle de Lecrín buscando esa población denominada Gójar y que "me sonaba que estaba por la carretera de la Costa". De modo que entre saludos y mucho cachondeo tuve un atisbo de brillantez, a modo de última oportunidad posible: llamaría a José, a ver si a estas horas aún llevaba el móvil. "José, ¿ de dónde salimos ?. Me he perdido." Mi amigo del club Deportes Olimpo, me indicó que siguiera en dirección campo de fútbol y cementerio, en la parte alta de la población. A los pocos minutos, tras preguntar a algún que otro ciudadano ajeno a carrera alguna, una amable anciana nos indicó que siguiéramos "to parriba". En fin, parece ser que algunas opciones quedaban de correr, a pesar que faltaban apenas siete un ocho minutos para que diera comienzo la prueba. Por eso celebraba antes que el aparcamiento fuera tan amplio y tan cercano. De lo contrario, adiós carrera. Como bien me decía Francis Tovar al final de la carrera, al que Jose le había comentado mi situación: José Antonio, ¿por qué apuras tanto¡ Y efectivamente, Francis, campeón actual de España en Maratón, dentro de su categoría, puso el dedo en la llaga: mi problema es que apuro mucho las salidas. Ya me ocurrió en Almería y me ha ocurrido en alguna ocasión más. Sin embargo, he de reconocer que hoy acudí a esta prueba con la relajación del que apenas entrena, viviendo aún de las rentas del prolongado descanso tras la maratón de Madrid. Sin embargo, mis sensaciones de esta mañana no eran fáciles de explicar: tenía ganas de correr, pero no las tenía de competir, pudiendo ser ese el motivo que hiciera que a las nueve y veinte de la mañana aún no hubiera cogido el coche para salir para Gójar, a pesar de nulo tráfico, propio de una mañana de domingo, por la sufrida circunvalación granadina.

LA CARRERA

Pero por imposible que pudiera parecer, haciéndolo todo (cambio de ropa, inscripción, entrega de chips) con gran confusión y desorden, allí estábamos Paco y yo en el cogollo del grupo prestos a salir, como si nada hubiera pasado. Fue entonces cuando llegó Jose con una clara mueca de ironía en su cara. "Lo sé José, no tengo remedio, pero gracias a ti vamos a poder a correr. De hecho mi amigo Paco se lo merece porque casi viene de Motril buscando Gójar".
Salimos juntos Eduardo, Paco y yo y lo decidí sin fisuras: iría con Paco todo el camino. Ambos nos lo habíamos merecido tras el agobio media hora antes." Al poco el grupo se incrementó con la presencia de Fernando Medina, compañero del Club Caja Rural.
Los primeros kilómetros son altamente suaves. Un descenso agradable y fácil hasta la vía de servicio de la autovía, pasando antes por el campo de fútbol de Ogíjares. Agotada la autovía comienza la dificultad en dirección a Otura. No se trata de una subida impresionante ni mucho menos, pero es bastante picada, en carretera abierta y dando el sol ya de manera ostensible. Voy con Paco - Eduardo se había quedado un poco atrás- y Fernando a un ritmo muy cómodo para mí, en torno a los cinco minutos el kilómetro. Evidentemente cuando estás acostumbrado a correr a 4,35 o 4,40, hacerlo quince o veinte segundos por encima, se convierte en un trote bastante agradable, en la linea de las tiradas superlargas preparatorias para el maratón. Voy animando a Paco, quien me dice que intenta buscar buenas sensaciones, pero que no llegan. Y efectivamente, una de las grandes cruces de Paco - y de muchos corredores - son las cuestas. Y aquí las hay. Observo que Fernando se va un poco hacía adelante, pero sigo con Paco. Ya hemos rebasado la población de Otura, no dando crédito a lo ya dicho acerca de la irrepestuosidad de los coches y el desdén organizativo (como bien comentaba luego Francis Tovar, en pocos lugares tratan tan mal al corredor como ocurre en Granada -con las lógicas excepciones, que las hay-). Paco me insiste en que avance, "vas frenao", me comenta. "Tranquilo, hoy venido a entrenar más que a otra cosa", le tranquilizo.
Superada la población de Otura, comenzamos a ascender en dirección a Dílar y el terreno, junto el calor, ya se cobra sus primeras víctimas. Es en ese momento cuando alguien dice que de 13 kilómetros ni hablar. Hay más de 14. Eso cae como una losa en el ánimo de mi amigo.
La subida es persistente y las sombras escasas. No tengo apenas cansancio y mis piernas pugnan con mi mente para avanzar algo más. "Vas demasiado cómodo, amiga", parecen decir las piernas a la cómoda mente, siempre buscando optar por el mínimo esfuerzo. Es entonces cuando Paco me dice con rotundidad que me vaya. "Tengo flato". Entonces me preocupa sospechar que probablemente el flato se debiera a que venía a un ritmo más alto que al acostumbrado por mor de correr juntos. Esa sospecha me la confirma luego mi amigo. Miro para atrás y veo que Paco, efectivamente, se queda, pero yo ya no sé qué hacer: tirar más o ir a ese cómodo ritmo. Aprecio que casi involuntariamente tiro algo y me uno a un grupo de corredores, entre los que está Fernando Medina, que suben las duras rampas de entrada a Dílar. Escuchó por atrás el nombre de este blog. Me estaba saludando el administrador de la excelente página web de las fotos del Gran Premio de Fondo, que viste la indumentaria del club de Albolote. Hablamos un poco y me sugiere que siga porque "te veo más entero subiendo". Luego nuestro amigo me alcanzará y rebasará bajando al Río Dílar, en dirección de nuevo a Gójar, volviendo a alcanzarle en las rampas de llegada a Gójar.
A pesar de que observo que incremento el ritmo, sigo con las sensaciones buenas con las que comencé la carrera. Tenía ganas de correr pero no de competir, así que disfruto de ese ritmo, que estaba ya algo por debajo de los cinco minutos el kilómetros, hasta el punto que la llegada de las cuestas no me producía ningún trauma de consecuencias irreparables. Además el calor - que aún no es atosigante a las 11 de la mañana - no parece afectarme lo más mínimo. Vivo de las rentas de los kilómetros iniciales.
Cuando apenas faltan quinientos o seiscientos metros para llegar a Gójar, un Policía Local nos señala que hay que desviarse a la derecha, por una suerte de urbanización incipiente, totalmente picada para arriba y sin un atisbo de sombra. Llegamos a las primeras calles y un crío tímidamente nos indica que ya estamos llegando. Le doy las gracias, esperando que la imagen que atesore su retina de aquellos voluntariosos corredores le sirva en el futuro a él para iniciarse en este fastuoso mundo, aún sabiendo que de llegar lejos jamás ganará la fortuna que ganan los futbolistas. Tras callejear brevemente, casi siempre en subida ya aparecen los torreones de iluminación que anuncian el campo de fútbol. Llego muy cómodo, sin esprintar, dejándome llevar plácidamente. Decir que no se llega cansado sería mentir, pero he de reconocer que esta carrera ha resultado ser de las más disfrutadas de las que recuerdo, algo evidente si comprobamos que el tiempo empleado, una hora y trece minutos y algo es directamente proporcional a la relajación puesta en práctica. Ni que decir tiene que siempre buscaré algunas pruebas en las que pueda disfrutar como en ésta, ya que la experiencia ha sido agradable. De hecho, ya llegarán las carreras en las que la competición con uno mismo estén a flor de piel, caso de Motril o Granada.
Sobre el circuito decir que ha sido interesante, como son todas las carreras que circulan en los alrededores del Parque Natural de Sierra Nevada, en los que existe la oportunidad de contemplar vegetación y naturaleza por doquier. Sin embargo, ese circuito en manos organizadoras más atentas, siempre ganaría.
Ya sólo añadir que la bolsa del corredor ha sido de lo más pobres recibidas en todas las carreras en las que he participado. El corredor al que gusta correr por correr, no suele acudir a ninguna carrera buscando una bolsa de corredor más o menos dotada, pero he de decir que es algo que se valora positivamente. Sin embargo, la presencia de una bolsa pobre vuelve a ratificar el desden organizativo. El Circuito de Diputación es una excelente idea, pero las ideas con excelencia también se marchitan si no se fomentan.
En el capítulo de saludos a los cada vez más conocidas, hoy la lista ha sido interminable y alguna caerá de ella, sin duda. Además de los ya mencionados, Francis Tovar (cuarto hoy) me presentó a Torices. segundo en la prueba de hoy; me saludó Santiago de Los Trotanoches de Guadix, que algún mensaje ha enviado a este foro abierto; además, vinieron a saludarme Victor, farmacéutico de Pinos Puente, con el que he quedado para correr algún día; Juan Antonio de Albolote que "aguanta" a diario a mi amigo Fernando Reyes en un conocido hotel de la capital granadina; además, a los habituales compañeros del club; a Rafa Bootello, indignado por la barrabasada cometida en la Fuente de la Bicha, a Faucón, pletórico y sin saber dónde poner trofeos en su casa de Baza, a pilar que sufrió en la media de Baza pero que ya está recuperada, a Mario que no se pierde ninguna prueba aunque viva en Madrid. Es decir, una gran familia.
No redundaré más en los asuntos organizativos, pero espero que lo aquí denunciado pudiera servir para que en el futuro las cosas vayan a mejor en este sin par mundo de las carreras populares.

10 comentarios:

Paco Montoro dijo...

Amigo jose Antonio, correr en una competición a estas altura del verano es bastante duro, y además esquivando coches. Esto me paso también en el maratón de los Pacos en su ultima edición, da bastante impotencia.
Te felicito por tu registro, a pesar de no llevar ahora un metódico entrenamiento, corres muy cómodo a esos ritmos de carrera. Pronto habrá que incrementar los kilómetros, pues Motril está a la vuelta de la esquina, Saludos

José Antonio Flores Vera dijo...

Sí Paco, correr con ese caos fue peligroso. En la carretera que une Otura con Dílar temí por la integridad de cualquiera de nosotros, toda vez que los coches venían de frente y a nuestras espaldas, sin control. Y, tal y como comento, esto no puede volver a ocurrir, ya que tenemos que reforzar nuestra autoestima de corredores convencidos y reclamar en el foro en el que podamos.
Tu lo has dicho: a ese ritmo corrí con una comodidad casi placentera, por lo que esas buenas sensaciones hacen que afronte el trabajo duro de julio y agosto con una redoblada ilusión. Cuento con tu participación en Motril, carrera que el año pasado fue muy cuidada y sirvió para el I Campeonato de Andalucía de Media Maratón. Este año ha cambiado la Corporación Municipal, pero espero que no haya cambios. Además tienes la ciudad a tiro de piedra, a pesar de que aún no exista autovía en el tramo granadino, no son muchos los kilómetros desde Nerja. Saludos.

Anónimo dijo...

Oi, achei teu blog pelo google tá bem interessante gostei desse post. Quando der dá uma passada pelo meu blog, é sobre camisetas personalizadas, mostra passo a passo como criar uma camiseta personalizada bem maneira. Se você quiser linkar meu blog no seu eu ficaria agradecido, até mais e sucesso. (If you speak English can see the version in English of the Camiseta Personalizada. If he will be possible add my blog in your blogroll I thankful, bye friend).

Mario dijo...

curiosa la vida

Anónimo dijo...

compae la carrera de Gojar aun deja huella en las piernas de este pobre corredor, al que las cuestas se le hacen eternas, y que como bien me decias deberé cambiar los itinerarios de mis salidas ya que la Vega no es tan sufrida. Recibe un fuerte abrazo de este que es capaz de perderse en el Cortijo de las Cruces.

José Antonio Flores Vera dijo...

Querido amigo Paco: Sé que lo pasaste regular, pero eso es necesario para hacerte como corredor. Los trotes por la Vega te hacen incluso maratoniano, pero como te dije tenemos que variar el terreno para fortalecer las piernas y el corazón. Pero pasaste con nota una carrera que es de las más duras del Circuito.Planificaremos estos meses para hacer entrenamientos en terrenos duros (Caparacena, Búcor, Tiena, Pantano). Desde luego perderse en Las Cruces tiene su mérito, si la memoría no me falla ¿son en total tres casas, mal contadas?

Mario dijo...

lo que te puede perder en las tres cruces son los perros que hay o había, a ver si el año que viene incluyen pinos en el circuito, 4 pineros en gojar, pocos somos para lo que se ve de otras poblaciones, pero se puede ir pensando en hacer camisetas, quien las estampa ya se ha ofrecido...

José Antonio Flores Vera dijo...

Sigue habiendo perros en Las Cruces, Mario; por suerte atados. Quien las estampa las envía el tío desde Brasil creo. Por cierto, ¿quien es el cuarto pinero?

Mario dijo...

según tu relato el farmaceútico.

José Antonio Flores Vera dijo...

Ah!, vale, no contaba a Victor como de Pinos, pero sí, tiene -o trabaja- una farmacia en el pueblo.