domingo, 6 de mayo de 2007

XX CARRERA DE FONDO "LA AMISTAD" (6/5/2007)


Es la primera vez que corro esta prueba denominada de La Amistad – la de tres pueblos vecinos: Cájar, Monachil, Huétor Vega y La Zubia-, ya que cuando se programó el año anterior estaba recién operado de varices, hace ahora justo un año. De ahí que hoy acudiera a esta prueba con la ilusión intacta y la mirada expectante, conociendo sobremanera que existe mucha tradición corricolari – y deportiva en general – en esta zona escorada al sur de la capital granadina.

Se trataba también de la primera prueba que haría tras el desgaste del Maratón de Madrid. Un desgaste que necesariamente propicia días –sino semanas- de descanso. Y efectivamente, acudí con altas dosis de descanso y algo de vida disoluta (es decir, alejada de esos tres duros meses de necesarias privaciones, aunque sin exagerar porque no somos élite, sino poplares), merecida supongo tras el reto maratoniano. De manera que no existió en este corredor toda esa reacción química que nos produce a los corredores participar en alguna competición oficial, más bien todo lo contrario: había que ir a trotar como si se tratara de un entrenamiento más, aprovechando de camino la carrera para ir comenzando a “correr”.

De esa guisa este corredor se dirigía por la Circunvalación granadina, buscando la Ronda Sur que nos depositara en el cruce con dirección a Huétor Vega, lugar de merenderos y restaurantes, hasta la pequeña localidad de Cájar, lugar de salida en esta edición. Así que me asomé tarde –como casi siempre- a la plácida mañana de esta pequeña ciudad dormitorio aún dormida, mientras que sigilosos corredores pateaban por calles y plazas buscando el calentamiento oportuno de músculos inferiores. A mí me bastaría – por lo pronto– con buscar un aparcamiento que no me obligara hacer otra carrera paralela hasta la línea de salida como en ocasiones ma ha ocurrido. Pero hubo suerte, algo que luego se ratificó cuando una vez concluida la prueba no daba crédito al comprobar que mi coche estaba situado justo al lado del de Francis Tovar, algo meritorio toda vez que conociendo como conocemos a Francis, pocos corredores son tan madrugadores y prevenidos como él ( que se lo pregunten a Jose ). Con Francis charlé un largo rato y agradecí – y le agradezco desde aquí – su abierto interés y felicitación por la realización de mi prueba madrileña, demostrando que además de ser un gran corredor – campeón de España de Maratón en su categoría, este año – es una magnífica persona.

Así que camino de las 11 de la mañana conté con la ventaja de recoger el chip de la prueba sin agobio ninguno (seguramente que llegará el día en el que al recogerlo no necesitarán preguntarme mi número, ya que sólo quedará el mío por entregar)

Pronto encontré a compañeros del Club Atletismo Caja Rural asi como a infinidad de conocidos, de manera que la salida no necesitó esperas ni tensión acumulada. Todo muy espontáneo y sin demasiados agobios.

Hicimos la salida varios compañeros del club, entre los que se encontraban Bernardo y Fernando. Fuimos charlando al principio, presagiando que la carrera iba a ser tranquila, o al menos ese era mi propósito inicial. Pronto encontré a Andrés Belver con el que anduve varios kilómetros charlando sobre nuestra participación en Madrid, mientras subíamos las picadas calles de Huétor Vega, en dirección a las subidas más severas que culminarían en el Barrio de Monachil, antes de llegar a la nueva –pero más suave- subida del Barrio de San Antonio en La Zubia.

Inicialmente, opté por dejarme llevar por el ritmo que dictaran mi mente y mis piernas sin escuchar cantos de sirena ni ruedas más rápidas o más lentas que pasaran a izquierda y derecha. Como bien me comentó después Francis Tovar la recuperación tras una prueba de maratón es siempre lenta y si bien todo parece indicar que te sientes plenamente recuperado, el desgaste sigue siendo interno y necesita su tiempo. Por tanto, siempre es buena estrategia no forzar la marcha, sobre todo cuando tan sólo han transcurrido dos semanas desde la dura prueba madrileña. No obstante, me encontraba bien y ligero y me dije: si las piernas y la mente dictan un ritmo más vivo ¿por qué contradecirles? Sin embargo, la tremenda subida hasta el Barrio de Monachil podría traer sus consecuencias aunque la mente ni las piernas percibieran demasiado cansancio. Por tanto, convenía ser cauteloso. Y con esa cautela opté por seguir toda la carrera.

No mucho más tarde contaríamos con otra subida al barrio de San Antonio, en La Zubia, pero mucho menos exigente, para comenzar una larga bajada hasta el centro de la población, buscando la Avenida Pablo Picasso, en dirección a Cájar. Este tipo de bajadas también producen un desgaste, si bien mucho más silencioso, ya que se trata de un terreno en el que las características del descenso provocan que las piernas necesiten más rapidez y más zancada, contando con el siempre traumático hecho del intenso golpeteo contra el suelo. Sin embargo, seguía encontrándome bien, comprobando en el cronómetro que la media kilométrica en ese último tramo era mucho mejor obviamente. Es frecuente que tras la bajada a mayor ritmo se opte por seguir a un ritmo similar por el terreno llano que continúa, que en este caso no era otro que los dos kilómetros y algo que llevarían a la meta en Cájar, con el intervalo de una pequeña bajada en la parte final. Así que la vorágine de esa bajada más la culminación en llano de los últimos kilómetros provocaron algo que este corredor hubiera desechado al principio: correr en el tramo final por encima de lo programado inicialmente, a un ritmo muy distinto al de los primeros kilómetros.

Comentaban en la llegada que el recorrido estaba – de nuevo – mal medido y que la distancia real podría estar en 12 kilómetros y medio, algo que siempre es deducible cuando se comprueba la infinitud de algún kilómetro, siendo en este caso muy apreciable entre el 7 y el 8, en mi opinión. Por tanto, si consideramos la medición oficial de 12 kilómetros podríamos estar hablando de un discreto ritmo de e 4 minutos y 41 segundos el kilómetro, aproximadamente, siendo lo importante que las piernas siguen respondiendo aceptablemente bien.

De esta carrera he de decir que todo ha sido bien diseñado: corte de cruces, avituallamiento, el cual ha sido más que suficiente, presencia de Protección Civil y Policía Local, personal del área de Deportes y otras de los tres Ayuntamientos, voluntarios, etc., demostrándose que las cosas se pueden hacer correctamente si existe predisposición. También muy apreciable la camiseta técnica entregada a la finalización de la prueba.

Y en esta carrera hubo otra, pero mucho más agradable. La que hicimos Ángel Luís, Bernardo, Fernando, Alejandro y quien esto suscribe cómodamente sentados en una de las terrazas cercana al Palacio de los Deportes de Granada (por cierto, Alejandro, excelente idea esa la de lo cubos de fresca cerveza). De esa lúdica reunión salieron varios proyectos y quedadas, siendo mi propuesta una larga tirada por la Vega de Pinos Puente un domingo por la mañana. Hecha queda para todo el que se quiera apuntar – del club y de fuera del mismo-.

Pero también saludamos a un amplio espectro de corredores. Además de los ya citados, finalmente pude ver a Jose, mientras charlaba con Francis Tovar, a Rafa Botellas, a Francis Buendía, que recién sale de una lesión en la espalda, a Manolo del Club de Atarfe, a Eduardo y Jorge de nuestro club, así como conocer a nuevos miembros del mismo tales como (otro) Eduardo. No vi a Edu, si bien leo en su blog que ya se encuentra casi recuperado, así que espero encontrarlo en Huétor Tajar.

Por tanto, culminada ya la sexta prueba del circuito, pronto iremos afrontando el necesario entrenamiento para las grandes pruebas en distancia que poco a poco se avecinan, tales como la prueba de Orgiva, la Media Maratón de Motril y la del Melocotón de Guadix, entre algunas otras de más de diez kilómetros.

3 comentarios:

Paco Montoro dijo...

Cuando participamos en una competición, sobre todo si es de nuestra provincia, siempre nos encontramos con amigos que no solemos ver durante la semana, y eso siempre gusta, ademas si te felicitan por haber concluido una maratón, algo que los corredores respetamos mucho.
He observado que has competido muy bien, aunque como tu bien dices, el desgaste que provoca los 42 km tarda en desaparecer, muy también al nivel psicológico.
Hasta Orgiva o Marbella, que coinciden, no voy a competir, ya que las fiestas del pueblo coincide con la próxima carrera del circuito , aunque yo no soy muy amigo de ferias y demás, tengo que relajarme un par de días. Saludos

Mario dijo...

en la próxima espero estar, tres días le he dao ya a las patas y no veo mal sesación... aunque no habre hecho más de 35 km en tres días (el viernes fui por ciudad universitaria, aunque ésta vez no fui dueño del asfalto, ni iba en medido de una serpiente de corredores, iba al trote solitario, por la acera y evitando algún peatón) al cabo de los 14 días, si como dices es en sábado creo que si estaré y espero ver dao a las patas algo más, aunque no descarto un paseillo este fin de semana por granada. Por lo leido hubo reencuentro con las cuestas porque las hay en para llegar al barrio de monachil.

José Antonio Flores Vera dijo...

Amigos Paco y Mario: Ya estamos en marcha. La carrera de ayer hecha para disfrutar, sin sufrimiento apenas. Poco a poco iremos cogiendo el ritmo que nos ha limado algo el maratón. Espero veros en Huétor Tajar o en Orgiva. Saludos.