sábado, 17 de noviembre de 2007

"...TODOS ESOS MOMENTOS SE PERDERÁN EN EL TIEMPO COMO LÁGRIMAS EN LA LLUVIA".

Gracias a que fue anunciado por mi amigo Patón en su blog he tenido hoy el privilegio de ir a ver la nueva versión digitalizada de Blade Runner en cines Kinépolis de Granada. De lo contrario es probable que hubiera pasado desapercibida para mí dado que desde hace ya tiempo no acudo al cine. Desde que se contagío la epidemía de mala educación, falta de respeto y elegancia, dejé de ir al cine. Después de haber escuchado en salas sonidos de teléfono móvil, los cuales lejos de sonrojarse, fueron atendidos plácidamente desde la butaca, ruídos insoportables provocados al intentar coger la última patata frita en esas bolsas tan lamentable acústica, ver a gente colarse en la fila sin pestañear, conversaciones en voz alta, risas estruendosas y un largo etcétar, Mati y yo optamos por no ir al cine. Y así ha sido, a excepción hecha de algunas películas, acudiendo en días muy concretos. Pero lo más triste es que estas cosas no nos pasaron en películas con títulos del estilo Princesa por sorpresa, o Tres supersalidos aburridos, no nada de eso, estas cosas nos pasaron en películas muy concretas, de las que uno piensa que "vamos a estar cuatro gatos" y eso ya fue superior a mi capacidad de tolerancia ciudadana. Así que me compré una televisión de 32 pulgadas panorámica de tuvo (hoy ya desfasada por lo que observo) y un equipo de cine en casa, de los llamados 5.1 ( como Abel me niego a denominar a las cosas por su denominación inglesa, que es como es conocido dicho equipo: home cinema) y esperar a que alquilen en el videoclub la peli.
Como es costumbre en fín de semana Kinépolis estaba a rebosar, pero no me importó: estaba totalmente seguro que no habría ruido de móviles ni espectadores palomiteros en la película que iba a contemplar, pero lo que sospechaba es que en una sala dotada para casi 500 espectadores, estuviéramos viendo este prodigio de película 11 personas, silenciosos y concentrados en nuestra película preferida del género ciencia ficción ¿ Y qué decir de esa tarde de cine ? Dos palabras: un placer. Llevaba ya años sin ver Blade Runner, y es más, jamás la había visto en cine ni en versión original subtitulada como hoy, dos elementos que añadir al ya de por sí revelador de poder ver de nuevo esta película.
Blade Runner me ha parecido hoy mucho más poética que nunca. La poética de la ciencia ficción en esencia. Mucho más actual que nunca. Mucho más cruda que nunca. Mucho más desgarradora que nunca. Mucho más triste su temática que nunca. Mucho más sentimental que nunca. Mucho más todo que nunca. Y es que todo acompañaba: la sala, la imagen, el sonido...y los espectadores. Un gran gesto de generosidad el demostrado por los regidores de Kinépolis, probablemente conocedores del poco tirón que en estos tiempos tiene el cine de calidad para la "mass media de espectadores", y aún así programan arte, más que cine.
Y es curioso - lo que comentaba con Mati por teléfono, unos minutos antes de que comenzara la película-, la aglomeración para otras salas que proyectaban cosas como " La princesa encantada..." o "Tios supersalidos" o cosas así, era notable, pero a medida que te acercabas a la sala 14 se apoderaba de tí una sensación de soledad inevitable. Un contraste espectacular si se comparaba con el volumen de público que ofrecía el centro "Media Mark", en busca de televisores, videos, lavadores y otros artilugios, si bien no me inquietó en ningún momento que todo esa masa humana optara en unos minutos por ver Blade Runner.
Deciros que tal y como decía Patón hay que verla porque son pocas las ocasiones en las que se programa una peli de "las de antes" en un cine " de los de ahora". Ojalá esta iniciativa no haya hecho más que comenzar, aunque tengo mis dudas.
Por tanto el día se ha completado perfectamente: tras los 15 kilómetros vivificadores de esta mañana por la Vega, por unos caminos fríos y anegados de hojas caídas de otoño, con un olor a naturaleza y un aroma que recuerda a castañas asadas sin que existan castañas asadas, pero así es de idiosincrásico el olor del otoño, acompañado en todo momento por el sugestivo sonido gótico metalero de de los nórdicos Therion, tras toda esa sensación de bienestar que ofrece el correr en esa condiciones, la jornada se completa con el visionado de esta película. Dos situaciones aisladas y distintas pero que por misterios de la existencia se encuentran tan sólidamente unidos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Jose Antonio, como bien describes, cada vez se hace más dificil acudir a un evento en el que se presunponga alta afluencia de personas, como es el caso de una sala de cine, porque casi de manera inexorable te van a sacar de tus casillas personas maleducadas, impertinentes, e incluso con intenciones belicosas si la ocasión se propicia.
Ante esto ¿que opciones te quedan?, o bien tratas de hacer entrar en razones a dichos individuos (cosa tan dificultosa como decía el texto bíblico, de hacer pasar un camello por el ojo de una aguja) o bien optas por no acudir a dichas concentraciones populares, que por otro lado parece ser la tendencia más global hoy en día. Pongo como ejemplo el caso de la reciente apertura de Ikea en Málaga. Anunciaron que el primer día se esperaban aglomeraciones con una estimación previa de miles de personas, pues por lo visto se quedaron cortos, porque se montó una tremenda. En una de estas muestras de locura colectiva, os adelanto que jamás me hallareis, aunque regalaran billetes.
Coincido con José Antonio en ese placer de moverse por los parajes tranquilos de gente que el verse se saluda y se desea buenas tardes, te paras y le preguntas al pastor alguna nimiedad sobre el tiempo o sobre esa oveja que parece cojea ostensiblemente.
Hace unos días como ya comenté fuí en la bici todo terreno (término español precioso) a Fuente Vaqueros y el ver ese tapiz amarillo y crujiente bajo los neumáticos, viendo salir de entre la maleza algun mirlo escandaloso, el último lagarto disfrutanto dela ya escasa luminosidad o los desaparecidos conejos, se hace una experiencia, que aunque recomendable, prefiero que no se masifique, pues eso comenzaría su proceso de destrucción.
Por cierto indiqué distancias kilométricas desde la clínica Inmaculada y como creo que cometí algun error, las comentaré de nuevo.
Hasta el rio Beiro hay 3.5km, hasta el puente de los vados 7. Hasta la carretera entre Santa Fe y Atarfe 11.5, hasta Fuente Vaqueros 18.5km y hasta Láchar 24km.
Hoy me tomaré el día de descanso, ayer tiré 15km pero noté cargadas las "jambas" y como quiera que mañana por motivos laborales no saldré, el martes espero haber recuperado y asimilado las recientes salidas.
Un saludo y de nuevo disculpas por mi extensión.

Paco Montoro dijo...

Jose Antonio has dicho una verdad como un templo. Yo dejé de ir al cine en muchos años por ese motivo. Yo disfruto ante la pantalla grande, pues para mi el cine tiene una magia especial que se pierde cuando estas rodeado de "borregos rumiando", con el móvil encendido y riéndose a carcajadas limpia ante el comentario de su compañero, el muy gracioso.
Por esos motivos voy en muy contados días al cine.
Cuando he estado en Madrid y voy al Pequeño Cine Estudio o al Doré es otra cosa, como si fueras a un concierto de música clásica, y no exagero, es todo un lujo.
Por cierto Blade Runner no está en Málaga, es más tan solo en cuatro o cinco provincias de España. A ver si me la pierdo... Saludos

Anónimo dijo...

Me alegro de que hayas ido a ver la peli. yo aún no pude ya que el jazz nos consume todos los fines de semana desde hace tres.

Para ir al cine, lo mejor es evitar los días y las horas punta. Los lunes o los martes, incluso los jueves; son días tranquilos en que se puede disfrutar bien de una película.

A mí me sigue encantando la magia de las luces que se apagan, los trailers, etc. Eso sí, alguna vez he tenido bronca con algún payasete de esos y te deja mal cuerpo.

Lo importante, evitar los fines de semana y los Días del Espectador.

A ver cuando voy a ver Blade runner.


Patón.

José Antonio Flores Vera dijo...

Abel: Habrá que ir ya pensando en esas rutas. Yo soy de Pinos Puente, aunque vivo en Granada, y conozco senderos y caminos que entroncan muy fácilmente con las que tu describes, ideales para esas largas tiradas de fin de semnana para preparar un maratón. Sin duda, esas serán mis tiradas larga preferidas. Y sí, como bien describes todo estos parajes vestidos de otoño son encantadores, con mirlos y garzillas, pero es una zona tan mágica que en cualquier época del año saben vestirse. Saludos.

Paco: Yo creo que quienes vamos a cine para ver cine, y además ser razonablemente respetuosos huímos de ese tipo de gente. No puedes imaginar el contraste de ver manadas de personas voraces de consumo en Media Mark y a los pocos minutos ubicarte en una estupenda sala para ver Blade Runner junto a 11 educadas personas.

Patón: Tienes que ir ya, tienes que ir ya, sin demora. Que grandiosidad. Gracias por avisar.

Mario dijo...

que poco te acuerdas del cine de verano de tu pueblo, que al menos lo había. Pero a veces gusta el murmullo en el cine, el escandalo, las risas, hasta la exaltación...todo por lo que estamos viendo

José Antonio Flores Vera dijo...

Pero, claro, en verano todo es distinto. Uno iba al cine buscando un poco esa diversión con los amigos, la cantina...en fín disfrutar bajo el manto estrellado. En ocasiones la peli era lo de menos...Muy similar al realismo mostrado en la películas italianas de los 50.