viernes, 27 de noviembre de 2009

UN CAMINO CON SABOR A "EL NOMBRE DE LA ROSA"




A eso de las 4 de la tarde, cuando el sol aún estaba lejos de apagarse inicié mi ruta de, aproximadamente, 12 kilómetros entre Pinos Puente y Caparacena.
Los primeros quinientos metros vaticinaban una tarde de perros; de hecho, ha sido el primer día en el que he salido con marga larga -una camiseta técnica Asics de color azul mar con una disimulada raya lateral blanca, del mismo y logotipo de la marca también de color blanco-, que estrenaba hoy precisamente. Pero, inmediatamente, cuando avanzaba por un camino intermedio rodeado de olivos que siempre me ha sugestionado (hubo una época, ya lejana, en el que siempre me iba a correr por ese camino tras salir de la oficina. Posteriormente comía, mientras veía el genial comienzo de "El nombre de la rosa". Por tanto, ese camino - el ser vive de buenos recuerdos- me recuerda de una forma muy especial esta película-), el frío fue desapareciendo y el aire fue menguando, al tiempo que la zancada la presentía fácil y el avance rápido.
Vapuleado por mis pensamientos - prueba de que iba bien en todos los sentidos-, pronto penetré en la aldea de Caparacena. Veintitrés minutos marcaba el reloj. Así que fiel a la idea de hacer una hora completa, decidí avanzar en dirección al Pantano del Cubillas para dar la vuelta justo en el minuto 30 de recorrido.
La vuelta fue mucho más estimulante. Me sentí fuerte y con ganas, recortando en un minuto el regreso. Finalmente, cuando llegué al lugar donde estaba aparcado el coche, al final de la calle de Pinos Puente que me vio nacer, sentí satisfacción. Dicen que D'Stefano pronunció emocionado "Gracias, vieja", cuando comprobó lo mucho que le había dado el fútbol. Yo pronuncié otra frase: sencillamente: "gracias".

9 comentarios:

Antonio dijo...

La verdad es que sí. Eso mismo digo yo muchas veces. Doy gracias por el primer día que salí a correr y por cada día que disfruto corriendo. Ahora, al estar aquí, estoy más desconectado de series, carreras y marcas. Ahora sólo es correr, como terapia y es impresionante. Atravesar el rio y ver la luna reflejada en él. Recorrer calles desiertas alfombradas por las hojas del otoño. Sentir el frio en mi cara. Es lo mejor del día.

Un saludo desde la Pérfida

José Antonio Flores Vera dijo...

Antonio, ¡así se habla! celebro mucho que valores todo eso que tan bien cuentas. Es que es esa la esencia del correr. Ese disfrute sin ataduras. Lo otro, las series, las marcas, viene a ser un condimento muy importante, por supuesto, pero ese disfrute pisando las hojas del otoño -que en Oxford tiene que ser alucinante- es impagable.
Saludos desde la cada vez más invernal Granada.

roberto dijo...

muy buena la entrada de un camino con sabor y es que siempre hay señales en el camino que nos llevan a recordar y rememorar momentos ya vividos.esta mañana nos sorprendio la lluvia camino de alhendi y claro hay que terminar el entreno, lluvia, vientoy temperatura no muy fria, lluvia que aun persiste en estos momentos lo cual invita a una tarde de castañas y chimenea ( o similar acompañado de un abuena lectura )

roberto dijo...

ah por cierto leyendo el comentario de vicente de la entrada anterior aun no me puedo creer lo de paquillo un atleta de elite con un palmares inigualable que se manche de eas forma , supongo que algo tendra que decir.esto merece caso aparte y te invito a que escribas sobre el. saludos roberto

José Antonio Flores Vera dijo...

Claro que sí, Roberto. Los corredores tenemos que correr con lluvia, frío, viento y nieve. Todo nos debe dar igual porque somos una parte de esa naturaleza que es testigo de nuestras grandes, medianas y pequeñas gestas (siempre que no pongamos en peligro nuestra integridad). De hecho y lo he escrito en ocasiones: me encanta correr bajo la lluvia. De hecho, esta misma tarde igual hago unos kilómetros por el pantano, que sumados a los de ayer y anteayer podría culminar con los 30 previstos.
Lo de Paquillo es lamentable, porque estoy seguro que ese chaval siempre actúa con buena intención. Es un campeón pase lo que pase con él ¿ Escribir sobre él ? Es algo que llevo tiempo queriéndolo hacer dentro del proyecto Florens que compartimos Jesús y yo. Ahora creo que será un buen momento, incluso para publicarlo en Ideal. Saludos amigo.

Javi dijo...

Correr como terapia. Desde luego que cada vez más me apetece retornar a esa dimensión. Ando un poco harto y desilusionado de tanto entreno, que, para mi juicio, no es igual que correr. Lo hablaba con Manolo -compañero ejidense- la semana pasada, y es que apenas hablamos cuando "entrenamos", porque no podemos, sencillamente. Sinceramente, lo único que me apetece es devorar kms mientras hablamos, mientras sentimos frío en nuestras caras. Se aproxima Navidad y ya sabéis lo que nos espera. Moclín y mañanabuena y a la inversa, como queráis.

Un abrazo

José Antonio Flores Vera dijo...

Javi, sin llegar a entrenar demasiado a fondo, comprendo perfectamente tus palabras. Correr debe ser algo placentero.
Desde que he sucumbido a diversas lesiones un buen día me pregunté lo siguiente: seguir corriendo para mejorar o simplemente seguir corriendo. Ganó de goleada la segunda opción.
Habrá que ir planificando pronto esas salidas. Espero estar con confianza sufuciente para afrontar esa sin igual subida. Saludos.
¿ Y lo de Córdoba ?

Paco Montoro dijo...

Siempre es gratificante leer tus entradas amigo. La verdad es que damos la GRACIA con el corazón, de verdad. Un abrazo

José Antonio Flores Vera dijo...

Correr es nuestro privilegio, Paco ¿ Por qué será que cada día lo valoramos más ?
Gracias amigo.