sábado, 10 de marzo de 2007

EL OFICIO DEL CORREDOR


Llega un momento en la vida del corredor que la actividad de correr casi forma parte de su ADN y lleva a cabo su actividad tan espontáneamente como cepillarse los dientes. En una ocasión observé a un corredor con mucho oficio en sus piernas que mientras corría llevaba a cabo determinados ritos: sacaba un pañuelo para limpiarse la nariz, conectaba su MP3 tan distraidamente como si estuviera cómodamente sentado en un transporte público, se ajustaba la cintilla del pantalón, al tiempo que iba hablando conmigo como si estuvieramos dando un plácido paseo, de manera que mientras yo íba algo más que tocado trás ocho o diez kilómetros, él estaba tan fresco que pareciera estaba comenzando a rodar. Así que me pregunté en mi fuero interno si algún día podría yo llegar a esa forma de interpretar el correr, que es muy similiar a una forma determinada de interpretar la vida.
Y pensaba en ello ayer por la tarde por las circunstancias que ahora me dispongo a comentar: tal y como escribí aquí la ídea era llevar a cabo entre quince y dieciséis kilómetros duros, toda vez que la ruta elegida denota dureza, pero lo cierto es que me encontraba bastante cansado y me quedé dormido como un lirón, de manera que cuando desperté a las seis menos cuarto ya no era posible hacer esas ruta porque mientras me preparaba e iba hasta Pinos Puente transcurriría más de media hora, así que casi calzándome por el camino opté por hacer la ruta Pinos Puente- Caparacena que tiene entre ida y vuelta nueve duros kilómetros. Posteriormente sí aún clareaba podría añadir sobre un par de kilómetros más, incluyendo una camino entre olivos. Y fue en esas circunstancias cuando comprobé que ya este corredor va atesorando algo de oficio porque sin él es muy díficil soportar la presión psicológica de pasar de la nada más absoluta y ofuscado por el tiempo hacer casi once kilómetros, teniendo en cuenta que ya sería de noche alrededor de las siete y diez minutos. Probablemente sería por ese motivo por el que sentía las piernas livianas y la energía intacta, a pesar de que la digestión no había acabado de hacerse por completo. Así que cuando volvía de Caparacena, entre el kilómetro cuatro y cinco aún veía en el horizonte los últimos rayos de sol porfiando en su brillo y remisos a abandonar el día, comprendí que con suerte aún podría añadir esos dos kilómetros por entre medio de los olivos que tantas satisfacciones me dieron en su día cuando aún creía que el correr consistía en rodar algo más de cuatro o cinco kilómetros, tres o cuatro veces por semana.
Por lo tanto al comprobar que la tarde había sido provechosa a pesar que pintaba mal al principio, me sumí en una amalgama de excelentes sensaciones y disfruté enormemente de esta faceta que supone correr, y a pesar de que rodaba a un ritmo bastante vivo, incluso por debajo de cuatro minutos treinta segundos el kilómetro, agradecí la visión que me ofreció la puesta de sol, por detrás de las casas mas altas de Pinos Puente al tiempo que pensaba en aquella milenaria tierra que se abría ante mi paso. Desde luego que ayudó y estimuló el excelente trabajo de Avalanch que en ese momento tronaba en el IPOD.
Y así se lo conté a Paco senior - que su afición futbolera le está apartando por ahora de las carreras dominicales- mientras le ponía a punto el ordenador a Paco junior en cuanto a herramientas necesarias para poder disfrutar lo que Internet nos ofrece hoy día.
Cuando volvía en coche hasta Granada, mientras escuchaba la BSO de la tercera parte de El Señor de los Anillos, pensaba que los corredores contamos con un preciado don que está tan al alcance de la mano de todos nosotros y que resulta increible que la mayoría de la gente no lo precie, por desconocimiento o por inanición.
Mañana estaremos en Loja y será una carrera dura de unos 13 kilómetros, si bien a estas alturas de la tarde no sé como la tomaré. Lo más importante es que sirva para el entrenamiento planificado para el Maratón de Madrid, pero que duda cabe que si percibo buenas sensaciones la abordaré competitivamente, intentando bajar algo la marca de la edición anterior, si bien son cuestiones que están siempre en un segundo plano.
Suerte a todos los que participéis y ya contaremos cómo ha ido.

3 comentarios:

J. G. dijo...

Una gran imagen la de abajo, historia pura será con el tiempo.

Un saludo, y voy a ver si cambio el enlace.

Paco Montoro dijo...

No hay nada mejor para relajar nuestros músculos que dormir a pierna suelta.
Ayer participé en la XXX edicion de la Minimaraton peña del Bastón. Carrera urbana en llano hasta la subida a Gibralfaro (últimos 1500 metros ).En total son 8 km, distancia que completé en 37´22, a 4,40 el km, sorpresa para mí pues 24 horas antes hice los 30 en Los Montes.
Cuéntanos a ver como te a ido en Loja.

José Antonio Flores Vera dijo...

Jesús: Esa foto hay que reeditarla cada 16 de enero, y esperemos que algún año asomados al vértigo de una barra.
Paco: Excelente marca la que hicíste en esos duros kilómetrso después de la tirada larga. Esta misma tarde subo la crónica de la carrera de Loja.