VISITA A MEDICINA DEPORTIVA

La visita al Centro de Medicina Deportiva esta mañana me ha despejado varias incógnitas. La primera: no existe ninguna lesión en el sóleo; la segunda: no se trata de un problema del tibial anterior. Se trata de una microrotura -otra- en la zona baja del gemelo, que no obedece a mayores problemas. El consejo de la facultativa que me ha atendido (ya nos estamos convirtiendo en viejos conocidos) es descanso -que ya estaba haciendo-, la aplicación de Flogoprofen que es un buen antiinflamatorio, alternando con aplicación de Trombocid ó Traumeel pomada. Además de la ingestión de tres grageas de Traumeel. Una vez desaparecido el dolor volver a trotar tres días a la semana, no más de 15 minutos. De manera que la transición entre el trotar y el correr si no reaparece el dolor será cuestión de unos cuantos días más, si todo va bien. No obstante, siempre que acudo a este centro me interesa sobremanera preguntar a los facultativos acerca del por qué y el cómo de la lesión que me afecta. Y siempre obtengo respuesta favorables que contribuyen a que poco a poco conozca mejor mis debilidades biomecánicas. Y hoy he conocido una, que al parecer es la que está provocando una lesión cada seis meses de media, casi siempre localizada en la misma zona.
Tras un sencillo ejercicio de estiramiento que consiste en una sentadilla sin despegar las plantas de los pies del suelo, la doctora ha constatado que el cuerpo muscular que existe entre rodillas y pies no está suficientemente elongado. Todo ese grupo de músculos (soleo, tibial anterior, tibial posterior, gastrocnemio, plantar, peroneo largo, etc.), necesitan de ejercicios específicos de elongamiento. No existe flexibilidad en esa zona y, por tanto, cuando estos músculos se comprimen como resultado del esfuerzo de la carrera aparece la anomalía, las contracturas y las microroturas.
Todos tenemos zonas vulnerables y muchas de ellas se pueden remediar por medio de ejercicios específicos, siendo los de elongación los más adecuados, además de los de reforzamiento múscular de la zona.
Intuía que mis gemelos casi siempre me ofrecían problemas. Hoy sé un poco más acerca del motivo. Avanzando en el conocimiento de nuestro cuerpo aprendemos a escucharlo mejor, sin duda.
Le comentaba también a la facultativa que como antesala de una lesión, suelo percibir -en algún entrenamiento o en alguna carrera- me quedo vacio de energía, tal y como me ocurrió subiendo al Torreón con Víctor y Antonio. Y, claro, la explicación -que la hay- vienen determinada porque, o bíen, se ha salido a entrenar mal alimentado, mal provisto de carbohidatos, básicamente; o bien, porque existe cansancio generalizado y la energía desaparece como consecuencia de agotamiento de determinados músculos, respuesta que interpreta la mente como ausencia de energía. " Si posees esa cualidad y la mente te avisa, aprovéchala", me comenta la doctora. " Eso significa que sabes escuchar al cuerpo". Es algo que intuía, pero necesitaba dotarlo de alguna explicación técnica o científica. Hoy ha llegado la explicación.