sábado, 17 de mayo de 2008

POESÍA




Cada año por estas fechas, con ocasión de la entrega del Premio de Poesía Federico García Lorca, que este año ha sido otorgado al poeta valenciano Francisco Brines, existe la buena costumbre de "decorar" los ventanales de los autobuses urbanos de poemas. Y resulta que yo siempre leo en el autobús. Me conecto el Ipod -que me sirve para desconectarme, ¡vaya paradoja!- y comienzo a leer. Y ocasiones ha habido en las que no me he percatado de mi parada y he continuado si alguna lectura me ha ensimismado más de lo conveniente. Pero nunca o casi nunca leo libros. Para esa actividad necesito más concentración y sosiego, a no ser que se traten de libros técnicos que conllevan menor ensimismamiento. Normalmente me inclino por revistas literarias, aprovechando los trayectos, para ponerme al día sobre lo nuevo que se publica.



Y es común que en ocasiones lea algunos artículos de Runner o de la nueva Running Planet.
Hasta hace poc
o los ventanales estaban plagados de fichas de reptiles, con ocasión de una muestra de estos animales en el Parque de las Ciencias de Granada, y así supe que las serpientes más pequeñas a veces suelen ser las más mortíferas, al tiempo que los mecanismos de defensa de los ofidios, ya sea camuflándose con el entorno o simulando estar muertos, no son más que para coger a su futura víctima por sorpresa. Y que afortunadamente, nuestro país, no es de los más activos en cuanto al número y especie de reptiles.



Pero ahora esos ventanales, como decía, están plagados de poemas. Y los leo todos. Algunos me han llegado a cautivar, haciéndome recordar la época en la que parecía vivir para la poesía, tanto para escribirla como para leerla. Así que nada más llegar a casa tras hacer 13 estupendos kilómetros a ritmo de competición, sufriendo sostenidamente por esa Vega que también es poesía, contaminada de fuerte viento esta tarde, y tras tomar unas cervezas con Emilio, me fuí hacia los anaqueles de mi librería y comencé a buscar un libro de poesía que me cautivó hace ya bastante tiempo y que fue premio Adonais: "Adjetivos con agua, adjetivos sin agua", del madrileño Javier Peñas Navarro. Aquellos poemas fueron para mí todo un descubrimiento. Y desde entonces no he leído nada similar. Pero no encuentro el libro. Recuerdo que lo presté - ya hace tiempo que no presto libros, prefiero regalarlos- a no sé quien y, claro, nunca me fue devuelto. En alguna ocasión lo ví en alguna librería y no lo adquirí, ya que pensaba que lo tenía. Pero no lo tengo y eso me ha descorazonado. He buscado algunos de los mejores versos por Internet, y existen referencias del autor y del libro, pero sólo he detectado un poema en un e-book, pero no era uno de los que recordaba como preferidos. Recuerdo que uno de los poemas más apreciado comenzaba así "pero una tarde ya no llegó el afilador..", pero no recuerdo nada más. Será difícil encontrarlo, pero lo intentaré (así que si os topáis con él no dudéis en comunicármelo). Pero en cambio tuve suerte de dar con otro de mis autores fetiche, éste mucho más conocido, el Premio Nobel Pablo Neruda, chileno. De su conocido poemario "20 poemas de amor y una canción desesperada", siempre me incliné por los poemas, sobre todo por éste:





Te recuerdo como eras en el último otoño.

Eras la boina g
ris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo.

Y las hojas
caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en qu
e mi sed ardía.
Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma.


Siento v
iajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa

hacia donde emigraban mis profundos anhelos

y caían mis besos al
egres como brasas.

Cielo desde un navío. Campo desde los cerros.

Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma¡

Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas
secas de otoño giraban en tu alma.


Era una época en la que buscaba poesía y reunía en torno a mis lecturas poéticas de los tres o cuatros poetas que más me interesaban: Baudaleire, con "Las flor
es del mal", todo lo de Kavafis, Jaime Gil de Biedma, Lorca que descubrí más tarde, y Ramón Irigoyen, que no sé si seguirá escribiendo poesía ya que le leo algunos artículos de opinión en Ideal.



Y escrib
í y publiqué en algún libro recopilatorio y en algunas revistas literarias. Lo demás lo guardé, pero nada destruí. Os cansaré incluyendo uno de los dos que aparecieron publicados en un libro recopilatorio editado por Granada Histórica y Cultural que se denominó "Más de cien poemas para la primavera" y que recitamos en el Ayuntamiento de Granada:

Sabíamos de la primavera
por la singular geometría de la noche,
por el lento bostezar de los días,
por la incipiente luz que nacía.

Entonces destapábamos los recuerdos
de los rincones fríos del invierno,

y se tornaba nostálgica la noche.


También que la tarde se alejaba,
despacio, oscureciendo el agua.

Sabíamos de la primavera por el llanto,
que estallaba en los pechos henchidos,
y porque se
sentía el rumor tórrido del agua.

Y nos mirábamos sin ojos,
que éstos ya estaban en la noche,
con la ebriedad que concede el alma.


Pero ya no suelo leer poesía. Ahora optó más por la novela y el ensayo histórico y político, principalmente. Pero estos días he leído muchos versos en los autobuses urbanos y recordado el regusto de la poesía, de manera que sería un ejercicio muy aconsejable esa lectura, si queremos salvarnos de tanta estulticia que impera.

6 comentarios:

Jesús Lens dijo...

Querido amigo, sólo por esta fenomenal entrada ya merece la pena que se celebren estos días poéticos en Granada. Enhorabuena y muchas gracias por deleitarnos con estos bocados poéticos tan personales e íntimos.

Paco Montoro dijo...

Jose Antonio, no soy un gran lector de poesía, pero esta entrada tuya me ha llegado. Un abrazo

pd: he leído el post de Victor, el cual no he tenido ocasión de leerlo hasta hoy, me ha encantado y he dejado un comentario.

José Antonio Flores Vera dijo...

Alter, de vez en cuando tenemos que alejarnos de ese bocado de realidad que es la vida misma y dejar que la imaginación y el espíritu asuman el control. No debemos alejarnos de los buenos versos. Gracias por tus palabras.

Paco, celebro que te hayan "tocado" estos versos, pero ¿ no es nuestra afición poesía en sí?

Vacuit dijo...

Tampoco soy lector de poesía (lo era, pero me resulta más entretenida la novela o el ensayo histórico), pero he disfrutado mucho con tu poema. Espero que no hayas dejado de escribir, o que por lo menos a partir de la entrada la recuperes.

José Antonio Flores Vera dijo...

La poesía, amigo Vacuit es un ejercicio delicado. Un buen día pierdes el hábito de escribir poesía y probablemente no la recuperes nunca más. No sé si volver a escribir poesía, pero seguro que iré introduciendo algún poema más por aquí. Gracias por tus palabras.

Anónimo dijo...

Ah, coincidimos entonces en el patio del antiguo convento (uno de los muchos) de la plaza del Carmen esa mañana de celebración de la primavera.

Me alegra haber encontrado tu blog. Ya pasaré por aquí alguna vez. El mío lo tienes abierto siempre que quieras.

Saludos.