viernes, 30 de mayo de 2008

PROYECTO FLORENS: X QUERÍA CORRER

Hoy, por fín, tras varios retrasos motivados por la actualidad más candente, abordamos una nueva entrada del proyecto Florens, ese ilusionante quehacer creador que un día nos propusimos mi Alter, Jesús Lens y servidor. Hasta ahora hemos glosado a figuras del deporte, que por un motivo u otro, en algún momento de sus carreras, han debido reaccionar ante un cambio de ciclo o circunstancias sobrevenidas. Asimismo hemos abordado personajes de ficción literaria e intentamos no alejarnos del mundo del deporte, o al menos que éste tenga un trasfondo determinado. Pero nos interesa algo más que eso: nos interesan circunstancias cambiantes, ciclos agotados, nuevas estrategias, la voluntad por mejorar o por sentirse arrastrado por derrotas o vorágines sobrevenidas. Buscamos que el deporte, la vida e incluso la opción socio-económica sea el móvil que mueva este proyecto. Y que al mismo tiempo se amplifique porque será una manera de ampliar nuestras miras e, hipotéticamente, de aportar anuestros eventuales lectores otra visión de la vida y del deporte.

En esta ocasión tendrá entrada un relato. Teniendo como protagonista a X, un personaje de ficción que un buen día me imaginé, basándome en la original entrada que hace pocos días introdujo Paco Montoro en su blog. Una entrada en la que hablaba de un tipo obeso y fumador, con el que compartíó banco público en la calle. Esa lectura hizo que viniera a mi mente el personaje de ficción X al cual intenté darle vida propia y asociarle un proyecto - el de correr - a pesar de las dificultades que le rodeaban, tanto a nivel de ambiente, como de amigos y familia. Y resultó lo que podés leer unas líneas más abajo. Espero que este personaje, alojado en la ficción más absoluta, pueda evocaros algo o, tal vez, a alguien. Es una posibilidad.

X QUERÍA CORRER



Dedicado con todo

mi afecto a Paco Montoro


X era un tipo gordo, pero sus amigos y su familia apostarían su hacienda para desmentir que lo era. Y quería correr. No podía hacerlo ahora, pero eso no importaba demasiado ¿Por qué no podía correr ahora? Por su volumen, por sus pulmones encharcados de humo, por sus hábitos alimenticios. Pero correría. Algún día.

Los hábitos que había atesorado con los años también eran un problema: una copa de brandy por la mañana tras el café, las tres o cuatro cervezas con su respectiva tapa antes de almorzar, el par de botellines de cerveza y los dos vasos de vino almorzando, el par de cubatas después del trabajo con los colegas del tajo, de nuevo las dos cervezas con la cena, y - ¿ por qué no ?-, el cubatilla tras la cena viendo tranquilamente la peli de la noche o el comienzo del programa del Buenafuente ese. En fín lo normal y cotidiano. Pero los fines de semana toda esa secuencia cambiaba: podrían dar las cuatro de la madrugada bebiendo ron y ginebra.

Y en cuanto a hábitos alimenticios, pues los de toda la vida, los que había copiado de sus padres, y éstos de sus abuelos, aderezados por los nuevos alimentos que sus pobres padres (nada más trabajar y trabajar) no habían conocido: ese delicioso sabor de las hamburguesas en McDonald’s; esas deliciosas patatas fritas, al alcance de la mano en cualquier tienda, esas riquísimas salsas, de roquefort, de pimienta verde, de mayonesa acaramelada, de ketchup, cosas deliciosas. Vivía tranquilo con toda esa vida que había ido engendrando a su alrededor: los colegas, con hábitos parecidos a los suyos; las diversas ceremonias que repletaban su agenda, cada fín de semana (¡ qué panzá de reír con los amigos! ¡qué punto cogemos! ¡que bien se lo pasan ellas, mientras nosotros nos arremolinamos en la barra y el tío del teclado canta, canta y canta! Todo eso debe ser la esencia de la felicidad). Pero nada de eso tenía que ver con ser gordo. O al menos no se consideraba como tal: nadie de su círculo se lo decía en momento alguno. Gordo era el colega Luís que pesaba 130 kg., y fumaba porque adelgazaba lo suyo. Gorda era su madre, lo había sido su padre, lo era su hermano mayor. Incluso sus abuelos. No había problema con eso. Es más, para todos él había sido el deportista, y aún acariciaba la idea juvenil de querer correr. Algunos de sus amigos que ahora compartían sus hábitos lo habían hecho con él por los caminos que circundaban el pueblo. Recuerda con orgullo que habían llegado a hacer hasta ocho kilómetros de una tacada. Eran los años deportivos, pero también años hedonistas, años en los que se estaba forjando una de las dos opciones: o dedicarse al deporte en el tiempo libre; o dedicarse a una vida más pasiva y hedonista. Optaron por esta segunda opción. Ya se sabe: el curro, la mujer, los niños..

Poco se podía elegir en aquel ambiente establecido en el pueblo. Si es que se quería elegir, que parece ser que no había demasiado interés en hacerlo.

Pero un buen día X, se fue del bar en el que se tomaba un par de cubatas tras la salida del curro, un poco antes de lo habitual. Y, claro, todos sus colegas se mofaron: que si te ha dado un toque la parienta, que si tu suegra, que si ya no aguantas, en fín, toda una lanzadera de frases típicas y tópicas que se vierten hacía el colega que se marcha el primero. Pero no, nada de eso que decían sus colegas le ocurría: se iba a correr. Le había estado dando vueltas toda la mañana. Y si probaba hoy mismo. Y si se ponía el raído chándal de la mili y comenzaba a trotar por el parque cerca de casa. Ya era hora de llevar a cabo esa ansia juvenil.

Claro, él no sabía que correr con un cubata recién tomado, junto a un voluminoso plato de patatas fritas, un almuerzo a base de morcilla, junto a tres botellines de cervezas, y un bocata previo a las doce de la mañana, sin contar con la copa de brandy con el desayuno, podría ser contraproducente. Tampoco sabía que correr con unas zapatillas de camping pesando 103 kg.., pudiera ser problemático. Así que tras 500 metros se refugió frente a un arbusto del parque cercano a su domicilio y comprobó que toda esa ingesta era mucha para un solo día. Al mismo tiempo, mientras se inclinaba para verter lo que el organismo no deseaba, comprobó que sus voluminosos gemelos adquirieron de pronto un tono morado. Se fue a casa pensando que debería de haber seguido en el bar con sus colegas. En definitiva, tenía 38 años y esa era su vida. De nada serviría esforzarse por cambiarla. Esas eran las reglas. Ese era el redil por el que él estaba destinado a pasar.

Pero no debería de desmoralizarse nuestro amigo por esa nimiedad; es más, debería de estar contento. Si el organismo rechazaba toda esa fastuosa ingesta de comida y bebida de todo un día es porque no lo necesitaba. Al menos no para correr. Pero ¿Y el dolor en el gemelo izquierdo? ¿Y ese color violeta que iba adquiriendo una tonalidad cada vez más oscura? A las 12 de la noche mientras veía la peli y con el pie extendido en el sofá ya no pudo resistir el dolor y fue a urgencias. Lo acompañó su mujer, que no paraba de reprocharle que no debería de haber hecho locuras (curiosamente no estaba para ella en la categoría de locura ingerir el líquido que ingería a diario).

El facultativo le preguntó si había hecho algún movimiento brusco. Y fue cuando comprendió que correr lo era. O al menos, lo era si no se había hecho con anterioridad, de una manera pausada (andar, correr, andar, correr). Se fue desmoralizado de urgencias. Pero se levantó cambiado. Soy otro hombre, se dijo.

Tras unos días de reposo y ocultando la cojera a sus colegas, volvió a la carga. En esta ocasión ya no fue al bar después del trabajo: se fue a correr. Pero no cometió la estupidez de hace unos días: corrió, andó, corrió y andó. Y nada le ocurrió a su gemelo. Llegó contento a casa. En vez de un cubata bebió agua, mientras que su mujer le miraba de soslayo entre preocupada y sorprendida.

Por las mañanas no se tomó una copia de brandy. La última la dejó llena en el mostrador. No tomó tres cervezas en el almuerzo: tomó solo una. Y la cena era más ligera que nunca. Y siguió corriendo.

A los pocos meses tuvo dos gastos extras: unas zapatillas de una marca algo así como Ascirt, que le encargó a un frutero del barrio que también corría; y una buena factura de Pepi la costurera que había eliminiado cintura de sus pantalones.

Su entorno social, lógicamente, se rebeló: sus colegas lo arengaban para que siguiera con ellos en el bar; su mujer se resistía a dejar de comprar morcilla y sus cuñados no comprendían que nunca tuviera tabaco. Es más, en ese fín de semana hubo dos celebraciones populares: una boda y un bautizo. De la primera se fue antes de que se abriera la barra tras el almuerzo. Ante las insistentes preguntas de familiares y amigos, X sólo decía que se sentía mal. Del segundo, tan sólo accedió a ir a la iglesia, y gracias a una razón fundamental: era el padrino.

Madrugaba los fines de semana para correr, pero aún no sabía que existían carreras los domingos. Corría alrededor de cinco kilómetros seguidos y había adelgazado 8 kilos.

A los 6 meses, el frutero le preguntó si le interesaría correr una prueba popular de 10 kilómetros. Y, claro, inmediatamente la declinó con frases, que son las mismas en estos casos, del tipo: no estoy preparado, ahí la gente corre mucho, estoy aún muy gordo, haré el indio. Nada, nada, le contestó el frutero, así hemos comenzado todos. Y X se fue con él a la prueba. ¿Y qué pasó? Que a X le encantó la experiencia, principalmente porque comprobó con estupor que tras él llegaban corredores. A la vuelta de la carrera no hacía más que preguntar al frutero cuando era la próxima.

A las pocas semanas, pareciera que todo su entorno social se le caía encima: toda la gente que le rodeaba parecía conspirar contra él: por su figura cada vez más delgada; por su abstinencia gastronómica y etílica; por su lenguaje más correcto; por sus silencios. En esos días comenzó a descubrir dos cosas que le dejaron boquiabierto: libros escritos para corredores y cosas de corredores en Internet. Lugares donde la gente que corre escribía sus experiencias. Al principio sólo leía blogs del tipo Diario de un Pateador o Correr para morir más tarde. Leía y callaba. Absorbía todo ese conocimiento que parecía atesorar esos corredores. Y entonces un mundo nuevo se abrió ante sus ojos. No podía imaginar que éste existiera, o lo que es más inexplicable: que existiera más allá del bar de sus colegas. En aquellos sitios de Internet y en los libros, hablaban de Maratones y Medias Maratones. Y las cifras kilométricas que leía le producían verdaderos ataques de angustia (¿21 Km..42 Km.. Díos..?.). Pero al mismo tiempo comprobaba que mucha gente corría esas distancias. Había corrido ya 10 kilómetros seguidos en varias ocasiones, pero de ahí a correr el doble va un abismo.

A las dos semanas corrió 12 seguidos y sufrió un mareo. El médico le dijo que había sufrido un problema de hipoglucemia y le explico cosas sobre alimentación, si se sometía a un ejercicio intenso. Le habló de carbohidratos, de bebidas isotónicas, de fibra. Nada de eso estaba antes en sus hábitos alimenticios, de manera que su mujer ya curada de espantos un día dijo que si quería comer esas marranadas que se fuera a comprarlas el sólito. Y eso hizo. Compró pasta de todo tipo, isotónico, marca Hacendado. Incluso unas bolsitas de algo que se llamaba “cola de caballo”, que el médico le había dicho tenía propiedades diuréticas. Todo eso tomó X y lo notó. Notó que su energía cuando corría era mayor, que aquellos hábitos anteriores eran un desastre y que debía desandar mucho si quería andar mucho también. Así que manos a la obra.

Tras muchas vicisitudes X es otro. No ve ya a muchos de sus antiguos colegas y no suele ser muy visto en las ceremonias. Ya se ha apuntado a un club, se ha suscrito a Runner y lee todo lo que encuentra sobre Media Maratón. Esta mañana pesaba 87 kilos.

35 comentarios:

Paco Montoro dijo...

Jose Antonio mil gracias por esta dedicatoria que no merezco.
Casi todos los que estamos enganchados al mundo del correr, venimos de situaciones muy parecidas, y gracias a ese gesto tan sencillo como es correr, nos cambia la vida a mejor, aunque para mi y a algunos, muy a mejor.
Excelente este nuevo artículo del proyecto de Florens.
Un abrazo

Jesús Lens dijo...

Paco, totalmente merecida esta dedicatoria ya que aquella entrada de tu Blog nos abrió los ojos y la memoria a muchos.

Un relato éste que debería hacer pensar a mucha gente y repalntearse una vida cómoda, fofa y abúlica.

Un inmejorable acicate para mejorar, todos, en nuestras rutinas, replantearnos las cosas que hacemos, etc.

Antonio dijo...

Me ha gustado mucho es creo de lo mejor que os he leido, o por lo menos de lo que más me ha llegado, has descrito el ambiente de X con una perfección que casi me sentía yo atosigado por el grupos de amigos de barra (lo que el amigo Javi se refiere como el circulo del mal), conoces bien la lógica de los pueblos pequeños. Creo que X no es ficción somos un poco todos.

Un abrazo

José Antonio Flores Vera dijo...

En absoluto Paco, lo tienes merecido, como bien dice Jesús. Esa observacion tuya nos abrió los ojos, y mira por donde de él ha surgido este personaje de ficción.

Por cierto Alter, podríamos hacerle un seguimiento a X. Sería interesante.

Antonio, gracias por tus palabras. Tu lo has dicho, todos hemos estado en ese círculo del mal. Y voluntariamente nos gusta o nos ha gustado está. pero si estamos ya en este lado (que no se si sería el círculo del bien,jeje), hemos acertado ¿no crees?
Por cierto, Antonio, ayer cayeron unas Kayano y unos sabrosos 15 kilómetros con Mario. Leí lo de tus series. Debíste disfrutar como un enano.

Anónimo dijo...

Genial. COmo dice Antonio, X somos todos un poco. Y ese círculo del mal sigue existiendo, pero hablando claro, me la trae floja. Un vez que se descubre este mundo, ese círculo no ejerce ninguna presión.
¿uNAS KAYANO, DÓNDE, CUÁNTO???????''
¿QUÉ HAREMOS MAÑANA??????

victor dijo...

Absolutamente genial, que contraste de los 2 mundos. Me pasó igual que a vosotros cuando leí aquella entrada de Paco Montoro. La lástima es que se ve muy claro desde nuestra perspectiva pero las personas "del otro lado" no creo que sean capaces de ver los excesos a los que están sometiendo a su cuerpo... enhorabuena Florens!.

victor dijo...

Antonio, se me hizo tarde, no pude salir al final. ¿mañana qué? ¿habrá lluvia?

José Antonio Flores Vera dijo...

Gracias amigos, celebro que os haya gustado. Nos retrata o nos retrató en algún sentido.
Javi, te envío por correr ahora la referencia de la Kayano.
En cuanto a la salida de mañana ¿ mañana o tarde ? Yo preferiría tarde por varios motivos, el principal que estoy machacado tras dos días seguidos fuertes, pero lo que digáis. En cuanto a ruta, preferiría que no hubiera cuestas, pero lo que diga la mayoría.

Anónimo dijo...

Prefiero tarde. He dicho.

Anónimo dijo...

Leí tu artículo en papel, en la edición de El Ejido. También el de Jesús. Os he promocionado por aquí, jeje.

José Antonio Flores Vera dijo...

Javi, traételo si puedes, a ver como salimos en Almería, jeje.

Mario dijo...

yo soy xy
mañana toca pedlaes estoy algo machacao

Jesús Lens dijo...

A mí tb me viene mejor por la tarde. Lugar y hora...

Antonio dijo...

Por la mañana o por la tarde, cuestas o llanos, llueva, nieve o truene, allí estaré. He vuelto

Anónimo dijo...

Diossss!!! Antonio, acojonas que no veas. La que nos vas a meter el sábado...
José Antonio, has encontrado las kayano de la talla 11,5?? yO no la veo por ningún lado en ebay.

Jesús Lens dijo...

Compae, hace falta un socio para evitar a estos galgos...

Jesús Lens dijo...

Alter y amigos de la Marcha Verde y bitacoreros varios: el domingo subiré el enlace con Florens, que se me acumula la tarea.

Pero he calentado un poco el tema, a través de una sugerente tira cómica.

Vosotros, ¿con quién os identificáis?

Pasad a patear el mundo sólo un instante...

Anónimo dijo...

Javi ya he fichado unas Kayano 13, en ebay, a las malas por 80 euros las tienes. Ya hablamos mañana.

Anónimo dijo...

Señores, tras arduas investigaciones, el Sr. X , ha salido a la luz, ese señor es EL COMPAE.

rECIBAN UN FUERTE ABRAZO BUENA GENTE.

Anónimo dijo...

Señores, tras arduas investigaciones, el Sr. X , ha salido a la luz, ese señor es EL COMPAE.

rECIBAN UN FUERTE ABRAZO BUENA GENTE.

Anónimo dijo...

¿Qué hacemos mañana? Mirad qué horas son y sin saber na......

José Antonio Flores Vera dijo...

Javi lleva toda la razón. Mi propuesta egoista e interesada: Yo estoy molido, por lo tanto no estoy demasiado bien para cuestas y tampoco para un tirón descomunal pero tenemos que saliiiiir!!!. Yo optaría por llano, por la Vega. Ahora bien, si no queremos estar cogiendo autobuses y cosas así, podíamos quedar en un sitio fijo donde vayamos y vengamos. Haced propuestas lechones.

Anónimo dijo...

Quedemos en Pinos Puente. A partir de las 5,30. El recorrido lo eliges tú, ida y vuelta en la Cruz de Granada. No menos de 17 kms, eso sí, ¿eh?
Mañana veré qué habéis decidido. Ahora, uno que se va a la piltra.
Buenas noches

José Antonio Flores Vera dijo...

Javi lo ha dicho:

QUEDADA OFICIAL:

MAÑANA SÁBADO A LAS 17,30 EN LA CRUZ DE GRANADA.
EN PRINCIPIO PARA HACER 17 KMS:

PINOS PUENTE- ZUJAIRA - CASANUEVA - ANZOLA - PINOS PUENTE.
ESE CAMINO AUNQUE LLUEVA SUELE ESTAR BIEN, PORQUE HAY MUCHO ASFALTO TAMBIÉN.

POR TANTO, TODO AQUEL QUE SE QUIERA SUMAR A LAS 17,30 EN LA CRUZ DE GRANADA
(YO VOY EN COCHE, SI ALGUIEN SE QUIERE VENIR QUE ME AVISE).

Anónimo dijo...

Bien, ahí estaré. Váis a llevar algún tipo de avituallamiento? Lo digo por si al final nos metemos más kms de los previstos, jeje.
José Antonio, vuestro artículo de Ideal lo leí el viernes, ya que aún purulaba por ahí la prensa del día anterior, pero cuando fui a buscarlo de nuevo, ya lo habían tirado, imagino, pues desapareció. No he podido traerlo, pues.

Barry Manilow dijo...

Menuda catarsis en un entorno hóstil a la salud, el deporte y los buenos hábitos. Por cierto, ¿qué es la cola de caballo"

Vacuit dijo...

Happy ending: X consigue correr y cambiar radilcamente de vida a pesar de tanta visicitud, incomprensión y tentaciones. Bien por X

Anónimo dijo...

Bueno allí estaremos, lo que no me ha quedado claro es la ruta que vamos ha hacer ¿es la de Pinos hacia el pantano?.
Yo no llevaré avituallamiento, al menos no en principio.
Javi y Victor, además de Abel, podemos quedar e irnos juntos ya que tenemos que pasar por el mismo sitio más o menos.

Javo tengo unas Kayano vistas a 73 euros.

José Antonio Flores Vera dijo...

Javi, se ve que alguién se nos adelantó y nos arrebató los artículos. Alguien con gusto, supongo, jeje Ya compré las Kayano. Total 70 € todo incluído ¿ Has mirado las indicaciones de mi correo ?

José Antonio Flores Vera dijo...

Antonio, finalmente haremos 17 por la Vega. Ahora bien, si alguien quiere hacer más, hay posibilidades. Dónde beber agua? Creo que hay un punto, sobre el kilómetro 12 ´+ -

Amigo Barry -¿Barry?-, la cola de caballo es una infusión, con propiedades diuréticas. Suelen venderlo en herbolarios.

Vacuit: Hay que animar a nuestro amigo X, para que no vuelva a caer en el "círculo del mal".

Anónimo dijo...

No sé donde poner la talla, que es 11 1/2 americana. Veo muchas en ebay pero no de esa talla! Es que soy un zoquete para esto

José Antonio Flores Vera dijo...

Si estas en el sitio correcto, a la izquierda de tu pantalla, existen varias opciones (antes deberás seleccionar shoes men). Una de ellas es Size y viene en talla americana, claro.

Anónimo dijo...

Se me han puesto los pelos como escarpias al leer la historia de X. Dejé de correr en plan serio hace justo una década pero, afortunadamente, me las he apañado para no dejarme arrastrar por esa pendiente de los kilos, la modorra, el sofá, la bartola orgullosa, etc.
Llevo una vida más o menos sana y he practicado otros deportes que me mantienen más o menos a tono, pero tengo amigos que se encuentran justamente en ese punto en que estaba X antes de empezar a escapar del círculo del mal. Tienen 34 años y algunos ni se plantean modificar sus hábitos. Deben estar esperando a que, con 45 años, el médico les cante las cuarenta y les diga que el infarto navega por sus venas a toda velocidad hacia el corazón.
Sin embargo, lo que más me ha cautivado de la historia de X tiene que ver con un azar personal.
Creo que el destino me ha hecho un guiño y está empezando a colocar sobre mi cabeza una inmensa X.
Es cierto que todos somos, hemos sido (o seremos) un poco X, pero me temo que a mi me va a tocar esta vez asumir de lleno ese papel.
Siento no poder ser más explícito, no quiero joderla por contarlo. En la semana entrante os daré todos los detalles.
Un abrazo.

José Antonio Flores Vera dijo...

Bienvenido Manolo. Me alegro que la historia de X te haya hecho reflexionar con la lógica y certeza con que lo haces. Intenta no entrar en el insondable camino de X y cuéntanos detalles... Saludos.

Mario dijo...

martes o miercoles teneis una cita pendiente en el llano. Ya comentamos.