viernes, 13 de junio de 2008

REFLEXIONES ANTE LA RAGUA.

No estoy pensando obsesivamente en La Ragua, pero tampoco puedo decir que no me produzca algún desasosiego. Se trata de una prueba que marcará una etapa. Como la marcó la primera media maratón que hice. Como la marcó el Maratón de Madrid. Crecemos, por tanto. O al menos, eso espero.




Ha sido una semana distinta. Distinta en entrenamiento. Distinta en sensaciones. Al principio de semana había planificado subir al Torreón de Albolote, una altura importante de los alrededores de Granada, obviando lógicamente Sierra Nevada y su entorno. Pero al final no lo hice. El martes percibía que las piernas las sentía cansadas tan sólo con subir escaleras -no suelo utilizar ascensores- y me pareció una señal de alarma ese dato. No llegar con las piernas frescas a La Calahorra se convertiría un problema. Como ya lo fue el llegar cansado a Órgiva. Así que opté por hacer 12 kilómetros suaves y en llano.
El jueves consideraba acertado hacer 17 kilómetros por la Vega, con alguna dificultad, no importante, pero dificultad al fin y al cabo. No obstante, el excesivo respeto a ese puerto de 2.030 metros de altura, también me hizo desistir. Dar más kilómetros a las piernas quizá fuera contraproducente. En su lugar opté por hacer 10, entre Pinos Puente y Caparacena, incluyendo algunas cuestas, sobre todo para no perder demasiado tono muscular adquirido en las semanas anteriores. Diez kilómetros a un ritmo muy suave, no bajando de los 5' el mil. Además aproveché para estrenar con las Kayano, que hay que decirlo, se comportaron perfectamente.




Decía que no me ha obsesionado demasiado saber que el domingo tendré enfrente, amedrentándome, las rampas de La Ragua, pero sí atesoro algunas preocupaciones: a la debilidad que experimenté en Órgiva, al tenue pinchazo que me está aportando el soleo izquierdo desde ayer. Y me quisiera detener en este último dato.
Me ha aterrorizado pensar que en algún momento pudiera ocurrirme como en Los Palacios. Espero que no. Resulta
que ayer tras estrenar muy suavemente, a pesar de que durante el entrenamiento nada percibí, en casa sentí un ligero pinchazo en la zona indicada. Al levantarme esta mañana ese pinchazo no era importante, pero lo presentía al andar. Y al llegar a casa no dudé en ingerir una gragea de Traumeel al tiempo que me apliqué Flogoprofen. Sé que esas acciones han sido producto del miedo, pero también se trata de aportar precaución. Y cierta sensación de tranquilidad, ante el milagro homeopático.

Muchos de los corredores que lean este blog en general, y en particular esta entrada, podrán interpretar que quizá sean demasiadas las prevenciones, pero han de saber que quien esto suscribe es tan sólo un corredor popular de lo más normal. Uno más de los que hacen bulto en las carreras. Un tipo al que le gusta correr por correr y que consta de muchas limitaciones, a pesar de que exista en ocasiones algún que otro resultado que, hipotéticamente, pudiera parecer meritorio. Pero, claro, todo dependerá de quien lo intérprete. Para un corredor novato podrá pensarse que corremos rápido y entrenamos duro, pero para un corredor avanzado - y ya no digo de élite- el resultado apenas llegará a ser modesto. Y es a esa segunda tesis a la que este corredor se abona. Uno corre por afición e intenta cuidarse lo máximo posible, pero cuando se enfrenta a estos grandes retos (maratón, carreras de montaña), surge la inquietud y la ansiedad, sabedor que uno sólo es un corredor nórmal, popular y aficionado; y que en todo caso la grandeza sólo vendrá de la mano de lo que sea capaz de sufrir, de una mente fuerte que sepa asumir ese sufrimiento. De ahí, que el miedo a desfallecer, a debilitarse a mitad de carrera o a lesionarse estén siempre presentes. Es una de las muchas circunstancias que nos diferencian de la élite.
Pero allí estaremos. Porque lo hemos decidido. Porque queremos crecer. Porque queremos hacer esta carrera, an
tes de que sea demasiado tarde. Porque queremos materializar la imagen idealizada del corredor que sufre corriendo por un puerto de montaña. Porque queremos ser testigos reales de que es posible hacer algo más que lo que hacemos de ordinario. Por todo eso vamos a La Ragua. Por querer asumir todo eso es por lo que experimenté tantas dudas. Por todo eso me costó tanto tomar la decisión. Como me costó hacer un maratón. Como me costó enviar mi primer artículo a la prensa. Como me costó presentarme a unas oposiciones. Como me costó hablar en público por primera vez o hablar ante una cámara de televisón. Como me han costado los grandes decisiones que he tenido que tomar en mi vida. Porque soy humano. Porque no soy nada extraordinario y las cosas me cuesta hacerlas como a todo hijo de vecino. Como me cuesta subir cuestas.



Pero también sé que tengo en Mati un apoyo inquebrantable, que no desfallece, a pesar de la dificultad de convivir, con la anarquía, el pensamiento contrario, la acción inoportuna, la decisión casi
siempre equivocada, la visión distorsionada, entre otras rarezas e incongruencias.



Y es igualmente cierto q
ue para muchos menesteres importantes de la vida uno, casi siempre, ha estado bien acompañado. De grandes personas. De espíritus elevados. De personas generosas. Escribo y sé que siempre podré intercambiar reflexiones con un espíritu muy elevado, el de Jesús Lens.

Que corro y asumí el gran reto de correr el Maratón de Madrid, pero tuve la suerte de compartír esa inquietud con Mario, que también corría esa prueba por primera vez. Creé este blog en soledad e inmediatamente obtuve respuesta, en un principio a través del ánimo y los comentarios de Jesús Lens y, posteriormente, de la inquebrantable fidelidad de Paco Montoro y otros amigos y como colofón de lujo de ese maravilloso grupo de Las Verdes, con los que comparto comentarios, entrenamientos y carreras. Y conocer a los miembros de este grupo ha sido entrar en contacto también con espíritus muy superiores. Cada uno de ellos de distintas características, tanto para correr como para enfrentarse a a la vida, y con cada uno de ellos he establecido una perfecta comunión. A algunos ya conocía. De hecho, mi mejor amigo, el de toda la vida, el de la infancia, está entre ellos: mi compae Paco; a otros les conocía de referencias más o menos directas o indirectas, caso de Mario, con el que compartí - como decía - horas de entrenamiento y una Maratón, además de ser del mismo pueblo. Incluso conocía a José Manuel, principalmente a través de su hermana. Y a Víctor le conocí un poco antes, por su relación con Pinos Puente. Pero no conocía al resto: a Abel, a Javi a Antonio. Y con ellos existió desde el principio un perfect entendimiento, hasta el punto que la relación parece más antigua de lo que es.



De hecho, con Antonio - y con Ana - he compartido, hemos compartido Mati y yo-, hace unos días una velada de cine ( algún día hablaré de la Niebla, la película que vimos), y unas Verdes, como trasfo
ndo de conversaciones intensas y amenas. Como lo hacen los viejos amigos. Y hemos tenido oportunidad en varios ocasiones, dada la proximidad de nuestros respectivos trabajos de tomar un café y varias cervezas. Como ha sido el caso de ayer viernes, 13 de junio. Nos hemos llamado. Hemos hablado con frecuencia. Nos hemos organizado para vernos. Como ha ocurrido con Abel, el primer Verde del blog, que ha visitado mi lugar de trabajo y hemos compartido cervezas y conversación en Oliver, en alguna ocasión con Maria del Mar. Esa relación cercana ha sido bastante común en la relación con los demás integrantes del grupo, y no sólo a nivel de quienes corremos sino también de quienes nos acompañan en nuestra vida y la comparte. Entre ellas, entre nuestras novias y mujeres también ha existido esa química.


Y no es fácil. No es fácil que personas que comparten probablemente una sola afición demuestren esa proximidad y descubran que comparten muchas más cosas en este proceloso mundo de vanidades y cartón piedra. Es obvio que cada uno es distinto, cada cual tiene su carácter y sus sueños, pero hemos convergido en muchas cosas y eso es lo importante.




Y cinco de ellos estaremos corriendo en La Ragua. Luchando contra un terreno dantesco. Sufriendo. Pero también motivados por nuestra mutua presencia. Lo sé.



Y el gran cirujano de esa catarsis, que duda cabe que ha sido Antonio, que hoy me asustaba cuando me insinuab
a que yo correré en el Veleta. Pero no, eso ya sería demasiada catarsis, ya que esa sólo podría venir de la mano de una especie de onanismo aplicada a la decisión final de correr en la magna montaña. Y estoy alejado de esa tesis. Pero al mismo tiempo la capacidad politóloga de Antonio, nacido y dotado para ese tipo de acciones de convicción (alejate Javi de esas sutiles palabras de nuestro amigo malagueño), podría dar sus frutos.
De manera que la suerte está echada. Mario comentaba que podría haberse apuntado. Seguro que hubiera acertado. Como hubera acertado Abel. Y Paco y José Manuel. Pero hay que respetar el parecer de cada uno.
Pero la recompensa será enorme. Un rincón de La Calahorra nos aguarda trás la carrera, lleguemos o no lo hagamos. Estaremos con nuestras parejas. Un grupo de amigos. Personas que en esta selva que es la vida, un buen día deciden redirigirse su atención. Y correr. Y beber. Y comer. Espero que allí estemos, si no corriendo, al menos degustando unas viandas, la mayor parte de nosotros. Porque luego habrá mucho que contar, mucho que recordar. Antes que sea demasiado tarde.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífica reflexión. Si la inquietud hacia la prueba de mañana genera estas palabras, ¡habrá que hacer muchas más! Allí estaremos, luchando lo indecible, pero como dices, respaldado cada uno de nosotros por la presencia de los otros compañeros. Muy distinto sería correr uno ó dos solos, aquí, independientemente de en qué orden lleguemos, somos un equipo.
La ´deficiente conexión a internet que tengo hace imposible que te envíe las fotos de Órgiva. Seguiré intentándolo. Si no, lo haré el lunes desde el instituto.
Deseando estoy de que llegue mañana. Luego nos llamamos y quedamos a una hora para mañana.
Felicidades, pues creo que es tu cumpleaños, ¿o es el de Mati? Pues entonces felicidades para ella.

Antonio dijo...

Felicidades José Antonio, magnífica entrada, estoy poniendo un examen, ahora mismo los estoy vigilando con mi presencia, tengo el cuerpo un poco chungo, al final me puse a currar hasta las de de la mañana y hoy madrugón, mejor así esta noce caeré como un angelito.

Nos vemos mañana.

José Antonio Flores Vera dijo...

El mio Javi. Muchas gracias amigo.
No te preocupes por las fotos, hay espacio virtual suficiente para incluirlas cuando sea....Es posible que esas palabras sean como una especie de testamento, ante lo que se avecina jeje.
Hablamos luego, para quedar.

Antonio, gracias. Y ese mal cuerpo? Seguramente, como dices, te pegaste una paliza hasta las tantas, unido a esas cervezas que nos tomamos. Yo luego continúe en la casa de un vecino, pegado como una lapa donde me pusieran una buena cerveza, jeje y también tengo hoy la cabeza un pelín distraida. Se nos pasará de aquí a un rato.

Jesús Lens dijo...

Querido Alter, ya sabes cómo siento estas reflexiones como propias. Son estos desafíos los que te hacen reflexionar y replantearte las cosas. Te provocan miedos, dudas y sensaciones.

Esta tarde noche, a modo de refelexiones pre Ragua, pondré en el Blog lo de Correr por Sensaciones de nuestro Proyecto Florens que ya conoces, de forma que sea leído en las horas previas y durante nuestro desafío.

Se me hace raro estar aquí sentado, como velando las armas del guerrero, el día previo a la batalla, intentando encontrar esa paz de espíritu que nos permita afrontar el reto de una forma positiva, calmosa y tranquila.

Amigos Verdes, ya sabéis que me he apuntado a esta locura por vuestro influjo. Y no sé si daros las gracias... u odiaros cordialmente.

Mañana lo hablamos ;-)

victor dijo...

Jose Antonio, felicidades por ese cumpleaños. Mañana, como dices, un peldaño más en la aventura de correr, ya verás (veremos) como igual que pasó la primera vez que corriste una media maratón cuando lleguemos a meta vamos a desmitificar estas carreras de montaña: duras sí, pero ahí estaremos para plantarles cara, todo es cuestión de ilusión y voluntad.

ah! ¡Y que gane España!. Un saludo

victor dijo...

Táctica mía para mañana: convencer a Antonio y Javi para que no corran conmigo, que se peguen a mis vecinos Blas y Carlos, y a Daniel... estos 2 si no me revientan en subida...

Paco Montoro dijo...

Compartiremos esas sensaciones mañana en la Ragua. Yo estoy igual que tu y ver ese perfil de carrera es de respeto. Esta mañana hemos hecho Emilio (mañana también va) y yo 6 kms por la Malagueta, luego un baño y hemos hablado de estrategias.
Y la mejor es ir con las cuestas y en los últimos kms, aguantar el ritmo llevado o acelerarlo, según como estemos de fuerza. De todas formas el sufrir no nos lo quita nadie.
Esta entrada tuya me ha motivado mucho, y espero que esas molestias en tu soleo sea pasajera, yo con mi rodilla derecha estoy un poco tocado. A estas alturas de la temporada ¿quien no lo está?.
Hasta mañana en la Calahorra....

Anónimo dijo...

A LA CONQUISTA DEL OLIMPO.

Mañana, dia 15 sobre las 10 de la mañana cinco corredores populares, amigos mios, cargados de fuerza y muchos atributos, lucharan por alcanzar una meta.

21 Km durisimos, de subidas , subidas y mas subidas os esperan, tendran que hacer frente a todo tipo de adversidades, ,sufrimientos, temores, etc etc.

Desde aquí os mando todo mi apoyo y animo para que afronteis ese reto sin miedo, cargados de ilusión y de energia positiva.

AQUILES, MALAGUEITOR, PATONIDIS, FILIPIDES Y ANTONIO NIKOPOLIDIS, dejaran su huella en la cima de la Ragua.

Que la fuerza de ZEUS Y DE VUESTRO COMPAE OS ACOMPAÑEN.

Un fuerte abrazo BUENA GENTE.

Anónimo dijo...

Gracias por los ánimos Paco. Te echaremos de menos.

Ánimo que queda poco poco

Jesús Lens dijo...

¡Quiero que llegue mañana! ¡Quiero que pase mañana!

Anónimo dijo...

Jesús, mañana llegará y pasará. Debes saber que todos, con la excepción de Antonio, sentimos respeto y cierto desasosiego ante lo que se nos avecina mañana. Vamos, que estamos cagaos vivos.
Compae, te echaremos de menos.

Jesús Lens dijo...

Compae, Mario, Abel, José Manuel... cagüen la mar... qué envidia!!!

Hoy cenaré pasta, pero, dado que no me gusta el RedBull, me zampé un buen cacho de pollo!!!!!!!!!

José Antonio Flores Vera dijo...

Gracias Victor, nos vemos mañana.

Paco, en estas carreras diempre conservador, desde luego. Las fuerzas dirán luego.

Compae, lo que hablamos. De locos. Hubiera estado bien que hubíeramos hecho pleno, pero en estas carreras siempre hay que respetar la voluntad del doliento, que es el corredor.

Osk@r dijo...

Magnífica entrada amigo!!! Ya verás como todo sale bien y esas molestias no son nada mas que eso, molestias.

Mucha suerte en la carrera.