lunes, 9 de junio de 2008

LO IMPREDECIBLE, EN EL DEPORTE, EN LA VIDA. LA DECISIÓN FINAL SOBRE LA RAGUA

Los corredores pocas veces logramos predecir lo que puede ocurrir en una carrera. Se trata de un deporte. Y en el deporte, como en la vida, cualquier planificación prevía es ficción. Pero tal vez ese caos sea lo verdaderamente atrayante de ambas cosas: del deporte y de la vida.
Si en la existencia todo fuera predecible, cuantificable, calculado, previsible, lineal...nada tendría sentido. Si supiéramos con exactitud qué pasará en el próximo minuto ya no tendría sentido el futuro, siempre tan incierto, tan impredecible, tan tridimensional, tan excitante.
Y en el deporte pasa igual que en la vida. Nada de lo que pueda ocurrir en una prueba de fondo, un partido de baloncesto o un partido de tenis es posible conocer con antelación. Y lo peor es que los cambios radicales, bruscos, importantes, sustanciales, se producen en un pis pas. Y algo de eso experimenté ayer, en la prueba de fondo de Órgiva. Si en el mes de diciembre en un pis pas percibí una "pedrada" en el gemelo izquierdo mientras corría por la campiña sevillana hacia la localidad de Los Palacios, ayer, al poco de girar en la rotonda en Lanjarón, un poco después de que un espectador dijera
-ante mi sorpresa-: ¡ venga que llevas dos Verdes delante!, al poco, decía, comencé a sentir que las piernas no iban.
Y la cosa fue en aumento. Cuando me crucé con mi compae Paco y palmeamos nuestra
s manos, la situación de debilidad no era aún preocupante. De hecho, él percibía que iba fresco y vivo, pero al poco surgió la catarsis. Observé el kilómetro 12 y reparé en que quedaban seis y medio aún. Pero yo no tenía fuerzas ni para hacer otro más. Y fue cuando de manera más seria hice amago de parar.
Pero no es algo de lo que me hubiera sentido orgulloso.
Pensé en qué momento podría reencontrarme con el coche escoba. Lo había visto minutos antes detrás de los últimos corredores y valoré ese hecho como demasiado tiempo. También podría parar un poco y volver a correr pasados unos minutos. PERO NO ME SENTÍA CANSADO. ESTABA VACIO. Por lo tanto, detenerme tampoco hubiera sido lo adecuado.
Llegar andando hasta la meta.
Algo que tampoco m
e hubiera satisfecho. Primero, porque llegaría muy tarde para todo. Para ver a los compañeros, para disfrutar de una carrera, que no había terminado, tomando unas cervezas; para poder sentir esa satisfacción que ofrece el terminar y vas a por tu bolsa del corredor. Muchos fueron los argumentos que se me representaron. Por tanto, decidí bajar el ritmo y seguir.
Pensaba en todo eso cuando atisbé el kilómetro 13. Aún no era franca la bajada pero sabía que llegaría en el kilómetro 13 y medio. Se trataba de correr como pudiera ese medio kilómetro e inmediatamente comenzar a bajar. Al menos en la bajada la energía puesta en escena sería menor: tan sólo dejarse llevar por la inclinación del terreno.
Era una situación precaria y, por tanto, pensé en el último medio kilómetro de la prueba. Sabía que no era de
bajada. En condiciones normales ese medio kilómetro es de los que esperas sin problema alguno en una prueba larga. Un terreno exento de subida, llegando en llano prácticamente. Pero aún así se me representaba como martirizante pensar en él. Así que decidí dejarme llevar por la bajada y diferir ese pensamiento negativo para un poco más tarde. Y curiosamente cuando llegué a él, pasado el puente de entrada a Órgiva, a pesar de la debilidad, sentía que las ansias por llegar tiraban de las piernas, más de lo que hubiera sospechado.
Llegar en esas circunstancias -muy penosas, os lo aseguro- era ya una victoria. Muchos pensaréis que el tiempo realizado y el promedio no apuntan a pájara alguna, pero creédme si os digo que viví de las rentas de la subida, principalmente.

CONEXIÓN LA RAGUA

















Y claro, en ese momento lo lógico era descartar por completo correr el Medio Maratón de Montaña La Calahorra-La Ragua. Nada de correr. Nada de subir más cuestas. Y mucho menos de bajarlas -oportunidad que allí no se daría, por supuesto-.
Así que todo el día ha estado presente esa carrera en mi cabeza (inscribirme, no inscribirme). Imprimí el boletín, mientras leía los comentarios de mis compañeros de Las Verdes: Javi me preguntaba: "¿Vienes a la Ragua?"; Jesús decía: " Alter, apuntémonos a la Ragua y nos lo tomamos como reto alpino, más que atlético!!!"; un poco después Antonio preguntaba "José Antonio, ¿te has apuntado al final?; y finalmente Jesús de nuevo comentaba: "Alter, tienes que venirte a la Ragua!!! Pienso que es una carrera que a las piernas nos afectará menos que la de ayer. Afectará a pulmones y corazón y sobre todo, a la cabeza. La de veces que nos encontraremos dicien
do eso de ¿Que hago yo aquí?". ¿QUE HAGO YO AQUÍ? Preciosa pregunta. Preciosa frase. Es la pregunta que se hacía el gran Haile la noche anterior a pulverizar el récord del mundo de Maratón. Allí, en la soledad de su hotel berlinés, comprobando por la ventana cómo la meteorología era despacible.



















A eso de las nueve y algo me llamó Antonio a casa y cogió el teléfono Mati. Intercambió unas palabras con él mientras yo introducía en el piso viandas y productos ante la incer
tidumbre que nos están provocando con el asunto de la huelga de transportistas (realmente, pensaba mientras compraba y comprobaba el desasosiego de la gente, somos vulnerables. Vulnerables y fácilmente manipulables). Y surgió la pregunta sobre la Ragua. Le comenté a Mati mimícamente que no comentará nada, que quería mantener el suspense. Cogí el auricular y comenzamos a hablar de la carrera de ayer, de su fin de semana en Málaga, de las Nimbus, que le acaban de llegar de EEUU, de quedar para el miércoles para ir al cine. Y solté de forma descontextualizada: ME ACABO DE INSCRIBIR PARA LA RAGUA. Y sé que se alegró. Es más, me comentó que intuía que al final me inscribiría y que ya vería como iba a ser una carrera que me gustaría sobremanera. De manera que dijimos de planificar el día. Asistir con nuestras parejas e informarnos de algún sitio que merezca la pena (creo recordar que Jesús comentó que conocía algún sitio).
Sabía que en el grupo nos ilusionaba que todos fuéramos a correr a la Ragua. Antonio con sus dotes politólogos nos había convencido a los más reticentes, aunque finalmente - y lo lamentamos- no acudirán Abel, Mario, Paco y José Manuel, aunque espero que se acerquen a La Calahorra a comer. Inscribirse era lo natural. No haberlo hecho me hubiera provocado un desasosiego hasta el domingo, además de sentir que vuestro interés -amigos míos- hubiera caído en saco roto.
De manera que a lo hecho pecho. Ya está la Ragua en nuestra agenda de carreras. Ya está todo el
pescado vendido y no se debe ni se puede dar marcha atrás. Allí estaremos para las duras y para las maduras. Como decía Javi, si no se puede más, pues se para. A tomar sandía, indicaba Jesús. A lo que sea. EN LA RAGUA HAY QUE MORIR. Ahora hay que intentar tomar precauciones en el entrenamiento de esta semana, alejándome de sobreentrenar o no dejar los días de descanso necesario, error cometido en los días previos a Órgiva; llenar los depósitos de glucógeno y mantener muy viva la ilusión, que es la que, en definitiva, nos hacer apuntarnos a este tipo de locuras. Y es que somos corredores.

22 comentarios:

Jesús Lens dijo...

¡¡¡Bien!!! Me alegro mucho de que te hayas decidido y verás como te sacas la espina de Órgiva.

Si os parece, reservo para las dos en un noble restaurante campechano de la zona. Pero tenéis que decir para cuántos (aprox) Ojalá que Abel, José Manuel y Paco se animen.

Hoy sí me duelen las piernas. Había pensado descansar el jueves, correr el viernes y dar un suave trotar el sábado, corriendo hoy y jugando mañana al básket.

Pero creo que me daré una tregua esta tarde...

José Antonio Flores Vera dijo...

Por mí estupendo. Esperemos a ver qué dicen nuestros amigos Paco, José Manuel, Abel y Mario. ¡¡Lo que me costó tomar la decisión!!! Pero ahora estoy contento.

Anónimo dijo...

Me alegro muchísimo por tu brava decisión. Intuía que te apuntarías, jeje. Será una prueba épica, además veo que el espíritu belicoso de Antonio te ha cautivado: ahí se va a morir, de eso no cabe duda. Recitifico: si no se puede, se sigue, nada de pararse. Sufriremos, sólo así sentiremos la gloria de la meta, como hiciste acertadamente en Órgiva, no te detuviste y te sobrepusiste al bajón.
Enhorabuena por la decisión y a la conquista de la RAGUA!!!!!!!!!

José Antonio Flores Vera dijo...

Qué remedio Javi: había sufrido un férreo marcaje y cantos de sirena muy cautivadores y uno es un Ulises muy permeable. Y lo que dices, Antonio, con su enorme capacidad politóloga-negociadora acabó cerrando la operación. Pero, claro, también hay que suponer que uno está en esto porque la azotea vá regular jeje, algo que ya demostramos Mario y yo el año anterior y han demostrado este año Victor y Antonio corriendo en MAPOMA.
¡¡Jesús, Javi, Paco, J.Manuel!!! Del Mapoma siguiente no os libráis, ya se encargará Antonio de ello.

Antonio dijo...

Gracias por atribuirme lo de convencerte, pero, siendo sincero, más bien estabas deseoso de que alguien te dijera lo más mínimo para ir. Si tengo capacidad de convicción se verá en el Veleta. todavía no me doy por vencido y estoy convencido de que voy a ver al menos a tres verdes en la linea de salidad, lo de la meta ya no lo twengo tan claro.

Pero, aquí se viene a morirrrrr!!!!!!

José Antonio Flores Vera dijo...

Jajaja, no te falta cierta razón amigo. El tercer candidato al Veleta está siendo ya ferreamente marcado, y todos sabemos quién es.

victor dijo...

¡Si señor!, yo no quise presionar más para que no te vieras muy acosado pero me alegro mucho de tu decisión. Además tienes una responsabilidad como autor de este blog de contar de primera mano las carreras de Granada y alrededores (jeje).

Yo también estoy asustado con esta carrera, ¿quien no?, pero intuyo que va a ser de las mejores. Un saludo y ¡que gane España!

Anónimo dijo...

Pues con una hábil finta me deshago del férreo marcaje y me voy al corner a perder tiempo, o mejor a encerrarme atrás, achicando balones a porrillo...
El domingo que viene habría que ponerse un pañuelo o algo llamativo con el fin de hacer la locura aún más pintoresca. Yo buscaré uno, o un casco vikingo, algo...

José Antonio Flores Vera dijo...

Víctor, gracias por abtenerte de ejercer esa presión mediática, jeje, que como autor del blog me hubiera dejado ko. Todos tenemos miedo a esa carrera.
Javi, esa táctica futbolera futbolera de poco te servirá ante la capacidad de Antonio de despejar balones, que los enseñan muy bien en Ciencias Políticas, jeje.
Yo sí tengo previsto ponerme el pañuelo de las grandes gestas, el que me puse en el MAPOMA. Iros haciendo de alguno.

Gregorio Toribio Álvarez dijo...

Bueno, allí nos veremos, eso espero.

Paco Montoro dijo...

Como me alegro de que estes en la linea de salida de la subida a la Ragua. Estas carreras son sobre todo psicológica e ir con las cuestas y no contra ellas, como tu bien dices se para y si no se afloja el ritmo.
No se si será peor que la subida a la ermita de Cabra, esa es muy, muy dura, de todas formas la voy a correr al mismo estilo, sin prisa pero sin pausa. Podemos hacer un grupo e ir juntos, y quien tenga mas fuerza que tire, es una competición y haremos lo que se pueda.
Tu carrera el Orgiva fue muy buena, supiste sufrir. Todos los días no son iguales, ese no fue tu mejor día pero aguantaste el tipo, y eso es lo que cuenta.
Ánimos y nos veremos el Domingo.

Mario dijo...

otro intrepido!!!! menos mal que se que no puedo ir... jose antonio 1:24 y te quejas?

José Antonio Flores Vera dijo...

Mario, jaja, eres la voz de mi conciencia. Llevas razón, no debo quejarme del crono, tú conoces esa prueba. De hecho el año pasado sólo pude verte la espalda. Pero al pasarlo tan mal lo ves todo negro.
Esta tarde saldré a las 8 tras el partido y es posible que Abel también. Podría ser buena idea hacer algo suave por el camino que va a Atarfe -lo conoces-, si lees esto a tiempo, apúntate.
El jueves subíremos al Torreón, pero no hasta el mismo torreón.

Mario dijo...

quizas la expectativa tras una mas que buena subida.
Esta semana vuelov de momneto al alba.... pero con sol.

Anónimo dijo...

Chicos, me da miedo de leer eso de que "si no se puede, se sigue, nada de pararse". Pienso que no es ningún desdoro pararse y andar si has llegado al límite de tus fuerzas.
Tú, José Antonio, seguiste en Órgiva el otro día, pero si te hubieses parado no hubiese pasado nada. Pero veo que el espíritu killer-kamikaze está adquiriendo tal fuerza entre vosotros que parece que el que se pare no merece llamarse corredor.
Tampoco es eso, ¿no? No creo que sea muy bueno extender esa psicosis del sufrimiento. Es mi opinión, siento si alguien se ofende. Un saludo.

José Antonio Flores Vera dijo...

Manolo, son frases que se dicen, pero todos sabemos que cuando no se puede dar un paso pues..no se puede. Yo en Órgiva aproveché la inercia de la bajada, pero te aseguro que si en vez de bajada hay alguna subida más o llano me hubiera parado y no hubiera pasado nada. Como paré en Los Palacios. Te joda, te fastidia, te frustra, te baja la autoestima a la altura de un besugo, pero se para. Lo hace la élite ¿ por qué no lo íbamos a hacer nosotros ? Curiosamente -conté en su día- tras retirarme en Los Palacios a los pocos kilómetros se montó en el autobús el ganador del año anterior, un corredor africano. Eso lo explica todo.
Pero intentamos darnos ánimos con estas frases, pero luego la realidad del camino y la carretera es otra cosa. Saludos.

Anónimo dijo...

BIEN DICHO MANOLO.
Llevas toda la razón, nuestro compañero Antonio (Malaguita) ha visto muchas peliculas de Rambo, y si te pegas a él en alguna carrera,solo escuchas por su boca frases tales como:"No hay dolor, aquí se viene a sufrir, vamos a muerte, etc etc ...
Ahora, como has podido comprobar ha convencido a otros compañeros, que dicho sea de paso están mas locos que él, a la conquista de LA RAGUA.
Te puedo asegurar que esta gente llega a lo alto , aunque terminen en la UVI.
Pienso que todo el grupo de las verdes, tenemos un puntillo de locura, y en este mundo del correr, a los retos hay que plantarle cara.
Compae Antonio !!!A LO QUE HAYA!!!!
Eres un crack.

Pd. Mañana EL COMPAE, jOSÉ Manuel y Cristina (otra verde, que por cierto esta buenissima) nos vamos a la Vega, si alguien se apunta, a las 7 en la Cruz de Granada.
RECIBAN UN FUERTE ABRAZO BUENA GENTE.

Jesús Lens dijo...

Curiosamente, sobre la cuestión que plantea Manolo he estado trabajando esta tarde. ¿Dónde está el límite entre la sana diversión y la insana adicción?

Se plantea un interesante debate... que será mejor dejarlo para después de La Ragua.

Anónimo dijo...

Llevas razón Manolo, si hay que parar se para, esto es un deporte y lo hacemos para divertirnos, lo que pasa es que el aspecto psicológico es muy importante y estas brabuconadas ayudan a mentalizarse, pero vamos que no pasa nada por pararse, todo lo contrario, pararte puede evitarte una lesión y eso es tener cabeza.
Pero ya te digo también hay que trabajar el aspecto psicológico, especialmente paara afrontar algunas carreras.

Un abrazo

Anónimo dijo...

José Antonio ha dicho muchas veces que una de las cosas que hace atractivo esto del correr para los populares es esa ausencia de presión límite que soportan los corredores profesionales. Y tiene razón. El popular se exige porque si no nunca progresaría y acabaría aburrido por la falta de alicientes, pero conviene tener claro dónde se encuentra la frontera entre exigencia y obsesión.
Seguro que todos conocéis casos de populares que se toman esto demasiado a pecho, en plan profesional, y de ahí a la frustración ante la falta de resultados hay un pequeño paso.
Por eso os recomiendo no perder de vista lo que decía al principio, haciéndome eco de la teoría de José Antonio. Lo primero es disfrutar y lo segundo es mejorar. Ésa es la ecuación de los populares. La de los profesionales es la contraria.
Resumiendo, la pregunta clave es la que formula Jesús, ¿donde termina el entretenimiento y empieza la fiebre?
Hala, me voy a la cama.

José Antonio Flores Vera dijo...

Un tema muy interesante que habrá que debatir con detenimiento, sin duda.

Anónimo dijo...

Pues eso, como dice Antonio, son palabras motivadoras, sin más, pero no concibo este deporte sin un poco de sufrimiento. Para correr por el paseo marítimo sin levantar los pies del suelo ya están los guiris. Además nosotros hacemos running, no jogging. Obviamente, si veo que voy a desfallecer, me paro, sin duda, pero si no es así, prefiero dar hasta la última gota de sudor... Es bueno mantener esa capacidad de sacrificio, de sufrimiento. Nadie quiere morir disfrutando con este deporte, más aún sabiendo que nuestras mejoras no nos van a reportar fama, dinero ni reconocimiento, pero nos aporta satisfacción personal y autoestima, que es lo más importante.
SALUDOS