UNA TIRADA DANTESCA PARA UNA TARDE FRUCTÍFERA

Impresionante subida a Tiena con 1,5 kms. En el kilómetro 8 del recorrido.

Cinco verdes "desbocaos", nos atrevimos la tarde del sábado a hacer una tirada dantesca por una ruta que une a dos términos municipales: Pinos Puente y Moclín. Una ruta, que a pesar de no llegar a los 20 kilómetros - aproximadamente 19 -, es muy dura, tanto a nivel físico como a nivel psicológico.
Se trata de una carretera local que arranca muy cerca de la instalaciones deportivas de Pinos Puente y se extiende sinuosamente por un roto terreno, entre olivos y el río Velillos, hasta llegar a la pedanía de Tiena, perteneciente al municipio de Moclín. Pero antes de llegar a este bucólico y tranquilo pueblo hay que subir una rampa de 1 kilómetro y medio, que a más de uno se nos indigestó, sobre todo cuando no vienes precisamente de un terreno totalmente llano, ya que los kilómetros anteriores, desde la salida de Pinos Puente, son de los denominados "rompepiernas". La vuelta, si cabe, podría ser más dura, a pesar de no existir tanta exigencia de subida. Pero ocurre que las piernas ya vienen más rotas, el corazón más cansado y la mente juega ahora un papel importante. Es una ruta -ya digo- psicológicamente muy dura, casi inacabable. Excepto para nuestros dos guerreros particulares, los dos verdes con mejor estado de forma en este momento: Antonio y Víctor, que pareciera que la dureza de las rampas, de la ruta, ni tan siquiera la psicología fuera con ellos. "Manu militare", se apuntaban a todas las escaramuzas, a todos los cambios de ritmos, a todas las insinuaciones de ataque, hasta que finalmente, en la vuelta, se perdieron a ritmo perfectamente sincronizado por las sinuosos curvas de vuelta, hasta Pinos Puente. Los demás continuamos como pudimos.


Simbólico Pilar de Tiena, que nos hidrató y llenó los depósitos para la dura vuelta.

Jesús, Javi y yo sufrimos. Tal vez, por diferentes motivos. En mi caso particular estaba muy cargado y sin ánimo de sumarme a ninguna refriega, no por falta de ganas, sino por falta de piernas. Había salido esta semana que ahora acaba, sólo un par de veces, pero con una intensidad inusitada. La subida a la Ermita de los 3 Juanes, muy exigente para un negado de las cuestas como yo; y la rapidez de los últimos kilómetros en la salida por la Vega con Mario, sin descanso apenas, dejaron mis dos extremidades inferiores para el arrastre. Por lo comentado, Javi estaba sufriendo alguna indigestión coyuntural y Jesús, seguramente, pagaba el esfuerzo de la subida a Tiena, ya que ese volumen kilométrico lo supera ampliamente.
Pero muy motivador para los cinco. Y muy especial, tanto por la ruta, como por los buenos ratos que aún nos aguardaban en ese fructífero sábado.
La llegada la hicimos, al igual que la salida, en las instalaciones deportivas de Pinos Puente, donde pudimos compartir unos minutos de peloteo con Paco y Emilio, que estaban en el descanso de su partido semanal con la peña Bodegón.



El recién entrenado césped del buen campo de fútbol de Pinos Puente

Pero lejos de arrojarnos a la hierba del coqueto campo de fútbol intentamos recordar viejos tiempos (volé como antaño -bueno, como antaño, no-) y pateamos unos minutos, comprobando atónitos la evolución de la pelota cuando fue golpeada por Antonio.
Pero no podía ahí acabar la tarde. Sabíamos que nos quedaba una velada muy agradable cerca del Palacio de los Deportes, desbordado de coches. No en vano, 8.000 fueron los asistentes al concierto de Manolo García. No obstante, no quisimos abandonar el pueblo sin antes convertirnos en notarios de esas magníficas verdes que atesora el bar del Chino, que ha despachado tantas que me comentan buenas fuentes un hecho al parecer contrastable: Heineken le ha regalado dos televisores de Plasma de 42 pulgadas. Al menos el mando a distancia de uno de ellos podría correspondernos -¡digo,yo!. De hecho el otro mando lo teníamos ya ganado Emilio y yo-.
Y ya quedaba lo que antes comentaba. Esa sabrosa noche del sábado en compañía de nuestras respectivas parejas (Ana, Nuría y Mati ) , incorporados también Abel y Mª del Mar, marcando férreamente a un Lens monoparental en esta ocasión (se encontraba Sacai de viaje). De manera que como en la canción de Sabina-Los Secretos nos dieron las 1, las 2, las...;
Por tanto, muchos episodios y todos interesantes para un sábado que lejos de dedicarlo a sestear fue aprovechado para hacer las cosas que más nos gustan. Que se repita.

PD: No dejéis de escuchar -margen derecha del blog- el virtuosismo de Angelo Branduardi.